viernes. 29.03.2024

El PP se rompe en mil pedazos

Nadie duda que el PP sufre una crisis de descomposición interna a expensas de su sector más derechista...

Con la refundación de la extinta Alianza Popular surgió un milagro y democristianos e incluso algún socialdemócrata procedentes de la UCD compartieron mesa y mantel con el franquismo más nostálgico y lo hicieron disciplinadamente y sin fisuras mientras la izquierda mantenía dividido a su electorado en varias formaciones. Eran tiempos en los que el PSOE ofrecía una ilusión por el cambio que hoy ni por asomo transmite.

Sin embargo, poco a poco, aquél organizado cajón de sastre que fue la derecha democrática nacida por obra y gracia de don Manuel Fraga, se fue convirtiendo en un cajón de desastres del que hoy huyen quienes se sienten traicionados en las esencias de sus convicciones.

El primer competidor serio del PP surgió en Cataluña con “Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía”, una formación liderada por Albert Rivera que apelaba al sentimiento nacionalista español, se oponía al independentismo catalán y que, ante su éxito en las elecciones autonómicas catalanas de 2012, se ha animado a montar una plataforma que aspira a extenderse por toda la geografía nacional para combatir –y atención a lo que sigue porque admite muchas lecturas– la "preocupante desconfianza de los españoles hacia el sistema democrático”.

Casi simultáneamente surgió “Unión, Progreso y Democracia”(UPyD), un partido de ínfulas populistas y carácter progresista –según su fundadora, Rosa Díez–  con vocación españolista y un gran énfasis por la lucha contra el terrorismo que supo captar votos del desencanto tanto populares como, sobre todo, socialistas.

Y como no hay dos sin tres, auspiciado por José Antonio Ortega Lara Santiago Abascal, se acaba de presentar en sociedad VOX, un partido gestado y parido desde las mismas entrañas del Partido Popular. Un grupo que nace escindido del partido madre –al que fractura– y que aporta unas “ ideas claras sobre la unidad de España” y una crítica al Gobierno de Rajoy por ser “condescendientes y blandos" con ETA y su entorno. Casi nada.

Es fácil concluir de todo ello que estos tres partidos han puesto en jaque al bipartidismo y además se da la circunstancia de que, además, coinciden como si se hubieran puesto de acuerdo, en su ensalzamiento patriótico del nacionalismo español, en su enfoque ante el problema del terrorismo así como en un talante populista que ellos, naturalmente, niegan.

Nadie duda que el PP sufre una crisis de descomposición interna a expensas de su sector más derechista, una crisis plasmada en disidencias y abandono por parte de históricos como Vidal Quadras, espantadas como la renuncia de Mayor Oreja a liderar las listas europeas y desplantes como el de Aznar y su ausencia anunciada en la reciente Convención Nacional del PP.

Si a todo ello añadimos la pérdida de fidelidad de sus votantes tradicionales y la previsible fuga a VOX de los votos mas ultras, no es descabellado afirmar que hay una bomba en Génova 13 a punto de estallar. Como muestra de ello no hay más que ver el gesto desencajado con que la secretaria general, María Dolores de Cospedal, negó en rueda de prensa que hubiera una "fractura" o "convulsión" interna en el PP mientras los gritos del sálvese quien pueda resonaban incluso en el despacho vacío que –dicen– nunca tuvo Luís Bárcenas.

El PP se rompe en mil pedazos