viernes. 29.03.2024

¡Por favor, que no se estrelle el avión!

Avión en tormenta

Esto va para largo y tendremos que aprender a convivir con el Covid-19 (aunque nos llevemos fatal con él). Del mismo modo, sería deseable una coexistencia en tregua de paz  de todas las formaciones políticas con el Gobierno, al menos mientras la crisis sanitaria no se resuelva. Cierto es que Pedro Sánchez debería ser más comunicativo con la oposición, aunque fuera sólo por deferencia y para evitar que le pongan más palos en las ruedas. Además, no es buena estrategia actuar como si se estuviera gobernando con mayoría absoluta cuando no se dispone de ella. Pero en la otra cara de la moneda, también la oposición debería dejar de promover caceroladas. Y no me refiero a los cuatro gatos que a las nueve de la noche meten ruido desde sus balcones, sino a la ‘cacerolada’ de oposición tan destructiva que están llevando a cabo el PP y VOX.

Imaginemos que un iracundo individuo que viaja en un avión, molesto por el zarandeo producido por unas violentas turbulencias y porque falla intermitentemente un motor, gritara una arenga a los pasajeros exigiendo que el piloto abandonara su puesto y le cediera a él los mandos. Imaginemos al enajenado gritando con obcecación, acusando al piloto de haber introducido la aeronave en una peligrosa tormenta, de propiciar que falle un motor, y de poner en juego la vida de todos. Sería absurdo en plena crisis de pánico propiciar aun más pavor sin tener el cuenta que ni el piloto, ni el copiloto, ni el radiotelegrafista, ni los auxiliares de vuelo, son responsables de las inclemencias meteorológicas, que la ruta de vuelo la diseñan unos expertos llamados controladores, y que no es el piloto sino los mecánicos quienes revisan los motores antes de cada despegue. ¿Por qué ese energúmeno, por mucho que asegure que sabe pilotar mejor que el comandante, no se traga su ira y ayuda a mantener la calma, dejando las quejas para después del aterrizaje? 

El PP no tiene un bagaje libre de errores. Tampoco tiene un expediente limpio como para ir dando lecciones a nadie, y más en un momento de alarma en el que no hay que fomentar la intranquilidad sino aportar soluciones en lugar de quejas

El PP no tiene un bagaje libre de errores. Tampoco tiene un expediente limpio como para ir dando lecciones a nadie, y más en un momento de alarma en el que no hay que fomentar la intranquilidad sino aportar soluciones en lugar de quejas. Ni los populares ni Vox se están comportado con patriotismo al culpabilizar a Pedro Sánchez de la muerte de algunas victimas del coronavirus. Igualmente, sería un error que el Gobierno especulara (estoy convencido de que no lo hará si no se les provoca) con las posibles muertes que pudieran deberse a contagios de coronavirus durante esa fiesta de IFEMA en la que se repartieron bocatas de calamares a una multitud que no cumplía ni una sola norma de seguridad anticontagio, ni los invitados ni los organizadores. Debería considerar el PP que, a día de hoy, de cada tres muertos por Covid-19 que se producen en España, 1,2 pertenecen a la Comunidad Autónoma Madrileña. ¿Significa esto que la señora Ayuso es culpable de alguna muerte? Por supuesto que no, muy a pesar de que la sanidad madrileña (atención primaria, hospitales y también residencias de ancianos) haya estado en manos del PP desde hace 18 años. 

Seamos sensatos por favor. Sean ustedes comedidos, señoras y señores políticos y políticas. Me consta que el Gobierno no tiene tiempo que perder reclamando responsabilidades y devolviendo improperios a la oposición cuando lo prioritario es evitar muertes y que esta pesadilla acabe bien y cuanto antes. El Gobierno necesita la ayuda de todos aunque no la pida del modo que la oposición desearía. Y si no la pide, tal vez no sea por prepotencia, tal vez haya razones poderosas, y tal vez influyan también las mentiras y el veneno que se vierte contra ellos. 

Insisto en que seamos sensatos, porque el Gobierno no es una panda de inútiles que se equivocan cada vez que toman una decisión en la gestión de la pandemia. ¿Se equivocan? Es cierto. Y también rectifican. ¿Por qué son unos incompetentes? Evidentemente no. La razón hay que buscarla en el desconocimiento del Covid-19 que tanto desconcierta a los expertos y en la necesidad de improvisar soluciones ante la impredecible evolución del coronavirus. Tenga la seguridad el lector de que si la situación fuera la inversa y gobernara el PP (algo que lamentaría, no por ellos sino porque dependería de VOX en cada decisión que tomara), estaría diciendo y escribiendo lo mismo en este momento y apoyaría con vehemencia la concordia por encima de las disputas y las ansias de poder.

Pido al Gobierno y a todos los partidos de la oposición que actúen con lealtad y voluntad de servicio con los ciudadanos que padecen una situación tan difícil como la que soportamos. Este es un momento de apoyos y no de zancadillas. Este es un momento que requiere humildad y no soberbia. Un momento de diálogo y no de ninguneo al otro. Pero de ningún modo es el momento de acabar con el piloto, forzar una moción de censura, ser el hazme reír del planeta y meternos en una tragicómica campaña electoral o en un gobierno de emergencia en plena pandemia, presidido por Aznar, Felipe González y Rosa Díez como sugirió Vox a principios de abril. Este bufo trío de actores supondría una astracanada tan descabellada que sería motivo más que suficiente para que el avión de la estabilidad se estrellar contra el suelo de la realidad antes de que comenzara el show.

Ya para terminar, quiero resaltar la importancia a la salud y la vida de los españoles por encima de  la crisis económica. Por ello, si así lo decide el Gobierno, prefiero una nueva prórroga de dos semanas del estado de alarma antes que una apertura precipitada de establecimientos públicos y de negocios que tranquilicen a la confederación empresarial, alegren el mercado bursátil, pero eche a perder lo conseguido con gran sacrificio durante los últimos cincuenta días, exponiéndonos a un repunte de contagios y también de muertes.

¡Por favor, que no se estrelle el avión!