martes. 16.04.2024

Carta abierta a Pablo Casado

Señor Casado, hace más de una semana escribió usted en Twitter que «nunca ha habido tantas víctimas en nuestra historia reciente de las que sus familias no puedan despedirse y que merecen nuestro apoyo». Acto seguido pidió «que se declare luto oficial nacional», y posteriormente añadió que los fallecidos «merecen el tributo de las instituciones oficiales y visibilidad en la opinión pública [porque] España está de duelo y todos estamos de luto. Y esto, señor Sánchez, no va bien». 

Este mismo sábado ha vuelto de nuevo a insistir a través de Twitter en su reclamación de decretar luto nacional por todas las víctimas del coronavirus, y enfatiza una vez más en que los familiares de estas víctimas no hayan podido acompañar a sus seres queridos en el último adiós. 

El diario digital que dirige Eduardo Inda se suma a sus reivindicaciones y censura que el presidente de Gobierno no lleve corbata negra como hacen usted y Santiago Abascal. También reprueba la ausencia de un crespón negro en las banderas española y europea que ondean en la Moncloa como telón de fondo de las intervenciones presidenciales, mientras que por el contrario, en las comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos gobernados por el PP se despliegan símbolos de luto nacional (la Comunidad de Madrid ha decretado luto oficial indefinido tras llegar a la cifra de 3000 muertos por el coronavirus).

Tal parece, señor Casado, que desde la ausencia del luto oficial y a través de la imposibilidad de los dolientes para despedirse de sus familiares fallecidos como es tradicional, quiera usted denunciar la maldad y el desapego al dolor ajeno del presidente Sánchez y de su Gobierno, denunciar su nefasta gestión, y manifestar su convencimiento de que siendo usted presidente (en coalición con el partido del señor Abascal y otros), el Covid-19 no habría producido tantas muertes como las que llevamos contabilizadas.

Para usted, están en un error quienes no comulgan con la concepción liberal y conservadora del espectro político en el que su  partido está inscrito. Tampoco considera que la actuación del Gobierno de España sea correcta ni ajustada a un protocolo adaptado a la magnitud del problema de salud publica que sufrimos. En base a esto, deberíamos colegir que se equivocó el director regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud Hans Kluge, cuando hace sólo dos días felicitó la labor realizada en nuestro país en la lucha contra el coronavirus, destacando «la solidaridad del pueblo y la inspiradora determinación del Gobierno». 

¿No siente usted vergüenza, señor Casado, de que sean los de afuera quienes ofrezcan apoyo moral al gobierno, mientras usted lidera la oposición probablemente más atroz y extemporánea de todos los países del planeta que intentan vencer al Covid-19? 

No es mi intención hacer política a expensas de una catástrofe epidemiológica global, pero tanto usted como su actitud me han obligado a manifestar las quejas que plasmo a través de esta carta, cuando lo que desearía sería sólo ofrecer apoyo y soluciones y no perder el tiempo en reprobar su desleal y nada patriótica forma de ejercer la oposición.

Lo prioritario en este momento no es el luto, ni tampoco el color de la corbata del presidente, sino el dolor que se siente y el respeto que inspiran los fallecidos independientemente de los signos externos

En una situación de alarma, hay temas prioritarios que se anteponen a los debates no urgentes, como por ejemplo declarar o no un luto oficial. Personalmente, me parecería correcto que se promulgara ese luto, pero igualmente respeto la opción de que esta manifestación de duelo se retrase hasta que se supere la crisis sanitaria. No olvidemos que, protocolariamente, el luto oficial se declara por un hecho pasado como pueda ser la muerte de una personalidad relevante, una catástrofe natural, un accidente de grandes dimensiones o un atentado. Pero no creo que sea este el momento para  protocolizar si procede ahora o después el luto oficial ante el Covid-19.

Debe tener en cuenta, señor Casado, que lo prioritario en este momento no es el luto, ni tampoco el color de la corbata del presidente, sino el dolor que se siente y el respeto que inspiran los fallecidos independientemente de los signos externos. Dedicar tiempo y esfuerzo a lo que no es urgente, sería poner palos a las ruedas del carro de las soluciones. Y probablemente también una excusa para obtener rédito político incluso a costa de los  muertos y del presunto respeto que se les profesa. 

Ya para finalizar volveré al tema inicial de su preocupación y dolor por aquellos compatriotas que no han podido despedir a sus muertos como todos desearíamos. Coincidimos señor Casado, tanto que me uno a usted en el deseo de que todo hubiera sido de otra manera. Pero le pido que considere que las medidas de seguridad propias de una situación de alto riesgo sanitario por contagiosidad, han forzado a las autoridades a modificar el duelo tradicional en lo concerniente a las condolencias en velatorios y funerales. Y el motivo, señor Casado, no es crueldad ni ensañamiento sino sólo  el cumplimiento de unas medidas de seguridad para el manejo de cadáveres de fallecidos por Covid-19. 

También, y ahora sí que finalizo, respecto a su dolor por las personas que no pueden despedir a sus muertos como es un derecho para un ciudadano de cualquier condición, si realmente es sincera su sensibilidad, confío que al menos la situación actual le ayude a comprender a los miles de familias que aun no han podido enterrar y dar un digno adiós a los más de cien mil desaparecidos por la violencia franquista.

Me despido de usted atentamente.

Carta abierta a Pablo Casado