viernes. 29.03.2024

¿Acabará Pedro Sánchez convertido en un mito?

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A estas alturas, y tras la destitución de Pedro Sánchez, muchos militantes socialistas temen que el partido al que votaron se abstenga a favor de un gobierno en minoría presidido por Mariano Rajoy -sin saber además con qué condiciones-, para evitar unas terceras elecciones en las que el PSOE podría hundirse aun más y el PP conseguir una mayoría absoluta junto a Ciudadanos. Ésta, y otras muchas circunstancias, han dividido al Partido Socialista y propiciado la disyuntiva de que sean las bases quienes decidan qué votar en la investidura de Rajoy o bien, que lo haga un Comité Federal.

Ha sido de tal magnitud la escisión del PSOE, que hasta se están recogiendo firmas entre la militancia con miras a una moción de censura contra la gestora que ha tomado las riendas del partido tras derrocar a Pedro Sánchez, un hombre de paja -avalado en su día por Susana Díaz como estrategia personal- a quien las circunstancias podrían convertir en un héroe a pesar de haber cometido errores como no saber aglutinar a la izquierda, dejarse engañar por Pablo Iglesias (y también por Albert Rivera) así como obsesionarse con el «no es no» casi como un único objetivo.

Dos son las batallas a destacar en a la hecatombe socialista: la librada entre el Secretario General y sus barones críticos, y la que hace tiempo enfrenta a los militantes con el aparato del partido. Si a esto le sumamos el deterioro sufrido por el PSOE durante los últimos años, su crisis de identidad y la irrupción de Podemos, nos encontramos con la triste realidad de que un partido al que llegaron a votar más de once millones de españoles de distintas generaciones, es hoy un reducto al que sólo apoyan los más añosos mientras que sus hijos y nietos se decantan por la formación que lidera Pablo Iglesias, cuando no por opciones conservadoras.

La guerra de Ferraz deja tras de si a muchos muertos y malheridos, tantos que sería un suicidio para el PSOE acudir ahora a las urnas, pero también una mala idea facilitar la presidencia de Gobierno a  Rajoy a expensas de una abstención que difícilmente entendería la militancia por mucha pedagogía que la gestora ponga en su empeño por justificar lo que muchos interpretarían como un giro a la derecha.

En el PSOE se han cometido errores muy graves y  han caído muchas caretas revelando quién es quién en el partido y cuales son sus tendencias, intereses e intenciones. Los daños colaterales han dejado en la cuneta ambiciones de gran magnitud como la de Susana Díaz. El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla ha declarado al respecto que «han matado a Pedro Sánchez, pero los asesinos también han muerto»​.

A título personal, sigo sin tener claro si el aparato socialista ha echado a Pedro Sánchez para evitar un pacto con Podemos, o bien si el exsecretario general se planteó dicha alternativa cuando ya no le quedaban más opciones. En cualquier caso, parece evidente que los golpistas de Ferraz han tirado piedras sobre su tejado al poner en su contra a la mayoría de la militancia, dañar severamente la imagen de Susana Díaz -aspirante tácita a sustituir a Sánchez- y, por si fuera poco, tal vez haber convertido a Pedro Sánchez en un héroe -la gente está ávida de mitos para sobrevivir al infortunio- que, quien sabe si acabará resurgiendo de sus cenizas de cara a una hipotéticas primarias.

¿Acabará Pedro Sánchez convertido en un mito?