miércoles. 24.04.2024

Soltando lastre

Nuestra última y primera labor a final y principio de año podría ser dar un repaso al año que acaba de finalizar y plantear deseos o recomendaciones...

Nuestra última y primera labor a final y principio de año podría ser dar un repaso al año que acaba de finalizar y plantear deseos o recomendaciones o decisiones a tomar en el que va o acaba de comenzar. Parece inevitable que en las referencias establecidas acontezca algo especial. Un cambio de año es una referencia decisiva. En las fiestas que precedieran a las que hoy celebramos, por imposición de algunas autoridades religiosas, se rendía culto a esos hitos inexcusables: en el solsticio que acaba de acontecer el 21 de diciembre el Sol detuvo su órbita y procedió a un cambio de rumbo que implica que las noches comienzan a acortarse y los días, la luz, a aumentar progresivamente. La esperanza renace con la luz que se incrementa. El dios Sol ilumina, vivifica, transmite energía. El solsticio marca un final y hay que comenzar de nuevo, en un interminable ciclo que anualmente se repite.

Sintonizamos con el Universo. También nuestros parámetros vitales oscilan en esa sintonía cósmica que late desde siempre. Nos renovamos, aunque no queramos, aunque no lo advirtamos, aunque no lo pensemos. Por tanto, procede quemar los desechos de un año concluido, acabado, agotado. Y procede, igualmente renovar nuestra esperanza, agitándola y confiando en nuestras capacidades.

Toca ahora soltar lastre. En los balances que nos ofrecen nuestros gobernantes por las televisiones, desde la ingenuidad de que sus palabras son capaces de convencernos, reparamos en que la realidad que vivimos es muy distinta de la que nos narran. El sufrimiento, la pobreza que nos acosa y aumenta, los horizontes, cada vez más nublos, están ausentes de los discursos y respuestas de los dirigentes del PP.

Los psicólogos coinciden en la salubridad que supone prescindir de las personas tóxicas, que te amargan la vida, que te provocan estrés y tensión y que te transmiten las miserias, acaparando tu tiempo y tus energías y que son capaces de hacerte enfermar. Siguiendo a Bernabé Tierno, estas personas tóxicas adoptan formas y personalidades muy diversas. En casos resultan insoportables, unas veces por insistentes, otras por provocar situaciones incómodas, gratuitamente, por falta de sentido de la oportunidad. En otras ocasiones nos ataca un bocazas, inoportuno, dice lo que no debe y lo que debiera lo calla, impredecible, extemporáneo, incluso inoportuno para sus propios intereses, y tanto más para los nuestros. El resentido, capaz de responder con los intestinos, incluso a quienes no tienen nada que ver con el origen de su resentimiento; incoherente, visceral, ciego, impertinente, generador de ambientes crispados. El acusador vicioso, incansable, negativo, capaz de imputar a cualquiera, incluso de sus propias deficiencias; poco útil en cualquier ambiente, monotemático, enfrentado al mundo y aunque no lo parezca, si no va contra ti, estás seguro que en tu ausencia también te integra entre sus acusados. El envidioso, insatisfecho, capaz de cualquier iniciativa que piense que le da opción a poseer, tener o disfrutar lo que envidia en otros; antes o después eres objeto de sus dardos. El aprovechado, que solamente te requiere cuando precisa algo que tú le puedes proporcionar; nunca se acuerda de tus necesidades, no pregunta, no recuerda, no te tiene en cuenta, salvo cuando quiere que le des alguna cosa y servir a sus propósitos; en casos los hay que llegan a vivir a costa de los demás, a los que “casualmente” accede para pedir en su favor. El timador, que te engaña, que se aprovecha de su acceso y te hace partícipe de algo que no solo te incomoda, sino que resulta inconveniente para ti, pero vendiéndotelo por favorable. También en esta categoría entran los retorcidos interesados, capaces de camuflar sus acciones encaminadas a lograr obtener beneficio de ti, bajo regalos atenciones o proximidades, que no forman parte de la sana amistad, que van interesadamente a cobrar los beneficios que obtendrán de ti, cuando te haya preparado para asestarte el golpe de gracia. No hay que olvidarse del avaricioso que te sacará la sangre, si tiene oportunidad, porque no se conformará con poco, precisará acabar contigo. Otros, igualmente perniciosos, son aquéllos que te ordenan la vida, que intentan manipularte para sus intereses, aún cuando intentan convencerte de que es tu interés el que atienden. Podemos incorporar al indolente, al victimista,  … Lastre, puro lastre.

Deberías desprenderte de todo este lastre. Seguro que a alguno de estos lo tienes acosándote de cerca o de lejos. No hace falta que lo notes cerca de ti. A distancia operan, incluso con mayor libertad. A nuestros gobernantes, puede que los encajes en alguna de las categorías anteriores, si no en una, en otras. No dudes en desprenderte de aquéllos que caigan en alguna caja de las descritas. Es mejor ponerte rojo una vez que amarillo muchas otras. Si no tomas medidas, tú formas parte del problema.

Hay algo importante para animarnos en el año y es que comienza: construir el futuro, es la única forma de dignificar el pasado. No se puede olvidar que sólo de esta forma se justifica una acción política. Nunca una decisión se puede razonar, de no producir o desencadenar progreso, avance y bienestar, garantizando la justicia social. En cualquier otro caso, supone un retroceso. Soltando lastre, renovamos las alforjas. Las necesitamos llenar con futuro. 

Soltando lastre