viernes. 29.03.2024

Cosas de padres

hazteoir
Campaña de HazteOir sobre el 'pin parental'.

«Para poder dialogar con alguien», dice mi amiga, «lo primero es estar de acuerdo sobre la realidad que se observa y hoy en día la derecha y la izquierda de este país ni siquiera ven lo mismo cuando miran el mundo que les rodea».

Si mi amiga acierta en el diagnóstico, que todo puede ser, con la derecha ya no se podría ir ni a misa. No al menos si la oficia el Papa Francisco, que será infalible a los ojos de Dios, pero a los ojos de los ultracatólicos es un rojazo que no da pie con bola. Un hereje que usa la cátedra de Pedro para, oh osadía, pedir que se trate como humanos a los inmigrantes o recordar a los padres que no son los dueños de sus hijos.

Una ultraderecha que siempre estuvo en el PP y que ahora lidera este partido y también Vox, de modo que la refundación del centroderecha, al paso que vamos, lo será de la derecha solamente. Una troupe de hombretones que quieren disponer de la voluntad de sus mujeres —no esposas, mujeres— y al parecer también de la de sus vástagos.

Tener la custodia de un hijo no significa ni que le puedas impedir recibir una educación digna ni que le puedas ahostiar cada vez que te venga en gana sin que la ley tome medidas

«Si no son míos, ¿de quién son entonces mis hijos?», se preguntan airados, mientras quitan el polvo a viejos pósteres de Stalin. Les falta decir que cómo no va a ser suyo el negro si son ellos quienes le dan casa y comida. Confunden, quién sabe si por ignorancia o por mala fe, la patria potestad con la propiedad. Ignorando que tener la custodia de un hijo no significa ni que le puedas impedir recibir una educación digna ni que le puedas ahostiar cada vez que te venga en gana sin que la ley tome medidas, por poner una comparación tan cafre como evidente.

Tiene bemoles, en todo caso, que la misma derecha que impuso la asignatura de religión como obligatoria en la secundaria, ahora que nada ha cambiado en el currículo se lleve las manos a la cabeza y diga que esa escuela pública adoctrina. ¡Ellos, que han hecho de la excepcionalidad que debería haber supuesto la concertada un modo de educar a los menores en la segregación por sexos y en la religión católica con dinero público! ¡Ellos, que no pisan la pública porque está llena de moros, gitanos y demás ralea!

Una ultraderecha católica pero con maneras evangélicas que ha comenzado discutiendo los talleres sobre sexualidad y violencia de género, pero que acabará pidiendo que se pongan a la misma altura la visión científica del mundo y la creacionista, Galileo y los tierraplanistas. Una ultraderecha a la que el Gobierno debería responder radicalizándose de verdad, al menos un poquito, y exigiendo por ley, por ejemplo, que los centros concertados rindan cuentas de manera efectiva, no segreguen por sexo y no cobren una cuota a los padres de manera ilegal y camuflada como aportación voluntaria.

«Nos vamos a reír mucho cuando el veto parental llegue a Ceuta y Melilla y los musulmanes más recalcitrantes saquen a sus hijos de cualquier clase en la que se enseñe que las mujeres son iguales a los hombres», resume mi amiga. Pero sospecho que si ese momento llega, ni ella ni yo nos vamos a reír.  

Cosas de padres