jueves. 28.03.2024

Nuevo Gobierno: primeros pasos

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El nuevo Gobierno echó a andar hace una semana, casi con el nuevo año. En contraste con el discurso catastrofista de la derecha, el nuevo Gobierno ha sido recibido con normalidad, sin el menor signo de alarma o inquietud ni en la sociedad, ni en las instituciones.

Tanto en el debate de investidura como en los días posteriores, las derechas han pintado un cuadro catastrófico: España se rompe;  la ruina del país está a la vuelta de la esquina; el Gobierno es prisionero de los separatistas y de los comunistas, etc. En ese coro destaca Vox calificando de “ilegítimo” al nuevo gobierno y llamando a tomar las calles para protestar contra él. El rotundo fracaso de las concentraciones nos indica que la crispación que caracteriza el debate en las Cortes no ha llegado a la calle.

La primera medida acordada por el nuevo Gobierno merece ser valorada. El PP tomó la decisión de, prácticamente, congelar las pensiones. Además, la norma aprobada implicaba una congelación para tiempo. El nuevo gobierno confirma que volveremos al viejo sistema de actualizar las pensiones con el IPC

Los mercados financieros no han expresado la más mínima inquietud por el nuevo gobierno, como demuestra que la primera subasta de bonos del Estado ha registrado una demanda muy superior a la oferta. Parece que los mercados no ven los peligros que agitan a la derecha. Tampoco la patronal que, faltaría más, no es nada nada partidaria de un gobierno de izquierdas, ha mostrado ninguna inquietud, porque entre los empresarios cunde la idea de que más vale este Gobierno que seguir con el Gobierno en funciones y encaminarnos a nuevas elecciones. Lo que sea, con tal de acabar con la interinidad. Si algo demandan es estabilidad.

Tampoco el electorado parece estar muy preocupado, a juzgar por los primeros sondeos. Más o menos, los dos partidos de la coalición mantienen sus apoyos, si acaso al alza. No parece que calen  las invocaciones de las derechas a que los electores socialistas repudien a Sánchez por sus acuerdos con los independentistas.

Da la impresión que las derechas tienen los rumbos perdidos, como dice la copla. La crisis de Ciudadanos se agrava hasta el punto que ya hay quien apuesta por su desaparición. Casado no sabe si ponerse a servir o tomar criada: un día se desmarca de Vox, rechazando calificar de ilegítimo al Gobierno y negándose a secundar la movilización y otro día apoya la iniciativa del PIN Abascal. Es Abascal el que marca la agenda de la derecha. Por eso, en el PP cunde la alarma y destacados líderes piden a gritos un giro al centro. El desconcierto de la derecha es, probablemente, el mayor factor de estabilidad del gobierno. Bueno sería que, además, el Gobierno ofreciera diálogo a la derecha más templada.

No es ningún secreto que en el seno del PSOE hay una opinión, minoritaria, pero significativa, contraria al pacto con UP y sobre todo a pactar con los independentistas. No es que crean que de este pacto pueda venir la ruptura de España, pero sí que se produzca algún agravio comparativo que lesione las perspectivas electorales en otras partes. Sin embargo, la certeza de que esto es lo que hay o vamos a nuevas elecciones  hace que esta desconfianza no se concrete en nada. Dicho sea de paso, también en UP hay un sector que contempla con desconfianza el acuerdo de gobierno y alguna fuga se ha producido ya. Pero no parece que vaya a cuajar ninguna oposición. Precisamente, los más entusiastas defensores del nuevo gobierno son los de UP. A donde voy a parar es a que no se vislumbra inestabilidad del Gobierno desde dentro.

El principal foco de inestabilidad potencial es el lío catalán. El estado de la cuestión se ve mejor analizando las propuestas políticas que, sobre Cataluña, hay sobre el tapete:

  • La derecha española propone suprimir o reducir la autonomía catalana. Hay notables diferencias entre las tres derechas, con Vox, proponiendo declarar el estado de excepción y encarcelar a Torra, mientras el PP y Ciudadanos se limitan a pedir la aplicación del 155 y suprimir o recortar la autonomía catalana.
  • La izquierda española propone algún tipo de reforma del Estatuto, que mejorase el autogobierno catalán, dentro de un Estado más Federal. En definitiva, ampliar la autonomía catalana. Fácilmente se explica que ambas posiciones no son compatibles y esa es la razón por la que no se pueda hacer una “política de Estado”. En todo caso, si hubiera o hubiese tal política, ella consistiría en reconocer que la política respecto de Cataluña corresponde hacerla al Gobierno y a la oposición corresponde apoyarla, siempre que sea previamente consultada y mantenida informada. Pero no caerá esa breva.
  • Tanto JxCAT como ERC propondrán en la mesa de negociación  el reconocimiento del derecho d autodeterminación.  Pero una cosa es  proponer y otra acordar. Imagino que ambos tendrá claro que eso no formará parte del acuerdo. JxCAT, que por ahora tiene el Govern sigue la táctica de confrontar con el Estado y mientras siga presidiendo el Govern, éste hará todo lo posible para que la negociación descarrile y no llegue a ningún sitio.
  • ERC busca gobernar la Generalitat en las próximas elecciones, cuando sean, y para ello necesitará el apoyo del PSC y UP. Quiere esto decir que el acuerdo ERC – PSOE, aparte de lo que diga el papel firmado, tiene un contenido que va más allá: un posible apoyo mutuo en Madrid y en Barcelona.
  • Como la justicia sigue su curso y tiene unos tiempos lentísimos, interviene con sus sentencias a destiempo y complicándolo todo.

Un problema clásico en la Física es el de los tres cuerpos. Determinar la evolución de cada uno de tres cuerpos sometidos a la fuerza gravitatoria de los otros es un problema dificilísimo y que es fácil que sea caótico. En el caso que nos ocupa, no tenemos tres cuerpos sino cuatro. Nadie sabe cómo evolucionarán las cosas en Cataluña. De momento, la política catalana se encamina al caos. No hay que descartar que eso afecte a la estabilidad del Gobierno. En todo caso, el acuerdo PSOE – ERC apunta a un primer paso para intentar salir del caos. Para que mejore el clima político en Cataluña sería bueno otro gobierno en Barcelona y solo hay uno posible distinto de la actual coalición de independentistas bajo la batuta de un aventurero.

Finalmente, la primera medida acordada por el nuevo Gobierno merece ser valorada. El PP tomó la decisión de, prácticamente, congelar las pensiones. Además, la norma aprobada implicaba una congelación para tiempo. El nuevo gobierno confirma que volveremos al viejo sistema de actualizar las pensiones con el IPC. Lo más importante está por hacer, pero una de las cosas que este gobierno va a hacer es llevar adelante una reforma de las pensiones, distinta de la de Rajoy. Lo que la decisión del nuevo Gobierno significa es que un punto importante de la reforma srá la revalorización de las pensiones para mantener el poder adquisitivo.

Nuevo Gobierno: primeros pasos