viernes. 29.03.2024

La izquierda y el soberanismo

El proceso constituyente que se pretende abrir conduce a 17 Estados independientes o al caos en forma de lo que se llama un Estado fallido.

En el programa electoral de “En Marea” se lee que el pueblo gallego tiene derecho a decidir en régimen de autodeterminación.

En el programa electoral de “Compromís – Podemos – És el Moment” se propone el reconocimiento constitucional del carácter plurinacional del Estado y se dice, además, que las nacionalidades son sujetos políticos soberanos que tiene derecho a elegir libremente su futuro.

Por su parte, “En Común Podém” plantea el derecho de autodeterminación vía referéndum al que se equipara con el derecho a decidir en un bloque programático titulado “revolución democrática” y en el que se afirma la soberanía de las nacionalidades históricas.

Finalmente, en el programa electoral de Podemos se puede leer que “reconoceremos constitucionalmente la naturaleza plurinacional de España, como también aseguraremos el derecho de los gobiernos autonómicos a celebrar consultas a la ciudadanía sobre el encaje territorial del país”.

De estos y otros textos se desprende que lo que se plantea es la apertura de un proceso constituyente en el que:

  1. Se reconozca el carácter plurinacional de España. No se indica cuantas ni cuáles son las naciones a las que se quiere reconocer.
  2. Se regule el derecho de autodeterminación (derecho a decidir) de los pueblos de las naciones anteriores.
  3. Los Gobiernos de las actuales CC AA tengan derecho a convocar referendos para decidir el encaje de las mencionadas naciones en el Estado.

Sintetizando, lo que se está proponiendo es que la soberanía pase a los pueblos de las actuales CC AA, lo cual es, evidentemente, un enorme cambio ya que, hasta ahora, la soberanía reside en el pueblo  español, sin perjuicio de la autonomía de regiones y nacionalidades.

A este respecto hay que hacer dos precisiones:

La primera es que el hecho de que la Constitución del 78 afirme la soberanía del pueblo español no resultó de la imposición de ningún poder fáctico. Es, simplemente, la continuidad de lo que se afirma en todas las constituciones anteriores, monárquicas o republicanas, en especial la republicana de 1931. Este punto no ha tenido discusión.

La segunda es que nuestra Constitución recoge lo que se dice en todas las constituciones de nuestros vecinos, sean unitarias, federales o confederales. Dicho de otro modo, no hay precedente de un país en el que la soberanía resida en las partes (naciones, nacionalidades, regiones, comunidades autónomas, etc.) que componen el todo (el Estado). Seguramente, porque si las partes son soberanas, no hay Estado posible. Dicho de otro modo, el proceso constituyente que se pretende abrir conduce a 17 Estados independientes o al caos en forma de lo que se llama un Estado fallido. Más que un sueño, una pesadilla.

Este asunto de la soberanía de las partes o del todo es una diferencia que no es sintetizable. Podemos y sus confluencias pueden seguir defendiendo esta idea del proceso constituyente, pero para llevarlo adelante no encontrarán más aliados que los nacionalistasMás en concreto, si Podemos quiere acuerdo con el PSOE no puede pretender que se incluya en el programa pactado la soberanía de las regiones y nacionalidades.  El famoso gobierno a la valenciana se basa en un acuerdo en el que no hay ningún punto referente a este proceso.

La cuestión del soberanismo fragmenta la izquierda. No solo entre el PSOE y Podemos, sino también dentro del ámbito de Podemos. En Común Podém se propone transformarse en un nuevo partido político que supere a sus actuales componentes. Compromís ha preferido estar en el grupo mixto antes que ser incluido en el de Podemos. Las declaraciones de Beiras apuntan a que algo así puede suceder en Galicia. A la postre, la experiencia de Podemos puede resultar en una constelación de partidos de “izquierda nacionalista” pero mucho más radicalizados que los precedentes “Euskadiko Eskerra” o el Bloque. El nacionalismo, aunque se pretenda de izquierdas, es una respuesta (equivocada) a las carencias y contradicciones ideológicas de Podemos.

Es notable la cadena de dimisiones y de crisis parciales que jalonan el camino de Podemos, algo que, en parte, se explica por ser un partido muy reciente que tantea su camino y busca entre distintas opciones. No es tarea fácil pasar de  un movimiento de protesta a ser un partido político. En esas estamos y sería deseable que acertaran por el bien de la izquierda.

La izquierda y el soberanismo