viernes. 29.03.2024

Elecciones en Estados Unidos

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En los dos últimos años se han encadenado sonadas victorias electorales de la extrema derecha. La última de ellas ha sido en las presidenciales de Brasil. En muy breve espacio de tiempo, partidos y líderes que eran marginales en sus países se han convertido en gobernantes o han alcanzado importantes posiciones en los respectivos Parlamentos.

Trump es uno de esos personajes. Cuando se presentó a las primarias del Partido Republicano nadie daba un duro por él, habida cuenta que no contaba con el apoyo del Partido Republicano  que claramente apostaba por otros candidatos. Sin embargo, Trump ganó las primarias enfrentándose al establishment del Partido Republicano. Cuando, finalmente, ganó las elecciones a Presidente de los EE UU se encontró con muy pocos partidarios entre los senadores y congresistas, lo cual ha frenado muchas de sus principales iniciativas. Sin embargo, en estos dos años Trump ha conseguido alinear el Partido Republicano con sus posiciones. Aunque no sea del todo así, Trump ha logrado alinear al Partido Republicano con su ala más  extrema , rompiendo con sus posiciones tradicionales mucho más moderadas. Lo cual ha tenido su reflejo en las candidaturas en estas elecciones. Trump se las ha arreglado para que los candidatos republicanos, nuevos y viejos, estén alineados con sus posiciones. De hecho, ha planteado la campaña electoral de las elecciones de medio mandato como un referéndum a su gestión. Importa destacar que Trump se ha dirigido a su público, en particular a sus electores, directamente a través de las redes sociales (además de a través de los medios afines), sin que el Partido juegue papel alguno en esto. Y en esta campaña se ha implicado mucho, confirmando la idea de que se votaba una especie de referéndum a su gestión.

Por tanto, el interés de estas elecciones era ver si la oleada de extrema derecha que azota el mundo desde Brasil hasta Italia se confirmaba y consolidaba. El pasado martes se elegía en EE UU a la totalidad de la Cámara de Representantes (una especie de Congreso de los Diputados), se renovaba  una parte del Senado y se elegían Gobernadores de muchos Estados. Por ser la única elección de carácter general, la elección a la Cámara de Representantes es la que mejor refleja el estado de opinión del electorado. Pues bien, los demócratas han ganado tanto en voto popular como en escaños, subeindo algo más de 30 escaños, los mismos que han perdido los republicanos. De modo que la “House” se ha dado la vuelta pasando de una mayoría republicana a una demócrata.

Conviene destacar que esta victoria de la oposición demócrata se produce  tras dos años de fuerte crecimiento económico, con pleno empleo en el país,con los beneficios empresariales disparados y con la Bolsa de Nueva York registrando máximos (excepto en los últimos meses). Es decir, Trump no ha capitalizado la bonanza económica. Un segundo asunto a destacar es que los demócratas han ganado en las grandes áreas metropolitanas, donde hay una mayor proporción de inmigrantes mientras que los republicanos lo hacen en el medio rural, donde la inmigración se nota menos. Trump ha hecho del rechazo a la inmigración el eje de su campaña y, por lo que se ve, el mensaje contra la inmigración cala más en los lugares donde la inmigración  apenas se nota. Otro aspecto interesante de estas elecciones ha sido la mayor presencia de candidatas y también de mujeres electas. No en vano, la primera gran movilización contra Trump la protagonizaron las mujeres en las calles de Washington. Así como los candidatos del partido republicano han ofrecido un aspecto uniforme (uniformemente reaccionario, diría) el partido demócrata ofrece una paisaje variopinto, con candidatos muy muy en la izquierda pero también otros formando parte del mainstream del partido. Y no hay resultados que avalen ni una corriente ni otra: notorios izquierdistas han salido elegidos y otros han fracasado. Del mismo modo, muchas candidatas demócratas han salido elegidas  pero otras han perdido.

Sea como fuere, el dato que interesa de estas elecciones es que la extrema derecha ha sufrido un revés, aunque no haya sido tan grave como para perder el poder. Trump sigue teniendo el Senado, los Gobernadores de muchos Estados y en la Cámara de Representantes  ha logrado un 47% de los votos, lo que no es poco de cara a las próximas elecciones presidenciales. Y, lo que es más importante, en el Partido Republicano no hay voces que se le opongan. Posiblemente, en el Congreso haya hoy más partidarios de Trump que antes. Y quizás eso sea lo que Trump ha valorado para cantar victoria en estas elecciones.

La próxima cita en la que se medirá la fuerza de la extrema derecha serán las elecciones al Parlamento Europeo. Ante esa convocatoria la izquierda europea está necesitada de una reflexión sobre la naturaleza de la extrema derecha que surge por todas partes. Creo que deberíamos analizar con rigor el tipo de amenaza que representa y, sobre todo, quién les vota y por qué. Es este el debate de más rabiosa actualidad.

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