sábado. 27.04.2024

Algunos estudios han descubierto vínculos entre las temperaturas ascendentes y varios tipos de problemas de salud mental, como fatiga mental, agresión e incluso tasas más altas de suicidio.

Los estudios científicos todavía no han descubierto de manera fehaciente a qué se debe este fenómeno, y ni siquiera se sabe si el calor por sí mismo puede causar cambios en el cerebro que produzcan estos efectos. De cualquier manera, a decir de los expertos, es claro que el calor agobiante tiene alguna relación con una peor calidad en los indicadores de salud mental. Este calor asfixiante y las noches pegadas al ventilador son cada vez más comunes en nuestro día a día de cada verano, y las altas temperaturas afectan a la salud física, pero también se sabe que puede afectar a la salud mental. 

Estudios revelan que mayores exposiciones a la luz solar quizá eleven el riesgo de episodios maniacos

Un estudio realizado por la Universidad A&M de Texas y publicado en la revista científica JAMA Psychiatry examinó el historial médico de más de 2,2 millones de adultos que visitaron la sala de urgencias en 2.775 condados de Estados Unidos entre 2010 y 2019. Los autores descubrieron que hubo alrededor de un ocho por ciento más de visitas a urgencias por problemas de salud mental en los días más calurosos del verano que en los días más templados. Las visitas a la sala de urgencias por problemas como autolesiones, uso de sustancias, ansiedad o trastornos del estado de ánimo, eran las patologías más frecuentes.

Otras investigaciones han revelado que es posible que un alza en la temperatura dispare recaídas temporales en personas con trastorno bipolar y que mayores exposiciones a la luz solar quizá eleven el riesgo de episodios maniacos. Las temperaturas altas también se han relacionado con la muerte de personas con esquizofrenia y otros padecimientos de salud mental.

Datos recopilados a través de encuestas con más de 1,9 millones de estadounidenses entre 2008 y 2013 revelaron que en los días que las temperaturas superaron los 21 grados Celsius, una mayor proporción de los encuestados sentían afectados sus niveles de alegría y felicidad, además de experimentar más estrés, enojo y fatiga, que en los días que las temperaturas oscilaban entre 10 y 15 grados Celsius. Estas asociaciones eran especialmente notorias cuando las temperaturas superaban los 32 grados Celsius.

 La incomodidad que causa el calor, así como la energía que el cuerpo gasta para mantenerse fresco, pueden producir una baja general en la resiliencia. Esto hace más difícil soportar la agitación, la irritación y el dolor. Además, nuestro cuerpo está acostumbrado a cierto nivel básico de estrés. Cuando el cuerpo intenta regular su temperatura durante una ola de calor, está sujeto a mayor presión, lo que causa más estrés e inflamación. 

La incomodidad que causa el calor, así como la energía que el cuerpo gasta para mantenerse fresco, pueden producir una baja general en la resiliencia

En cuanto a lo que ocurre dentro del cerebro cuando hay episodios de calor extremo, es difícil estudiarlo. En el laboratorio, es posible hacer experimentos para saber qué mecanismos aplican el cerebro y el resto del cuerpo para soportar unos cuantos minutos, o incluso algunas horas, de temperaturas altas, pero no es posible hacer un estudio de días, semanas o meses, y justo esas exposiciones prolongadas son las importantes para comprender los efectos que puede tener en nosotros el cambio climático a largo plazo. Sin embargo, el hecho de que esta relación entre el calor y la salud mental sea tan constante en personas de todo el mundo sugiere que el calor hace algo sobre el cerebro.

Algunos investigadores han planteado la hipótesis de que el calor quizá produzca un desequilibrio en las señales del cerebro o cierta inflamación. Otra teoría destacada sostiene que las interrupciones en el sueño a causa del calor podrían agravar algunos síntomas de salud mental. Las noches calurosas afectan significativamente el sueño; y la falta de sueño, con el paso del tiempo, tienen una relación muy estrecha con peores niveles de salud mental.

Los signos de calor que afectan la salud mental comienzan con irritabilidad, disminución de la motivación, comportamiento agresivo y, a veces, confusión mental. En el peor de los casos, puede causar confusión y desorientación. El calor altera esos comportamientos debido a su impacto en la serotonina, el neurotransmisor principal en la regulación del estado de ánimo, lo que lleva a niveles más bajos de humor y a mayores niveles de estrés y fatiga.

El calor altera esos comportamientos debido a su impacto en la serotonina, el neurotransmisor principal en la regulación del estado de ánimo

Tampoco podemos olvidar la ansiedad asociada al clima. Los incendios y las olas de calor, entre otros sucesos relacionados con el clima, son cada vez más frecuentes e intensos debido al cambio climático. A medida que se agrave el calentamiento global, la ansiedad ecológica (José M. Manzano: Ecoansiedad. Nuevatribuna.es el 5 febrero 2023) podría exacerbar los síntomas de estrés, ansiedad y depresión, o incluso llegar a presentar síntomas de estrés postraumático relacionados con los desastres.

Además, algunas personas son más vulnerables al calor que otras. Quienes tienen ingresos bajos experimentan efectos más negativos para la salud mental por el extremo calor, que las personas de mayores ingresos, y las mujeres experimentan efectos aún más negativos que los varones; con estos datos combinados, se vio que el efecto del calor en la salud mental de las mujeres con ingresos bajos podía cuantificarse como el doble del sufrido por los varones de ingresos altos. Los grupos más vulnerables afectados por el calor y la salud mental incluyen personas con condiciones preexistentes de alteraciones emocionales. Así, se sabe que algunos medicamentos, como los antidepresivos y los antipsicóticos, pueden afectar la capacidad del cuerpo para regular la temperatura, Otros medicamentos utilizados en salud mental, como el litio para pacientes con un trastorno afectivo bipolar, podrían no “llevarse” bien con el calor. El litio pasa a través del riñón, por lo que, si se suda más, los niveles de litio fluctúan, pudiéndose llegar a la intoxicación con este medicamento, por deshidratación. Esto significa que las personas que padecen enfermedades mentales severas previas, tratadas con este tipo de fármacos a menudo tienen un mayor riesgo de muerte relacionada con el calor, y, por otro lado, también son más vulnerables las personas que usan sustancias como por ejemplo el alcohol, ya que necesitan estar más hidratadas. La espiral de riesgo se exacerba en quienes abusan del alcohol y otras drogas. El calor aumenta la ansiedad, lo que les puede empujar al consumo “en grandes cantidades” y esto, a su vez, puede favorecer el golpe de calor con síntomas graves. En un estudio realizado en Nueva York se descubrió una mayor mortalidad por el consumo de cocaína durante los días calurosos (>31,1 °C) en comparación con otros días, y planteó la hipótesis de que el estrés adicional añadido al sistema cardiovascular por la alta temperatura podría empeorar las condiciones cardiovasculares existentes causadas por el consumo de cocaína.

Por último, compartir esta reflexión de la escritora india Shweta Tale: “La gente cambia con más frecuencia que las estaciones y todavía culpamos al sol por traer calor”.

El estrés abrasador del verano y la salud mental