jueves. 28.03.2024
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La organización ecologista ha elaborado un informe donde se indica que desde el punto de vista climático es más eficiente una dieta que contemple la reducción del consumo de carne, combinada con la sustitución de la producción de carne industrial por otra de ganadería extensiva.

El consumo de carne actual en España, 52,3 kg por habitante al año. Para 2030 se debería reducir su consumo hasta un máximo de 21 kg al año.

Con este documento, la asociación busca dar respuestas para alcanzar un modelo alimentario más justo, saludable y sostenible.  Ante un escenario de crisis ecosocial, la organización ecologista plantea una dieta climática para 2030, basada también en recomendaciones nutricionales, que implique la reducción del consumo de carne en un 60% respecto al consumo actual, con una producción que provenga de una ganadería extensiva, ecológica y ligada al territorio.

En este aspecto proponen aumentar el consumo de legumbres y cereales, fuentes de proteína vegetal, que junto con las verduras, hortalizas y frutas locales y de temporada deben ser la base de la dieta habitual para cumplir con criterios de respeto al medio ambiente y a la salud de las personas.

En la publicación señala que la producción y consumo de productos de origen animal suponen el 45% de la huella climática del sistema agroalimentario en España. En concreto, 1,57 toneladas de CO2 equivalente por persona al año. Es especialmente significativa la producción industrial de carne, principalmente de aves y cerdo, por su importante huella de carbono asociada al consumo de piensos, a la vez que por ser un importante vector en la degradación del medio ambiente en España. 

En el caso concreto del cerdo, se observa que esta estrategia combinada supondría hasta un 60% menos de emisiones netas generadas por persona al año, que únicamente reduciendo su consumo. En su análisis, Amigos de la Tierra expone que el consumo de carne actual en España, 52,3 kg por habitante al año, es insostenible para el medio ambiente y la salud, así como para alimentar a la población mundial.

Así, y siempre teniendo en cuenta las recomendaciones nutricionales internacionales, sostiene que se consuman 21 kg de carne al año. Y apunta que el consumo de carne roja no debe superar los 10 kg por persona al año, frente a los 20,78 kg actuales. Otro de los puntos a destacar del informe es el consumo de carne procesada, el cual puede ser una grave amenaza para la salud y el clima.

Por su parte, la carne procesada de cerdo y aves también está bajo la lupa como causante de deforestación: el 95% de su producción en España proviene de explotaciones industriales, enormemente dependientes de soja y maíz transgénicos, cuya producción ha conllevado la pérdida de millones de hectáreas de bosques, sabanas y pastizales en Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. El estudio recuerda que, según Naciones Unidas, los costes sanitarios relacionados con la dieta en 2030 tendrán un impacto económico de 1,3 billones de dólares al año a nivel mundial, asociados a los costes de atención sanitaria, bajas por enfermedad y costes de “cuidados”.

El cambio de patrones nutricionales hacia dietas flexivegetarianas y con una mayor presencia de proteína vegetal puede suponer una reducción de la mortalidad mundial en más de 12 millones de personas al año. “Desde Amigos de la Tierra reivindicamos una reducción del consumo de carne y un cambio del modelo industrial de producción de carne por uno de ganadería extensiva, ecológica y ligada al territorio. Las políticas públicas deben ir encaminadas a posibilitar esta transición agroecológica, por el clima, por el medio ambiente y por la salud de las personas”, sostiene Andrés Muñoz, responsable de Soberanía Alimentaria de la asociación. 

 

Consumo de carne y huella climática