jueves. 18.04.2024
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Fotograma de la serie Westworld.

Maria del Pilar Leal | En la actualidad, en el sector turístico se habla y se discute sobre la necesidad de generar experiencias turísticas verdaderas. Basta con revisar, leer y hablar con empresarios y académicos cuyas conclusiones, en diversos foros, encuentros empresariales, ferias, blogs y prensa especializada, entre otros, usualmente apuntan a entender al turista y sus necesidades de tal manera que se ofrezcan experiencias personalizadas. El turista contemporáneo, “postfordista” si se quiere llamar así, ya no se comporta bajo un solo patrón; el turista es un individuo que cuando viaja, manifiesta sus gustos, hobbies, preferencias y, en general, su personalidad. Es bien sabido que la demanda turística actual está cada vez más segmentada, con lo cual, la oferta debe adaptarse y responder a esta demanda ofreciendo experiencias únicas, auténticas, que sólo ese viajero, es decir, ese individuo, pueda experimentar. Del mismo modo, el tiempo para disfrutar del ocio se mantiene como un reclamo de la sociedad contemporánea reflejándose, en el caso español, en un incremento en el gasto del turismo y el ocio.

El turista de lujo es un claro ejemplo de cómo la oferta puede adaptarse con el objetivo de ofrecer cualquier experiencia que el cliente desee. En la actualidad, un turista de lujo puede hacer realidad un sueño o un deseo con una agencia especializada que le organice su viaje a medida y le garantice una experiencia única; todo esto, cuando no existe un presupuesto limitado. Así, vemos como algunos viajeros podrán en breve viajar al espacio y, en un futuro no muy lejano, viajar a la luna. Todo se puede hacer realidad, siempre y cuando, se cuente con el dinero para pagar por ello. Paradójicamente, en nuestra sociedad el ser humano es capaz de convivir con el lujo y con la muerte. Estamos acostumbrados a la violencia y al derramamiento de sangre. Esto, en cierto modo, nos hace inmunes frente a la muerte y al dolor ajeno. Todos los días, la guerra en Siria, la muerte de inmigrantes en el mediterráneo, las bombas en Irak, Turquía o Mogadiscio, se apoderan de la prensa, y la movilización ciudadana resulta mínima en comparación con los acontecimientos a nivel mundial. Así, jugar a matar con un Xbox o en el ordenador se convierte en un hábito para muchos y en una realidad virtual que permite al individuo familiarizarse, en cierta medida, con la sangre y los asesinatos.

La serie Westworld, un parque temático de ocio futurista dedicado al viejo oeste, pero sobre todo, orientado a ofrecer de manera personalizada una experiencia que sólo unos pocos pueden pagar, permite plantear una serie de preguntas sobre la actividad del turismo y el ocio, así como sobre la sociedad en general. Sin el ánimo de entrar en una reflexión filosófica alrededor del comportamiento humano, el objetivo del presente artículo de opinión es pensar en el futuro de las experiencias turísticas auténticas, reales y únicas para un turista de lujo. Dos personajes de la serie con un alto poder adquisitivo deciden emprender una aventura única y exclusiva que les permite ser auténtico y ser uno mismo, a partir de la revelación del verdadero yo. Al llegar al parque se les ofrece un servicio personalizado y adaptado a sus necesidades. Los humanoides (robots con aspecto completamente humano) están allí para servirles y cubrir todo tipo de necesidades. Una vez los personajes se adentran en el viejo oeste, éstos empiezan a asesinar robots tan reales como los humanos -sangran, lloran, piden auxilio- que han sido creados para satisfacer esa necesidad de una experiencia real. La puesta en escena de la serie deja entrever cómo los humanos estaríamos dispuestos a pagar lo que fuese con tal de vivir una experiencia privilegiada.  Entre las preguntas que vienen a mi cabeza aparecen algunas como: ¿necesitaremos crear experiencias tan reales que conlleven a asesinar humanoides?, ¿sólo así seremos capaces de satisfacer esa necesidad de experiencia auténtica y real?, ¿es este el perfil del turista de lujo del futuro?, ¿necesitará el turista derramar sangre artificial para poder sentir verdaderamente?, ¿sólo a este tipo de experiencias las podremos llamar auténticas y reales? Tal vez el futuro dará respuesta a las preguntas planteadas pero lo cierto es que, en el actual panorama del sector turístico, la experiencia auténtica, personalizada o customized y a medida, cobra un significativo papel a la hora de satisfacer al turista.


Maria del Pilar Leal | Profesora universitaria en turismo y hospitality

Westworld: ¿el futuro de la personalización y la experiencia turística?
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