viernes. 29.03.2024
vivienda

Cuando hablamos de conquistar espacios propios en nuestro hogar, pensamos en un despacho, una sala de cine o incluso en una zona de barbacoa. No obstante, disponer un área dedicada a los más pequeños de la casa es una decisión muy útil y que, sin duda, nuestros hijos e hijas agradecerán. A continuación, recogemos algunas recomendaciones para convertir nuestro trastero (ese particular cuarto de objetos perdidos en la memoria) en una habitación de juegos infantil.

Libera espacio alquilando un almacén

En primer lugar, deberíamos desalojar de nuestro trastero a sus antiguos inquilinos. Para algunas pertenencias la solución será sencilla: las donaremos, regalaremos o, directamente, las arrojaremos a la basura. Otros objetos, por el contrario, podremos reaprovecharlos en casa. Una última tipología de ‘trastos’, no obstante, nos sumirán en un conflicto: no queremos usarlos, pero tampoco renunciar a ellos. ¿Qué hacer en este caso? La respuesta viene de la mano de los denominados servicios de Self storage. Nos referimos al arrendamiento de mini-almacenes, ofrecido por algunas empresas en la Comunidad de Madrid. Entre ellas destaca el alquiler de trasteros en Alcobendas de Globalbox, una compañía que cuenta con buenas condiciones de limpieza y seguridad, así como con interesantes servicios adicionales (como la QuickBox, una caja de transporte exprés entre nuestro domicilio y el trastero arrendado).

Establece distintas zonas

Ahora sí, podemos diseñar la sala de juegos. Para comenzar, delimitaremos varias zonas diferenciadas: una sección para aquellas dinámicas en las que los niños y niñas se desplazan más, requiriendo un espacio abierto y libre; un área para juegos ruidosos o en los que emplearán juguetes; una zona de relax o más tranquila, en la que finalizarán la sesión de juegos… Asimismo, es importante establecer normas de comportamiento y reglas de actuación en cada uno de estos ‘territorios’.

Colabora con la imaginación

Fomentar la creatividad de los pequeños es uno de los principales retos a los que nos enfrentamos como madres y padres. Afortunadamente, nuestro cuarto infantil se presta a introducir elementos que despierten la imaginación: una pizarra acompañada de rotuladores, un tipi o tienda en el que contar cuentos, una alfombra destinada a la lectura, un baúl con accesorios para desarrollar juegos simbólicos, etc. 

Dispón recursos que ayuden al orden

La economía en materiales será fundamental para que la sala de juegos no acabe cada día terriblemente desordenada. Esto será más sencillo si solo introducimos los muebles estrictamente necesarios. Por otro lado, conviene contar con instrumentos eficaces para recoger y ordenar: muebles, cestas, cajas de plástico, cajoneras o baúles con ruedas.

Cuida los colores y la decoración

Por último, conviene que la apariencia del cuartito colabore con el ambiente lúdico y, al mismo tiempo, haga que los niños y niñas se sientan cómodos. Así, lo ideal sería la combinación perfecta entre colores claros o neutros (en paredes y alfombras) y otros más llamativos (en elementos decorativos o mobiliario temático). Los primeros ayudarán a que los pequeños estén relajados, mientras que los segundos aportarán la motivación y el interés mínimo para propiciar el juego.

Cómo transformar tu trastero en un cuarto de juegos para tu hijo o hija