martes. 16.04.2024
b1
Tex Harris a la derecha, con Robert Cox, ex director de Buenos Aires Herald, con Jorge Fontevecchia, fundador del editorial Perfil, en Buenos Aires

De nombre Fred Allen Harris nació en California en 1938, pero desde niño se crio en Texas lo que, como estudiante y en su vida profesional, asociado por su personalidad abierta y extrovertida, le valió el apodo de “Tex” Harris, como fue conocido dentro y fuera de su país.

Fiel a su identificación con el estado norteamericano petrolero por excelencia, Tex Harris fue uno de esos tejanos altos que destacó en el deportes de baloncesto durante sus estudios secundarios, pero que ya en la Universidad de Princeton sintió el llamado de hacer algo en defensa de los derechos humanos, cuando comenzó a poner miras en dedicarse a la carrera diplomática. Según contaba, en esta esta etapa de su formación, antes de continuar sus estudios de derecho, en 1960, con los ahorros que había logrado para comprarse un coche, decidió invertirlo, en cambio. en realizar un viaje por diversos países del mundo, hasta que le duró el dinero, conectando con varios diplomáticos norteamericanos en los lugares que visitaba. Tal vez allí mismo desarrolló una clara idea de lo que debía hacerse como diplomático, y lo que en realidad, la mayoría hacía. Lo cierto es que a su regreso terminó la carrera de Derecho en la Universidad de Texas. Y en 1965 ingresó en el Departamento de Estado de los EEUU, que es sabido como se denomina al equivalente del Ministerio de Relaciones Exteriores en nuestros países.

Desde el principio entendió que la delegación diplomática de su país no debía dedicarse únicamente, aunque se considerara prioritario, a defender los intereses de sus compatriotas en el país en que estuviera destacada. Consideraba que especialmente en su condición de delegación de un país poderoso en el mundo, debía también defender los derechos humanos que se vieran vulnerados en esos países, en perjuicio tanto de norteamericanos, como de los nacionales o de cualquiera otra nacionalidad, cualquiera fuese el país en cuestión. Por eso el presidente norteamericano Jimmy Carter, un claro defensor de esos derechos universales, a poco de hacerse cargo, decidió designar a Fred Alan Harris en la embajada destacada en Buenos Aires, Argentina, en 1977, con la responsabilidad de velar por el cumplimiento de los derechos humanos, cuando llegaban noticias poco tranquilizadoras con respecto al régimen que había tomado el poder por la fuerza desde el año 1976.

Ted Harris fue condenado al ostracismo de su labor exterior durante 7 años, en labores burocráticas en EEUU, siendo diplomático de carrera, hasta que numerosas asociaciones profesionales y de derechos humanos comenzaron a reconocer su labor en su país

 En efecto, en marzo de 1976 en Argentina, los militares habían dado un golpe de estado contra un gobierno caótico de la presidenta Isabel Perón, que había accedido al poder tras la muerte del general Perón siendo presidente ,en 1974. Yo vivía por entonces en Londres, desde 1966, y en el año anterior a ese golpe, en 1975, la BBC de Londres me había encomendado la misión de informar sobre lo que en mi país de origen, era la primera elección provincial a celebrarse tras la muerte del viejo líder, que había regresado a la Argentina para ganar las elecciones a la presidencia, tras un largo exilio de 19 años. Su esposa, Isabel Perón había heredado el poder, siendo su vicepresidenta. La elección en 1975 era para gobernador de la provincia de El Chaco. En esa visita yo había podido comprobar el régimen de terror impuesto por el Consejero espiritual de Isabel y Ministro todopoderoso de Bienestar Social, José López Rega. Este personaje había creado y dirigía la tristemente denominada Triple A, 'Alianza anticomunista argentina', que comenzó desde la estructura de un gobierno democráticamente elegido, la campaña de terror, amenazando y matando a mucha gente que era considerada “marxista” (término que alcanzó a cubrir todo lo que olía a izquierdas). España que por entonces, en las postrimerías del franquismo, creaba su propia Alianza Apostólica Anticomunista, curiosamente, se convirtió en uno de los principales países de acogida de argentinos y argentinas amenazados de muerte, por la triple A de Lopez Rega, que consiguieron escapar al exilio, entre ellos varios actores que pudieron seguir sus carreras en lengua española en este país. Fue entonces el golpe militar del 76, encabezado por el general Jorge Videla, de triste memoria, que se encargó de elevar aún más, a límites insospechados, el terror, persiguiendo y haciendo desaparecer unos 30.000 argentinos, sin discriminación de sexo, ni edad, llegando a encarcelar mujeres embarazadas, para quedarse con sus hijos, al nacer, y hacer desaparecer inmediatamente después a las madres.

Tex Harris en los años 80En este contexto histórico llegó Tex Harris como encargado de la defensa de los derechos humanos en una embajada norteamericana en Buenos Aires, en 1977, que estaba encabezada por un embajador irónicamente homónimo de un líder cubano, Raul Castro, pero que ignoro si de ascendencia cubana o gallega, estaba en la antípodas de la politica del gobierno revolucionario de Cuba. Porque este embajador estaba por hacer la vista gorda de lo que ocurría en Argentina, y consciente o inconscientemente (¿?) según se decía, había permitido que hasta en el subsuelo de la sede diplomáticas hubiera un centro de tortura de los servicios de inteligencia del gobierno militar argentino. Tex Harris, no bien llegar se fue dando cuenta de la situación extrema que vivía el país, según informó por la extraña desaparición de un grupo religioso de argentinas que había pedido ponerse en contacto con él. Así que Harris en claro enfrentamiento con su embajador, pero sintiéndose fuerte por haber sido nombrado por el presidente Carter, comenzó una increíble campaña de ayuda a los argentinos que corrían peligro, o a los familiares de los desparecidos, hasta llegar a registrar en esa embajada norteamericana un listado de más de 14.000 “desaparecidos”, que logró hacer llegar hasta EEUU, por canales no oficiales. Para dar una idea de su labor de especie de “llanero solitario” hizo imprimir sus tarjetas personales y se plantaba los jueves en Plaza de Mayo, acercándose a las Madres de Plaza de Mayo ofreciendo su ayuda. ¿Se imaginan los lectores lo que podrían pensar al principio esas madres de Plaza de Mayo, clamando por sus hijos, cuando este gigantón gringo se les acercaba, diciendo que ofrecía la asistencia dentro de la embajada estadounidense? Sólo dentro del total desamparo y desesperación de esas emblemáticas mujeres de los pañuelos blancos, es concebible que fueron aceptando esa mano tendida gringa, y según cuentan las estadísticas, ese tejano tan especial llegó a ayudar a cerca de 1.500 personas a escapar al exilio, incluso en contra de la política diplomática del Departamento de Estado de su país.

Esto lo llegué a saber años después, en 1978 cuando me tocó cubrir para la BBC de Londres el Mundial de Futbol de Argentina, por intermedio de Robert Cox, un periodista británico de pura cepa que dirigió durante años el periódico en inglés Buenos Aires Herald, y que fue quien primero dio a conocer en el mundo exterior la existencia de las Madres de Plaza de Mayo. Fue Robert Cox, como digo inglés, pero con el mismo apellido de mi esposa, norteamericana, y que me había entrevistado para su periódico en 1975, quien me hizo enterar de la valentía de Tex Harris. Porque huelga decir que Harris recibió amenazas de muerte contra él y sus familiares si persistía en su labor. Lo mismo exactamente que le pasaba al mismo Robert Cox por su clara denuncia periodística de la situación. Un tejano de ley y un inglés de Hull de letras que se la jugaron por ayudar en Argentina, en uno de sus peores períodos históricos.

Yo no conocí a Tex Harris, pero, Cox comentó que en una entrevista le había dicho que la situación para él dentro de la embajada norteamericana se hacía cada vez más insostenible por la presión oficial y clandestina que sufría. Al año siguiente en 1979, y al mismo tiempo que el presidente Jimmy Carter perdía poder interno en EEUU, Ted Harris fue relevado de su labor humanitaria en la embajada de Buenos, para beneplácito del gobierno militar argentino que siguió con su política de exterminio hasta 1983, cuando se vio obligado a convocar elecciones democráticas, sobre todo por la presión popular tras el desastre de la guerra de Las Malvinas.

Ted Harris, entretanto, fue condenado al ostracismo de su labor exterior durante 7 años, en labores burocráticas en EEUU, siendo diplomático de carrera, hasta que numerosas asociaciones profesionales y de derechos humanos comenzaron a reconocer su labor en su país, primero, haciendo que en 1993 el propio Departamento de Estado de EEUU tuvo que reconocer su labor con su más alta condecoracíón. Y ya luego, en el actual siglo 2000 recibió también condecoraciones de Las Madres de Plaza de Mayo y la más alta distinción del gobierno democrático de Argentina.

Yo como ciudadano hispano argentino que conoció su labor en mi país de origen, Argentina, donde como en otros países latinoamericanos la política exterior de EEUU hizo tanto daño, labor que Harris continuó luego en Sudáfrica, con el apartheid, cuando se le restituyó a su desempeño diplomático, no puedo menos que rendirle homenaje con este obituario tardío, ya que me he enterado que Tex Harris muró en un hospital de EEUU el pasado 23 de febrero. En nombre de su familia, según he leído ahora, un hijo informó que las causas de su muerte eran inciertas, por lo que habían pedido la autopsia. Hasta el final parece Tex Harris no fue reconocido popular y socialmente como se merecía en su propio país.

Tex Harris, un tejano de ley
Comentarios