viernes. 19.04.2024
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Zermatt

Tiene una extensión de 41.290 km2 con 1.852 km de fronteras. Limita al oeste con Francia, al sur y al este con Italia, al este con Liechtenstein y Austria y al norte y noreste con Alemania.

Es un país muy montañoso, con una altitud media de 1.350 metros sobre el nivel del mar. Las cuatro quintas partes del país son montañas, y la meseta central se eleva a más de 600 metros de altitud. La mayor altitud es el pico Dufour con 4.634 metros. Hay más de veinte picos que superan los 4.000 metros de altitud. La altitud desciende de sur a norte.

Hay tres regiones en Suiza: los Alpes suizos en el sur, la meseta suiza en el centro, y las montañas del Jura en el norte. A ellas cabe añadir la zona de Basilea, situada en la fosa tectónica renana, y el distrito de Mendrisio, en la cuenca del Po.

Los Alpes suizos se extienden por la mayor parte del territorio, ocupando más del 60%, y se encuentran en el centro y sur del país. Se trata de un conjunto de pliegues y mantos de corrimiento y formados durante la orogenia alpina, que da nombre a esta gran orogenia en todo el mundo.

Podemos diferenciar en los Alpes tres grandes macizos: el macizo de la Bernina, al este, el macizo de Oberland bernés, y los Alpes Peninos. Encontramos otros macizos menores, pero de gran personalidad, como el de San Gotardo, en el centro de los Alpes, que es el nudo hidrológico del país, del que parten los ríos principales excavando valles paralelos y con interfluvios muy estrechos. Encontramos restos de relieve glaciar y nieves perpetuas. Aquí se encuentran los picos más altos del país: Dufour, Rosa, Mischabel, Weisshorn, Cervino, Finsteraarhorn…

Las montañas de Jura se encuentran al norte. Parte de ella se extiende por Francia. Se trata de un sistema plegado, sin mantos de corrimiento, paradigma del relieve jurásico. Hacen de frontera con Francia y Alemania, y se dispone en arco desde el Ródano hasta el Rin. Ocupan sobre el 10% del territorio, y tienen una altitud media de unos 1.600 metros. Se extiende al noroeste de la depresión en la que se encuentran los lagos Neuchatel y Bienne, que las separa de la meseta suiza. Sus principales picos suizos son el Mont-Tendre, La Dole y el Chasseral.

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Entre los Alpes suizos y las montañas del Jura se encuentra la meseta, una región ondulada, cubierta por sedimentos fluviales y glaciares, como morrenas y lagos represados tras las morrenas. Abundan las colinas, que ocupan sobre el 27% de la superficie, desde el lago Leman, al Constanza y su altitud desciende, de manera generalizada, desde los Alpes hacia el Jura. Es la zona más fértil y poblada del país, en el que las condiciones de habitación son más benignas.

En Suiza nacen algunos de los ríos más importantes de Europa, como el Rin y el Ródano. Aquí encontramos el nudo hidrográfico de cuatro grades cuencas, aunque las del Rin y el Ródano abarcan la mayor parte del territorio. El resto de los ríos pertenecen bien a la cuenca del Danubio, bien a la del Po. Así pues, las aguas de Suiza pueden llegar, bien al mar del Norte, bien al Mediterráneo, bien al mar Negro o bien al Adriático.

El macizo del puerto de San Gotardo es donde nace el río Rin, que es el suministrador principal de las aguas del país. Nace en el collado de Furka, con el nombre de Rin Anterior, y antes de llegar a Reichenau recibe los aportes de las aguas del macizo de Albula. Pasa por la ciudad de Coira, forma frontera con Liechtenstein y Austria y se abre para formar el lago Constanza, que hace frontera con Alemania. En su curso se encuentra con las cataratas Schaffhausen. Pasa por la ciudad de Basilea antes de penetrar en las llanuras de Alsacia. En Suiza el Rin recorre 375 km. Sus principales afluentes son los ríos Thur, Toess y Aar, que es el río central de Suiza.

El río Aar que es el más largo de Suiza. Tiene una longitud de 291 km y drena sobre el 43% del territorio. Desemboca en el Rin cerca de Coblenza. Su caudal, en la desembocadura, es superior al del Rin. Nace en los Alpes Berneses y pasa por Interlaken, Thun, Berna y Argovia. Es navegable desde Thun. En el año 1868, se desvió su curso para evitar inundaciones en Seeland.

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El Ródano nace en el macizo de Furkapass, en los Alpes Lepontinos, a 2.108 metros de altitud. Recorre los Alpes berneses al norte y los Alpes valesanos al sur, y se abre para formar el lago Lemán. Tras pasar dicho lago penetra en Francia. En Suiza tiene una longitud de 264 km. Sus principales afluentes son los ríos Vispo, Borgne y Dranse.

El río Tesino, con su afluente el Moesa, es el principal afluente del Po. Nace en el paso de la Novena, en el macizo del San Gotardo. Desagua en el lago Mayor antes de hacerse italiano. En Suiza recorre 91 km. Hacia el Po también drenan los ríos Poschivavino y Maira, a través del Adda.

En la cuenca del Danubio destaca el río Eno, que recorre en Suiza 104 km, y su caudal es tremendamente variable.

Los lagos en Suiza son muy numerosos. La mayoría tiene un origen glaciar, represados detrás de una morrena o la ocupación por las aguas de valles profundos con una salida estrecha incapaz de evacuar todo el agua que aportan los ríos. Hay lagos tectónicos, producto de las depresiones típicas del relieve alpino. Los principales lagos suizos son el Constanza, el Lemán, el Neuchatel, el Biel, el Mürten, el Joux y el Mayor.

El lago Lemán, o Ginebra, tiene una superficie de 582 km², lo que le convierte en el segundo lago más grande de la Europa central, tras el lago Balatón. Tiene forma de media luna, con 72 km de longitud y 14 de anchura. Es un lago del Ródano, que entra por el norte cargado de sedimentos, y sale por el sur con aguas claras, tras haber depositado su exceso de carga en el lago.

El lago Constanza, se encuentra en el extremo opuesto de la meseta suiza. Tiene una superficie de 541 km², 64 km de longitud y 14 de anchura. En un lago del Rin.

En la zona de contacto entre los Alpes y la meseta suiza se encuentran los lagos Thun y Brienz, lagos del río Aar, y famosos por formar la región de Interlaken. Otro lago famoso es el Lucerna, que se divide entre cuatro cantones. Es el núcleo de la Suiza más genuina. Cerca de él se encuentran los lagos Zug y Sempach, y un poco al noreste los lagos Zúrich y Walen.

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Grindelwald

El clima de Suiza está condicionado por su altitud y la posición de sus montañas, que modifican grandemente las características del clima zonal, dependiendo de si los valles se sitúan a sotavento o a barlovento, lo que da al país una sorprendente variedad de climas locales.

El clima general es continental húmedo. Sus centros de acción principales son el frente polar, que trae abundantes masas de aire polar marítimo, muy húmedas, y que descargan debido a que deben ascender por la presencia de montañas, el anticiclón de las Azores, que deja sentir su influencia en verano, especialmente en el sur, donde hay un claro matiz mediterráneo, que permite el cultivo de la vid y diversos árboles frutales; y los anticiclones térmicos del centro del continente en invierno, con la presencia ocasional del anticiclón siberiano. Los Alpes forman una barrera que impiden la llegada de masas de aire desde el sur, que dulcifiquen el clima.

Los veranos son cálidos y lluviosos, y los inviernos fríos, con muchos días nublados en las partes bajas y muy soleados en las partes altas, combinando sol y nieve. En Suiza es muy frecuente, y violento, el viento foehn, debido a las altas cumbres que deben superar las masas de aire y los grandes desniveles hasta el fondo de los valles, en cuyo descenso el aire se seca y recalienta con facilidad.

El otro viento típico de Suiza es el Bise, que procede del norte, y es frío y seco. Llega a la región tras haber pasado todas las llanuras continentales del centro de Europa, y afecta, especialmente, a la meseta suiza.

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En las montañas encontramos grandes contrastes, con temperaturas medias mucho más frías, incluso por debajo de los -7 ºC del mes más frío y temperaturas medias veraniegas que no superan los 19 ºC. Las lluvias ascienden espectacularmente superándose fácilmente los 2.000 mm y llegando, incluso, a los 4.000 mm en el monte Rosa y la Jungfrau.

Las bajas temperaturas, y las frecuentes lluvias hace que buena parte de los Alpes mantengan nieve durante todo el año, y aquí se encuentra la mayor zona de glaciares de Europa fuera de las regiones polares. Buena parte de los glaciares están en retroceso, debido al calentamiento global. La abundancia de glaciares, y de precipitaciones en forma de nieve, hace que la época del año en la que los ríos tienen menos caudal sea el invierno, aumentando las aguas en primavera y verano.

La vegetación típica de Suiza es el bosque mixto caducifolio, pero con un aumento claro de las coníferas, especialmente a medida que ascendemos en las montañas. El roble y el haya se refugia en el fondo de los valles y las partes más bajas del país, hasta los 1.500-1.600 metros de altitud. En las zonas más altas encontramos el matorral alpino, y la pradera alpina, con muy buenos pastos en verano, ya que en invierno suele estar cubierta de nieve.

Suiza tiene una población de unos 7.750.000 habitantes lo que da una densidad media de unos 188 h/km². La población está muy envejecida. Solo el 16% de la población tiene menos de 15 años, el 68% tiene entre 15 y 65 años y sobre el 16% tiene más de 65 años.

El crecimiento de la población suiza es muy bajo, sobre el 0,3% anual. La tasa de natalidad es baja, sobre el 9,6‰, lo que da una tasa de fertilidad sobre 1,5 hijos por mujer. La tasa de mortalidad es muy baja, sobre el 8,6‰. La esperanza de vida al nacimiento está en torno a los 80 años.

La población está muy irregularmente repartida. La mayor parte del país está ocupada por los Alpes, tienen densidades de población muy bajas; por debajo de los 40 h/km², mientras que la meseta suiza concentra la mayor parte de la población con densidades por encima de los 280 h/km². Sobre el 73% de la población es urbana. Las principales ciudades de Suiza son: Zúrich, 370.000 h, Ginebra, 190.000 h, Basilea, 170.000 h, Berna, 125.000 h, Lausana, 122.000 h.

Suiza ha sido, desde comienzos del siglo XX un país de inmigrantes. El 17% de la población es inmigrante o descendiente de inmigrantes. En la década de 1960 llegaron grandes contingentes de españoles e italianos. También hay en Suiza gran número de refugiados políticos, gracias a su reconocida neutralidad. En la actualidad la mayor parte de los inmigrantes provienen de Italia, Alemania, Serbia, Montenegro y Portugal.

Se hablen cuatro idiomas oficiales en el país, el alemán usado por el 64% de la población, y predominante en el norte, el este y el centro del país, el francés, hablado por el 20% de la población, y predominante en el oeste, el italiano hablado por el 15% de la población, y predominante en el sur, y el romanche, hablado por un exiguo 1% de la población en el cantón de Grisones. No obstante, la mayor parte de los suizos son bilingües, ya que es obligatorio aprender dos idiomas oficiales, el propio y otro.

En Suiza el 47% de su población es católica, el 40% son protestantes, el 2,2% son musulmanes y el 1% son ortodoxos.

LA ECONOMÍA

Suiza es uno de los países más ricos del mundo. Su índice de desarrollo humano lo sitúa entre las diez primeras potencias. Es sede de grandes multinacionales, una industria especializada muy prestigiosa y un sistema financiero que ha sido referencia mundial durante muchas décadas.

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Su agricultura aporta, el 1,5% del PIB y emplea el 4% de la población activa, aunque en buena medida como segunda actividad y a tiempo parcial. La industria aporta el 34% del PIB y emplea al 23% de la fuerza de trabajo, y los servicios aportan el 64,5% y emplean al 73% de los trabajadores.

La agricultura aporta muy poco a la economía suiza. La agricultura dirigida al mercado no cubre las necesidades del país. Está en auge la agricultura ecológica, sobre la que hay controles muy estrictos. A pesar de que Suiza es sede de multinacionales agroalimentarias, como Syngenta, Novartis y Nestlé, apenas se consumen en el país producto modificados genéticamente. La agricultura se da tan sólo es el 10% del territorio, concentrada en la meseta suiza, siendo el 25% para la silvicultura, y el 39% a pastos para la ganadería.

Su ganadería es de gran calidad, pero más productiva que la ganadería son sus productos derivados: quesos, mantequilla, yogures y su mezcla con chocolate, origen de la mayor multinacional agroalimentaria del mundo (Nestlé). Esta apuesta por la agroindustria es uno de los grandes valores de la agricultura suiza.

La actividad minera es prácticamente inexistente, a pesar de la gran actividad de su industria, y a pesar de disponer de grandes recursos hídricos, la electricidad suiza depende de varias centrales nucleares.

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La industria sigue siendo poderosa y de calidad. Destacan los sectores de la relojería, en los cantones de habla francófona, electrónica, electrodomésticos mecánica, farmacéutica y química. Multinacionales como Novartis, Hoffmann-La Roche y Rolex, son marcas conocidas en todo el mundo. Otras grandes multinacionales son Glencore, ABB, Adecco, Swatch Group, etc.

La industria está bien diseminada por todo el país, aunque los principales centros se encuentran en torno a Zúrich, Ginebra y Basilea. La industria es muy poderosa, y su producción excede las necesidades de la población suiza. Sus productos se exportan a todo el mundo, aunque sus principales clientes son los miembros de la Unión Europea.

Los servicios han sido el sector por excelencia de la economía suiza, especialmente los servicios financieros, que fueron la bandera de la economía suiza durante décadas, gracias al secreto bancario, hoy en día menos estricto, y grandes compañías de seguros internacionales. Algunas de las multinacionales financieras más conocidas son UBS AG, Servicios Financieros Zúrich, Credit Suisse Group y Swiss Re.

Suiza, y especialmente Ginebra, es sede de numerosos organismo internacionales, y anfitrión de grandes reuniones. Sin haber sido miembro de pleno derecho de la ONU hasta el 2002 en Ginebra se encuentra la sede europea de la ONU, y las sedes de la Cruz Roja Internacional y la Organización Internacional del Trabajo, el Comité Internacional Olímpico, además de muchas otras. Esto es fuente de muchos ingresos para Suiza.

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LA HISTORIA DE SUIZA

La tribu celta de los helvetios fueron los ocupantes del actual territorio de Suiza. Por su valor estratégico, los romanos de Julio Cesar ocuparon el país en al año 58 a.C.

Las tribus germánicas del lado norte del Rhin invadieron la Helvetia sobre el año 260 d. C. y junto a los burgundios y los francos ocuparon permanentemente el este del río Aar. Alrededor del año 639 los francos habían constituido los reinos originarios de Francia.

Hasta el reparto de Verdún efectuado en el año 843 estos territorios pertenecieron al imperio de Carlomagno. Desde entonces, la región situada al oeste del río Aar fue asignada a Lotario, mientras que la del este quedó en manos de Luis el Germano. La influencia francesa y alemana se mezcló aquí con la tradición latina de la Iglesia Católica romana.

Alrededor del año 1033, por motivos dinásticos y políticos, la Helvetia pasó a formar parte del Sacro Imperio Romano Germánico y se mantuvo así hasta final del Medievo. La región fue dividida en el siglo X debido al restablecimiento de la autoridad imperial y el conflicto con el Papado. No obstante, duques, condes y obispos ejercían su dominio local en forma casi autónoma.

Las ciudades amuralladas servían de centros administrativos y de defensa de las familias dominantes, que buscaban ampliar sus posesiones por medio de las guerras con otros señores y reinos. En el siglo XIII, Rodolfo IV de Habsburgo conquistó la mayoría del territorio de los Kyburgo y se convirtió en el señor más poderoso de la región.

Se desarrolló un sentimiento de libertad en las ciudades contra la nobleza, pero éste era mayor entre las comunidades campesinas de los valles más inaccesibles, unidas por una práctica de cooperación económica para subsistir en situaciones difíciles, que rechazaban el trabajo forzado y el pago en dinero o en especies de los señores feudales.

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Los señores de Habsburgo pusieron en tela de juicio esa libertad y la incertidumbre se mantuvo hasta la designación de Rodolfo de Habsburgo como rey de Alemania en el año 1273, que hizo valer sus derechos imperiales en el Uri y los herederos por su familia en Schwytz y Unterwald hasta su muerte en 1291, cuando esas regiones constituyeron la Liga Perpetua.

Ésta consistía en un acuerdo para arbitrar discordias mutuas, para que imperara la ley en lugar de la violencia, y para la autodefensa. Los jueces debían ser oriundos de esos cantones y tenían que desempeñar el cargo en forma honoraria.

La liga de los cantones de Schwytz y Unterwald, a los que se sumó la ciudad de Zúrich fue el primer antecedente histórico de la Confederación Suiza, que se consolida con la victoria en la batalla de Morgarten en el año 1315, contra el ejército de caballeros enviados por la casa de los Habsburgos para imponer la ley imperial en la región.

La Confederación se hizo viable por las nuevas alianzas. En el año 1332, la Liga firmó un pacto con la ciudad de Lucerna, hasta entonces dependiente de Viena. En el año 1351, Zúrich reafirmó la unión y en 1353 se le sumó Berna, luego los cantones de Glaris y Zug formando así el núcleo capaz de crear un Estado independiente dentro del Imperio Germánico.

En la segunda mitad del siglo XIV, cayó la oligarquía rural, sus tierras y sus leyes fueron municipalizadas. En este movimiento democrático rural surgió la landsgemeinde o asamblea de todos los pobladores, órgano soberano de la comunidad del cantón. Un movimiento análogo fue encabezado por los gremios de las ciudades. En adelante, la Confederación se lanzó a la conquista territorial. Durante el siglo XV, a través de numerosas batallas, la unión creció a trece cantones, mantuvo las alianzas con otros y creó el primer órgano estatal, la Dieta, con dos escaños y un voto por cantón.

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El rey de Francia impuso a los cantones un tratado de paz en el año 1516, y luego una alianza en 1521, que le daba el derecho de reclutar soldados en Suiza. Los lazos militares y económicos derivados de esa alianza, que sólo Zúrich se negó a firmar, se mantuvieron hasta el fin de la Antigua Confederación, que se produjo en el año 1798.

La Reforma entró en Suiza por medio de Ulrico Zwinglio, cuya predicación contra el servicio mercenario, la corrupción y el poder del clero tuvo un gran apoyo y fortaleció a la burguesía de las ciudades.

El intento de Zwinglio de alterar la alianza federal en beneficio de las ciudades reformadas fue frustrado por la victoria de las zonas rurales de confesión católica. La segunda paz nacional de Kappel, firmada en 1531, otorgó ventajas a la minoría católica sobre la mayoría protestante.

Las regiones comunes a las dos confesiones vivieron constantes tensiones, pero obligaron a ambos campos a colaborar, preservando la unidad de la Federación. Mientras en las regiones católicas predominó la actividad agrícola, en las reformadas prosperó el comercio y la industria, con la ayuda de refugiados franceses, italianos y holandeses.

La propiedad de los bienes raíces, el comercio y la industria junto al reclutamiento de tropas mercenarias, dieron gran riqueza y poder a un pequeño núcleo de familias, mientras los pequeños campesinos quedaban sin derechos, obligados a trabajar las tierras mediocres o como obreros agrícolas.

Durante los conflictos europeos del de los siglos XVII y XVIII, la división confesional y el mercenariado desempeñaron un papel decisivo para preservar la neutralidad de Suiza, que se convirtió en condición de la existencia de la Confederación. La política de neutralidad armada, vigente hasta hoy, fue formulada por primera vez por la Dietas en el año 1674.

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En el año 1712, la victoria protestante obtenida en la Segunda Batalla de Villmergen puso fin a las luchas religiosas y consagró la hegemonía de las ciudades, que estaban en pleno crecimiento industrial. Suiza era entonces el país más industrializado del continente, una industria basada en el trabajo a domicilio, que transformó totalmente la vida en el campo.

Se sucedieron rebeliones populares en el siglo XVIII contra la oligarquía urbana por reformas a la Constitución. En marzo de 1798, cayó la Antigua Confederación y se proclamó la República Helvética, con su soberanía radicada en el pueblo. De la República Unitaria a la Constitución Federal del año 1848, que marcó la victoria definitiva del liberalismo en Suiza, se sucedieron golpes de Estado, rebeliones populares y guerras civiles. La Constitución de 1848 eliminó los obstáculos que frenaban el desarrollo capitalista del país.

El nepotismo y la concentración del capital en beneficio de pequeños grupos generaron una creciente oposición al sistema institucional. La Constitución de 1874 recogió parte de estas peticiones e introdujo el referéndum como elemento de democracia directa.

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En el año 1888, la creación del Partido Socialista, movió a los liberales, en 1894 y conservadores en 1894 y 1912 a organizarse en todo el país. Durante varias décadas la principal reivindicación del Partido Socialista fue la implantación del sistema de elección proporcional.

La Primera Guerra Mundial introdujo tensiones internas, sobre todo entre las regiones de habla francesa y alemana. Bajo la jefatura de Ulrich Wile el ejército suizo colaboró con Alemania. La tensión sólo aflojó tras la victoria de Francia cuando Suiza se acercó formalmente a los aliados e ingreso en la Sociedad de Naciones.

Los comicios de 1919 marcaron el fin de la hegemonía liberal. La votación del Partido Socialista llevó a los liberales a formar un bloque con los campesinos, mientras los conservadores ganaron la segunda cartera en el Consejo Federal.

Durante la II Guerra Mundial, las potencias europeas reconocieron la neutralidad armada de Suiza, que se mantuvo al margen del conflicto. En la Guerra Fría, Suiza se mantuvo en el campo occidental pero no se adhirió a la ONU para mantener su neutralidad. Por su neutralidad política, Suiza no ingreso en la Comunidad Económica Europea.

En el año de 1959, los socialistas retornaron al Consejo Federal con dos representantes. Desde entonces, la integración del Ejecutivo se mantiene casi igual, con el 80% del electorado representado en el gobierno.

En la década de 1980 surgieron nuevos grupos de activistas sociales, como los adversarios a las centrales nucleares y las feministas que en el año 1981 incorporaron a la Constitución, mediante un referéndum, la igual de derechos entre hombres y mujeres.

Los últimos años son por todos conocidos. Como vemos hoy en día Suiza es un modelo para todo el mundo por su respeto a los derechos humanos y por la calidad de vida que tiene sus habitantes.

Suiza, un espectáculo de belleza