martes. 16.04.2024

Hace ya más de 3 meses que estamos en un estado de alarma en nuestro país a causa de la pandemia del Covid-19, y las entidades de mujeres y solidarias se están dedicando en cuerpo y alma a ayudar y acompañar a las mujeres y a todas las personas que más lo necesitan

Organizaciones feministas han hecho frente a las consecuencias del famoso lema del “quédate a casa”, tanto en las curas, como en la contención de las crisis y las violencias, en la mayoría de los casos supliendo las responsabilidades que corresponden a las instituciones públicas, ofreciendo servicios de atención apoyo, escucha y denuncia.Entre otras destacamos como las más activas, asociaciones de apoyo a las mujeres migrantes, Mujeres Pa’lante, el sindicato SINDILLAR, las Kellys Barcelona, o la asociación Mujeres No Estàndars.

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Las mujeres migrantes las más vulnerables

Rocio Echevarria es una de les coordinadoras de Sindillar, y desde el principio del confinamiento se movilizaron, por qué el sector de las trabajadoras del hogar y de los cuidados fueron las primeras afectadas al quedarse sin trabajo. “Nuestra lucha para mejorar nuestras condiciones ya venía de mucho antes, pero con el Estado de Alerta se agravó muchísimo. La mayoría por miedo a los contagios fuimos despedidas de muchos trabajos, sobre todo fuimos expulsadas de las casas y de trabajos de acompañamiento de las personas dependientes. Y como a nosotras se nos aplica un reglamento especial, y no el general de la SS, dejamos de cobrar inmediatamente. De hecho hemos podido subsistir gracias a las cajas de Resistencia que abrieron, y que contaron con aportaciones individuales y de asociaciones”.

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Pero a pesar de que se puede confirmar que su sector es uno de los grandes olvidado tanto por la política estatal como autonómica, y además que los medios de comunicación no las han tenido en cuenta, lo tienen claro: “No queremos ser consideradas VICTIMAS, somos personas pensantes, y muy necesarias en nuestro entorno. Hemos resistido y resistiremos y sobre todo como sindicato - sin ayudas oficiales-, seguiremos reivindicando nuestras condiciones de trabajo” Por esta razón, a su campaña de apoyo lo denominan SindiRebels.

De momento, las integrantes de este sindicato al igual que otras organizaciones se han unido a la manifestación que se ha convocado este domingo por la mañana en Barcelona.

Ellas se reunían a La Bonnemaison, pero como otras asociaciones no han podido hacerlo desde su cierre “Nosotras como cooperativa de Mujeres Pan’lante-nos explica Leire Buitrago- hemos estado fabricando EPIs, todo tipo de materiales de protección, y hemos repartido geles, productos de limpieza y cestas con alimentos frescos y con productos envasados”.

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Esta asociación de mujeres inmigrantes tiene locales en Barcelona y a Hospitalet del Llobregat, y han podido desarrollar esta tarea por las donaciones recibidas. “Nosotras mismas como Cooperativa hemos tenido que hacer un ERTE, y no sabemos cuándo podremos volver a nuestra actividad. Y muchas compañeras se han quedado sin trabajo. Estamos haciendo todo lo podamos para ayudar, asesorar y cuidar”. Ellas también están por la legalización trabajadoras y cuidadoras del hogar, como se puede ver en su Web”.

También las camareras de hotel, se han visto muy afectadas por el confinamiento, y su asociación, las Kellys, pidieron enseguida medidas de seguridad para desarrollar su trabajo y ayudas por los los despidos y recesiones de contratos. Ahora que llegan a la llamada Nueva Normalidad aún están peor que antes. “Con la bajada del sector turístico, las patronales hoteleras, quieren disminuir salarios y empeorar nuestras condiciones de trabajo”). Mirar su Facebook).

JPEGDones No Estàndards, también se han mantenido muy activas durante este periodo, por un lado atendiendo a las mujeres que perdían el trabajo, o tenían especial peligro de contagio, porque durante los primeros días de caos sanitario sabían que algunos servicios de urgencias no habían facilitado “respiradores” a enfermos mentales y a algunas personas con discapacidad. Por otro lado han comprobado en la primera etapa de confinamiento y hasta ahora que su problemática está “invisibilizada, y no se cuenta con ellas en las medidas que se toman. Ahora, este sábado, 13 de junio, han convocado una concentración en la playa de Bogatell, de Barcelona, en frente del Mac Donals y esperan el apoyo de la ciudadanía.

El porqué de su acción colectiva nos lo explica Carme Riu, presidenta de DnE: “Ahora que en la fase 2 ya podemos bañarnos, en las playas de Barcelona, pero las personas con diversidad funcional no podremos hacerlo. El año pasado disponíamos de un Servicio de Atención especial para vigilar nuestra seguridad cuando entrábamos al agua y lo han eliminado. No lo entendemos porque, puesto que la empresa responsable encara un contrato de 2 años. Pedimos que lo devuelvan pronto”. Según ella no es lógico tampoco que el ayuntamiento que “se ha espabilado tanto al poner cámaras de vigilancia, no han puesto en marcha nuestro servicio”.

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Por su parte, Ongs como Entrepueblos también se movilizaron en esta etapa, y el 26 de abril organizaron un encuentro virtual sobre economía feminista. “Mientras la mayor parte de las empresas han tenido que detener su producción -por la cual “todavía” se requieren personas- el que nunca se puede parar es el trabajo reproductivo, el que se desarrolla en nuestra sociedad y se realiza en el ámbito doméstico. Aquí han ido a parar la mayor parte de las tensiones, desazones, frustraciones y necesidades de cuidados que comporta esta crisis, con todo el que esto significa para las personas -mayoritariamente mujeres- que lo sostienen. Mirar “Economía feminista para no volver a la normalidad”.

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Mujeres de los barrios, las mejores voluntarias sociales

En las video-reuniones que hicieron un grupo de representantes del Consejo de Mujeres de san Martí pudieron comprobar el aumento de la solidaridad “feminista” y social en los barrios. Desde el primer día de confinamiento se movilizaron. “Las mujeres son expertas en las cuidados y en la atención familiar y ahora lo tenemos que demostrar más que nunca, porque la gente que nos rodea lo necesita”, comentaban en sus intervenciones, una detrás de la otra. Este tema de “movilizarse para ayudar junto a la preocupación del aumento de la violencia hacia las mujeres, por el obligado encierro a casa, fueron los ejes del trabajo “confinado” pero abierto y solidario de entidades, de muchas activistas voluntarias también y de las responsables del área de la mujer del ayuntamiento.

Charo Carrera, del grupo de las Vernedas, colabora desde hace tiempos, como voluntaria de Solidària Associació, pero ahora con el confinamiento como la mayoría de grupos de ayuda, se han visto desbordadas: "Ayudamos a familias en situación precarias, arreglamos ropa para adultos y para los más pequeños. repartimos canastillas para los bebés. Ahora también repartimos productos de higiene y algo de alimentación". Todas son voluntarias y pueden hacer este trabajo, por las donaciones que reciben. Montse explica que a veces son 14 mujeres y otras veces 4, y a veces hacen cantidad de horas. Por ejemplo, "ayer hice 11 horas seguidas, pero me siento muy satisfecha por esta dedicación"-comenta.

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Maria Luisa Carreño, lleva el Centro San Martín de ayuda Comunitaria, y antes del confinamiento repartían dos días por semana una bolsa de productos de alimentación y limpieza, con productos proporcionados por el Banco de Alimentos y por la Fundación Formación y Trabajo de Caritas. “Ahora se ha duplicado el número de familias a las que atendemos, y nos hemos visto obligados a desarrollar una campaña propia de recaudación de alimentos. Repartimos un menú diario con la comida elaborada para todo el día, y esto antes no lo hacíamos. Ahora es fundamental para muchas familias que no tienen ingresos”. En total se benefician unas 350 familias (unas 1500 personas) que acuden a su local del barrio de Vía Trajana, junto al río Besós. “En nuestro taller de costura- hacemos mascarillas, con unas telas homologadas que nos envía una empresa. Las repartimos entre las personas que vienen. Ahora estamos realizando máscaras especiales para los más pequeños, escolares que estarán el mes que viene a los casales.

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Redes de apoyo mutuo vecinales

La Red de Mujeres Cosedoras van por varios lugares de la ciudad, y están muy bien organizadas realizando mascarillas para las personas sin hogar y para las personas que recogen y reparten alimentos.

Hay que destacar la rapidez de reacción y la continuidad de trabajo del Grupo de Apoyo Mutuo de barrios como el Raval, Poblenou, Clot_Camp del Arpa, Ca Isidret a la Verneda, o la de barrios como Horta- Guinardo, que en su mayoría están dirigidas por grupos de mujeres y se han puesto en marcha para ayudar a la gente más necesitada de su entorno, para impedir desalojo, desahucios y para repartir alimentos. Las primeras convocatorias provinieron del grupo de activistas del Ateneo de la Flor de Mayo y de la Huerta comunitaria de La Vanguardia, en el Poblenou, que pusieron en marcha una campaña de apoyo a los migrantes de Casa África que hacía meses habían sido desalojados de un lugar ocupado en el barrio y que se encuentran sin recursos para mantenerse.

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“Las Redes son necesarias para aumentar la solidaridad que ya existía. Las bocas para alimentar se han multiplicado por 3 pero los alimentos a repartir no. Y por eso ha sido necesario desarrollar campañas de recogidas solidarias a los barrios” explican las protagonistas de iniciativas como ‘‘Ara més que mai’, que llevan adelante una campaña de comunicación y cooperación solidaria que agrupa a varias entidades y se denomina Covidien 19.

Unos de los barrios más movilizados por las consecuencias del Covid 19 ha sido el del Raval (ciudad antigua) que han puesto en marcha diferentes redes de solidaridad y apoyo mutuo. Mirad este mapa colaborativo del distrito que han publicado. Foto Movimiento. Grupos de mujeres y de jóvenes están trabajando para ayudar a la gente más necesitada del barrio.

Fuente AmecoPress | Fotos: Julia López.
 

Solidaridad feminista y social en tiempos de confinamiento