jueves. 28.03.2024
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Las Confederaciones Sindicales CCOO y UGT han celebrado o están celebrando durante este año 2021 los congresos en todas sus estructuras: provinciales, comarcales, CCAA y las federaciones sindicales de los sectores de producción y servicios. Es la cita en la que su militancia hace balance del trabajo hecho y mira de frente la realidad económica, industrial, social y laboral. Un momento para ponerse de puntillas para adivinar y atender los cambios y los nuevos desafíos en el mundo del trabajo. Y la ocasión para cargar fuerzas e ilusión, y renovar equipos y planes de trabajo.

Quienes estén siguiendo el contenido y el ambiente de estos congresos sindicales comprobarán el alto nivel de unidad y de acuerdo con que se están celebrando. Y sobre todo el ambiente de compañerismo e ilusión que se respira en la gran mayoría de ellos. Son Congresos que aprueban con amplias mayorías la gestión y se reafirman en la exigencia de diálogo y suma de esfuerzos a las fuerzas políticas y empresariales. Comprobarán también que el sindicalismo no son sólo las puntuales negociaciones y acuerdos que sus líderes alcanzan con los gobiernos y las patronales y que se retransmiten por los medios de comunicación. Comprobarán que el sindicato es también, y, sobre todo, la actividad constante de un ejército de personas militantes, tantas veces decepcionadas por el escaso reconocimiento social que reciben en relación a su esfuerzo honesto y diario de representar a sus compañeros y compañeras de trabajo. Esas personas que dedican su tiempo a asesorar, negociar los convenios colectivos, asesoramiento en los problemas de cada día,  los pactos que se alcanzan, los ERES, también los desacuerdos y problemas pendientes..... Aunque en la mayoría de las ocasiones pasen desapercibidos por la opinión pública,

Congresos, el de CCOO, cuyo proceso finalizará el próximo 23 de octubre, y el de UGT, que culminó en Valencia el pasado 20 de mayo, que deben servir para insuflar autoestima y orgullo a los miles de militantes sindicales y a los casi doscientos mil delegados y delegadas de ambos sindicatos elegidos en las empresas. Orgullo por su compromiso y trabajo diario que merecen el reconocimiento social por su voluntaria dedicación. Urge explicar y entender el trabajo duro, valiente e inteligente, que realizan en los centros de trabajo, y que tantas veces queda diluido y callado por el ruido de la calle, porque, como dice el refrán, “hace más ruido una carreta vacía que una carreta llena”. 

Sin el compromiso y una fuerte voluntad de lucha de los jóvenes, los sindicatos no tendría futuro. Pero los jóvenes tampoco lo tendrían sin los sindicatos

Es de justicia que se cuente con orgullo, para que se conozca, y se responda a esa capciosa pregunta que oímos tantas veces: ¿qué hacen los sindicatos? Pues hacen mucho y muy necesario. Tanto, que desmiente con rotundidad el mensaje de esos sectores reaccionarios que pronostican la realización de su sueño de que “los sindicatos hoy, en los centros de trabajo, ya no son necesarios”. Precisamente hoy, cuando la tarea del representante sindical, sigue siendo igual de necesaria que hace décadas, un poco más compleja, es verdad, y por ello más difícil confiarla sólo a la espontaneidad o la experiencia pasada.

Hablar de sindicalistas es hablar de lucha, de decepciones y también de éxitos, como el alcanzado en estos días con el acuerdo en la empresa H&M, tras semanas de exitosas movilizaciones y duras negociaciones. El trabajo de esas y esos jóvenes sindicalistas nos explica, con este ejemplo como tantos otros que se producen diariamente en todo el país en grandes, pequeñas y medianas empresas, lo que se ha querido expresar en las líneas anteriores. Una experiencia que debería ser el principal acicate para estimular y convocar a la afiliación masiva de los trabajadores y trabajadoras, especialmente a los jóvenes a los que los sindicatos deberían saber conquistar con el ejemplo de su actividad, de sus aspiraciones para que sientan con el corazón y la cabeza el orgullo del compromiso sindical. Para transmitirles responsabilidad y capacidad de propuesta a la hora de seleccionar los objetivos y las prioridades de los sindicatos, a la hora de construir las reivindicaciones atendiendo a los problemas de los jóvenes en la empresa y en la sociedad.

Convertir la lógica decepción y la resignación con que viven muchos jóvenes sus condiciones de trabajo, su empleo o el paro, en afiliación, en militancia sindical, es el reto principal que tiene el sindicalismo, por delante de cualquier otro. Y así se está subrayando en ambos Congreso Sindicales. Porque sin el compromiso y una fuerte voluntad de lucha de los jóvenes, los sindicatos no tendría futuro. Pero los jóvenes tampoco lo tendrían sin los sindicatos. 

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