jueves. 28.03.2024
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Ekai y su padre Elaxar en noviembre pasado | Foto: LaSexta

Numerosos estudios realizados a nivel internacional revelan que los intentos de suicidio entre los jóvenes LGBTI son de 3 a 5 veces más numerosos que entre los jóvenes en general

El Observatorio Español contra la LGBTfobia lamenta la muerte de Ekai, el adolescente trans de 16 años en Ondarroa, que se ha suicidado hace unos días ante la desidia de las administraciones, cansado de aguardar un tratamiento hormonal que no llegaba mientras observaba impotente como su cuerpo cambiaba día a día, y exhausto de esperar un verdadero reconocimiento social de su identidad de género. Se trata de un nuevo caso de suicidio de jóvenes LGBTI ante la inactividad de las administraciones en tratar de fomentar un clima de respeto y aceptación de la diversidad sexual y de géneros. 

“Desde el Observatorio contra la LGBTfobia estamos alarmados ante este goteo incesante de jóvenes LGBTI, que en la flor de su vida deciden terminar con su vida porque no encuentran apoyo, respeto y aceptación en la sociedad o en su entorno familiar o escolar, tienen conflictos con la autoaceptación de su sexualidad, falta de confianza en sí mismos, o muchas veces se enfrentan en soledad a rechazos, insultos y hostigamiento por parte de otros jóvenes o por una sociedad que aún sigue estigmatizando la diferencia, la diversidad y lo no normativo”, declara Paco Ramírez, director del Observatorio.

“Numerosos estudios realizados a nivel internacional revelan que los intentos de suicidio entre los jóvenes LGBTI son de 3 a 5 veces más numerosos que entre los jóvenes en general. Dentro de los jóvenes LGBTI, los jóvenes trans son los más vulnerables, los que más acoso y discriminación sufren diariamente. En España como siempre tenemos una falta total de este tipo de estudios e investigaciones, ya que lo que no se ve no existe. Sólo uno o dos de estos suicidios de jóvenes LGBTI al año logra difundirse públicamente, pero son decenas los que o bien los padres ocultan la causa por vergüenza o por no aceptar la sexualidad de sus hijos, o bien los jóvenes nunca lo habían comunicado en su entorno o incluso ni llegaron a la autoaceptación. Además tampoco es necesario ser LGBTI para ser acosados o sufrir bullying por ello. Esperamos que Ekai sea el último joven LGBTI de esta siniestra estadística”, explica Ramírez.

“A falta una legislación nacional que fomente la diversidad sexual y de géneros y que luche contra el odio, la discriminación y el acoso escolar, son muchas las Comunidades Autónomas que han aprobado sus propias leyes ad hoc, si bien en el límite de sus competencias autonómicas. Las escuelas tienen una responsabilidad manifiesta en aumentar la conciencia ciudadana y su sensibilidad en los temas de derechos y libertades fundamentales. Es indiscutible la necesidad de protocolos específicos de actuación contra el bullying, la inclusión en el currículo escolar de forma vertebral de la diversidad en todas las materias y no sólo en una única asignatura ‘cajón de sastre’, la incorporación de los valores ciudadanos de la diversidad en la formación del nuevo profesorado y una actualización del profesorado actual, programas de mediación escolar que contemplen la diversidad en todas sus vertientes, además de campañas publicitarias institucionales que normalicen y cotidianicen la diversidad como una riqueza de las sociedades”, concluye Paco Ramírez.

Un adolescente transgénero de 16 años se suicida "cansado de aguardar un tratamiento...