martes. 16.04.2024
HISTORIA | EDUARDO MONTAGUT

Renta mínima garantizada y pensiones en Thomas Paine

Thomas Paine (1737-1809), en sus dos principales obras, exponía la necesidad de una sociedad democrática, pero con una clara redistribución de la renta por medio de la presión fiscal.

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La propiedad debía ser respetada, era un derecho natural en línea con lo defendido en su momento por Locke, pero la gran propiedad debía estar gravada. El producto de este impuesto serviría para compensar el prejuicio sufrido por los ciudadanos sin tierra

Thomas Paine (1737-1809) es un personaje norteamericano, de origen inglés, fundamental en la historia de la democracia occidental. Publicista y agitador, luchó en la fascinante época de la Revolución americana y la Revolución francesa, pero también de la menos conocida, pero no menos importante, de los reformadores británicos, entre los que destacaron el radical Spence, el socialista agrario Ogilvie, o Godwin, a caballo entre el socialismo y el anarquismo. En realidad, no podemos calificar a Paine de socialista, pero sus intereses y reflexiones teóricas le llevaron a tratar la cuestión de la propiedad, estableciendo algunas ideas del socialismo reformista posterior.

Paine ha pasado a la historia por su clara defensa de los derechos del hombre, pero para asegurar su respeto o garantía, nuestro protagonista no se quedó solamente en la defensa de un profundo cambio del concepto de Estado y de la necesidad de la creación de un régimen representativo, aún siendo éstos aspectos revolucionarios evidentes. En sus dos principales obras, Derechos del Hombre (1792) y Justicia agraria (1796), Paine exponía la necesidad de una sociedad democrática, pero con una clara redistribución de la renta por medio de la presión fiscal, y con una atención pública clara a los ancianos. La propiedad debía ser respetada, era un derecho natural en línea con lo defendido en su momento por Locke, pero la gran propiedad debía estar gravada. El producto de este impuesto serviría para compensar el prejuicio sufrido por los ciudadanos sin tierra. Quienes no tuviesen tierra, al llegar a la mayoría de edad (21 años) se les entregaría un pequeño capital, y a partir de los 50, una renta anual. Estaríamos hablando, realmente, de una renta mínima garantizada, en el primer caso, y de pensiones en el segundo.

Sin lugar a dudas, estas ideas estarían esbozando aspectos del muy futuro Estado del Bienestar, tan desarrollado posteriormente en el ámbito ideológico y práctico anglosajón.

Renta mínima garantizada y pensiones en Thomas Paine