viernes. 19.04.2024
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la viabilidad de una red social libre de publicidad se antoja dudosa

Eugenio Hernández | @ebarcalaSon muchas las candidatas a arrebatar a Facebook su lugar privilegiado en el ecosistema de las redes sociales. En esta carrera hay quien intenta competir en su mismo terreno pero también algunas iniciativas que apuestan por algo más radical: cambiar totalmente las reglas del juego. “Sencilla, hermosa y sin anuncios” es como se define ELLO, una comunidad que de momento no permite el libre acceso, pero cuyo nacimiento ha generado una inusual expectación.

Este raro interés nace en parte de su manifiesto fundacional. En esos párrafos se afirma que los usuarios de las redes sociales ha sido convertidos en un mero producto para la venta de publicidad y clama contra la recogida y tratamiento de datos personales, cuyos beneficiarios  serán los anunciantes.

El regreso a los orígenes

Sólo con la afirmación de que peleará contra esas prácticas, la nueva red ha conseguido acumular una lista de espera de decenas de miles de peticiones de acceso. Y apoyada en ese recibimiento, alberga la esperanza de sobrevivir sin necesidad de acudir al mercado de la publicidad, ofreciendo opciones de personalización de los perfiles como fórmula para generar ingresos.

Hasta ahora, la batalla se libraba por nichos específicos de usuarios o para sobresalir en determinadas áreas. Youtube, Pinterest y Vine ponen el acento en el atractivo de las imágenes y el vídeo. Twitter, Line o Whatsapp enfocan su apuesta en mejorar los viejos sistemas de mensajería instantánea.

Pero en el caso de ELLO, el elemento diferenciador pretende ser el respeto por el usuario y el retorno a una idealizada internet primigenia: una comunidad abierta y transparente cuyo objetivo sea desarrollar la creatividad y facilitar el encuentro entre personas.

Ingredientes del “anti-Facebook”

El momento elegido para el lanzamiento también acompaña, al detectarse un cierto cansancio y abandono entre los usuarios en Facebook y crecientes reticencias de los más jóvenes a la hora de compartir su vida digital con familiares o jefes al tiempo que son bombardeados con noticias y ofertas no deseadas.

ELLO aparece además como una isla de independencia en un mundo controlado por los mercados financieros. Cuenta con el soporte de casi medio millón de dólares de capital riesgo pero el relato que ofrece al público es que se trata de una iniciativa personal y teñida de romanticismo.

Su artífice es Paul Budnitz (artista, cineasta, creador de las bicicletas que llevan su nombre y fundador de la compañía de juguetes Kidrobot). Responde al prototipo del “emprendedor de garaje”, en esta ocasión acompañado de un diseñador gráfico y un pequeño estudio de programadores.

A primera vista, la viabilidad de una red libre de publicidad se antoja dudosa. Sus más directos rivales son fuertes, están valorados en miles de millones de dólares y acumulan una década de experiencia junto con astronómicas cifras de usuarios. Pero eso no parece desanimar al impulsor del “antifacebook” en su cruzada. Quizás porque, como el propio Budnitz afirma, “todo lo hermoso que creamos en la vida requiere de un salto de fe”.

La red social anti-Facebook