viernes. 17.05.2024
Foto: Prudencio Morales.

Las movilizaciones en España han pasado de 18.422 en 2011, a 32.884 en octubre de 2012

En el arranque de la actual legislatura hay una novedad que destaca frente a años anteriores: la ciudadanía ha cobrado un protagonismo desconocido. Un mero repaso a 2012 nos revela la gran cantidad de mareas que han tomado la calle identificándose con distintos colores: verde (educación), blanca (sanidad), negra (funcionarios), morada (mujeres), naranja (servicios sociales) o amarilla (dependencia). Y junto a ellos, ha tenido un papel muy destacado organizaciones como Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH).

Es cierto que todo empezó el 15 de mayo de 2011. Entonces cientos de miles de jóvenes se echaron a la calle al grito de “no nos representan” o “democracia real ya”. Los datos indicaron que en su inmensa mayoría eran ciudadanos de izquierdas, menores de 35 años y con estudios universitarios. Era el origen del movimiento de los indignados. Su repercusión internacional fue enorme no sólo porque las imágenes causaron un gran impacto en todo el mundo, sino que además inspiró a otros movimientos como por ejemploOccupy Wall Street. 

Sin embargo, 2012 presenta dos rasgos diferenciados respecto al origen de la movilización. Por un lado, el año pasado la ciudadanía apareció mucho más organizada y articulada. Pero no porque tuviera liderazgos visibles, sino porque sus demandas eran mucho más reconocibles, se centraban en aspectos concretos y las movilizaciones eran fácilmente identificables. Los colores de las mareas no sólo se hicieron muy populares, sino que además lograron visibilizar de forma muy clara qué querían los ciudadanos. 

Por otro lado, el aumento de la movilización fue espectacular. Las movilizaciones en España han pasado de 18.422 en 2011, a 32.884 en octubre de 2012. Es decir, es muy probable que en un solo año se hayan duplicado y, respecto a 2006, se habrían multiplicado por tres.

No obstante, como casi todo fenómeno social, hay muy pocas cosas que no hayan sucedido antes. Seguramente, si hay un momento comparable al actual es el que se vivió en España en los años 70 del siglo pasado. Entonces la sociedad española también fue consciente de su protagonismo y comenzó a movilizarse de forma totalmente desconocida. Algunas cifras que mostré en otro artículo lo revelan:

1. En sólo diez años, de 1966 a 1976, las horas perdidas por huelga pasaron de 1,5 millones a 150 millones. 

2. En los tres primeros meses de 1976 se produjeron 17.731 huelgas, cuando un año antes apenas observamos 3.156. 

En definitiva, 2012 ha sido un año de gran agitación social donde la ciudadanía ha cobrado protagonismo como actor de oposición

Pero estas movilizaciones sociales no fueron sólo por motivos laborales. Es cierto que entre 1963 y 1967 sólo el cuatro por ciento de las movilizaciones obreras eran políticas. En cambio, de 1967 a 1974 el motivo de la reivindicación pasó a ser política en un 45 por ciento (ver José María Maravall, 1981, La política de la transición 1975-1980, Taurus). 

En definitiva, 2012 ha sido un año de gran agitación social donde la ciudadanía ha cobrado protagonismo como actor de oposición. El único aspecto negativo es que esta gran movilización social se ha visto acompañada de un aumento de la desafección política. Por ello, desde julio de 2012, uno de cada dos españoles se muestran indecisos o se declaran abstencionistas. A diferencia de los años 70, cuando la sociedad era optimista y acompañaba al cambio político desde la calle, en los momentos actuales nos encontramos con una ciudadanía pesimista que ha perdido gran parte de sus referentes políticos. 

Publicado en Blog Alternativas en El País

La oposición de los ciudadanos