viernes. 29.03.2024
covid distancia

La etología es la ciencia biológica, que tiene por objeto de estudio el comportamiento de los animales, incluido el hombre, y sus determinantes fisiológicos y ambientales.

A lo largo de la vida los seres humanos forman grupos, como familias, empresas, confesiones religiosas, sociedades deportivas etc. Los grupos en diferentes momentos hacen uso de diferentes elementos para identificarse y así diferenciarse de otros grupos. Uno de estos elementos lo constituye el saludo, sea mediante lenguaje verbal y/o corporal forma parte de una amplia variedad de elementos que permiten dar identidad a un grupo. En este contexto el saludo debe entenderse como una forma de comunicación, identidad, interacción, desarrollo y supervivencia del grupo.

Hay estudios científicos que refieren que un apretón de manos estimula zonas de refuerzo del comportamiento a nivel cerebral, como la buena comida, la bebida o incluso el sexo.

Simplificando mucho podríamos decir desde la etología que nacemos, crecemos, nos saludamos y, finalmente morimos.

En estos tiempos de pandemia con crisis no sólo sanitaria y económica, sino también sociológica, ya que se nos recomienda limitar los saludos, cambiar la forma de hacerlos evitando el contacto físico y mantener la distancia de seguridad, rompiendo así con una de las identidades del grupo social, el saludo.

Para conseguir este cambio de comportamiento social se recurre desde las instituciones al denominado compromiso. Sería un contrato con valor simbólico que llama a la responsabilidad de la ciudadanía.

El problema no es tanto la forma de saludar, muchas de las formas de saludar, como dar la mano, un abrazo o incluso un beso, son conductas que responden más a un hábito mecanizado que a un verdadero intercambio de afectos. Por tanto, deberíamos encontrar como rellenar el vacío que deja la prohibición de estas formas de relación. Algo que ejerza su misma función: sentir a la otra persona y dar gratificación a ese intercambio. Como alternativas al contacto físico se debería aprender nuevas vías afectivas. Así, con las palabras del tipo…te abrazaría para poder trasmitirte…. El tiempo de calidad, que la distancia física no impida pasar tiempo con las personas que son importantes. El cuidado, hay que entenderle que la distancia física con la ausencia de contacto es una forma de cuidar a los seres queridos y de sentirse cuidados por ellos. Utilizar otros recursos sensoriales, está prohibido el tacto, pero no los otros sentidos que también se pueden usar en las relaciones afectivas.  Es muy importante la comunicación no verbal como la mirada, la postura o el tono de voz. El uso de mascarillas o la distancia física, hace que se pierdan muchos elementos de la comunicación, pero se puede sonreír con la mirada, o con la dulzura en el lenguaje

Estamos ante la perspectiva de algo nuevo y desconocido, que se ha denominado nueva realidad, que implica algo más que gestos simbólicos, como saludar que etimológicamente es desear salud, y como sucede ante lo nuevo y desconocido, se puede vivir de forma angustiosa o enfocarlo con la ilusión de vivirlo como una nueva experiencia para aprender, crecer e incluso disfrutar. Como toda etapa de crisis, tras ella surge la oportunidad de un cambio positivo. En esta línea habría que redefinir las relaciones entre individuos, comunidad e instituciones a través de lo que podríamos denominar empoderamiento mutuo. Esto no es cuestión de un ideal de altruismo, sino de pura y dura supervivencia. Es necesario un nuevo paradigma en el área de la salud pública con el binomio compromiso/empoderamiento que vaya más allá del enfoque puramente epidemiológico. Empoderar así mismo a grupos sociales menos favorecidos y por tanto más vulnerables, será un elemento clave para salir de esta crisis global de la COVID 19, además de generar en el futuro sociedades más sanas con nuevas oportunidades para el desarrollo y la paz. Por tanto, saludemos y deseemos salud en la nueva realidad con los nuevos gestos y con la oportunidad de los nuevos cambios a mejor.

Por último, compartir esta reflexión de David Viscott: “aceptar nuestra vulnerabilidad, en lugar de ocultarla, es la mejor manera de adaptarse a la realidad”.

Aspectos etológicos de la nueva forma de saludar