viernes. 29.03.2024
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Hasta ahora, todos estamos de acuerdo en que el término “noticias falsas” no es de mucha ayuda. Pero sin una alternativa seguimos usando las extrañas comillas en el aire, cada vez que pronunciamos aquella frase. La razón por la que luchamos por un cambio es porque esto no se trata sólo de noticias, sino de todo el ecosistema informativo. Y el término falso da pocas luces sobre la complejidad de los diferentes tipos de información errónea (el compartir información falsa involuntariamente) y la desinformación (el crear y compartir de forma deliberada la información, aun sabiendo que es falsa).
Para entender el ecosistema de información actual, necesitamos desglosar tres elementos:

1. Los distintos tipos de contenido que se están creando y compartiendo.
2. Las motivaciones de aquellos que crean tal contenido.
3. Los medios por los cuales se divulga este contenido.

Esto es importante. Tal como Danah Boyd lo resumió en un  artículo reciente, estamos en guerra. Una guerra de información. Definitivamente, deberíamos preocuparnos por las personas (incluyendo periodistas) que inconscientemente comparten información errónea, pero mucho más preocupantes son las campañas sistemáticas de desinformación. Algunos intentos anteriores por influenciar la opinión pública se basaban en  tecnologías de transmisión «uno-a-muchas», pero las redes sociales permiten enviar ‘átomos’ de propaganda directamente a los usuarios que son más proclives a aceptar y compartir un mensaje en particular. Una vez que comparten involuntariamente un artículo, una imagen, video o meme engañoso o inventado, la siguiente persona que lo vea aparecer en su red social probablemente va a confiar en la fuente original y lo compartirá. Luego, estos «átomos» se disparan a través del ecosistema de información a alta velocidad, potenciados por las redes entre pares de confianza.
Esto es mucho más preocupante que los sitios de noticias falsas creados por adolescentes macedonios con fines de lucro.

Los diferentes tipos de información errónea y desinformación

En noviembre, escribí acerca de los distintos tipos de información problemática que vi circulando durante las elecciones de los Estados Unidos. A partir de entonces, he estado tratando de refinar una tipología (y gracias a Global Voices por ayudarme a desarrollar mis definiciones incluso más a fondo). Yo sostengo que existen siete tipos distintos de contenido problemático que están dentro de nuestro ecosistema de información. Dichos tipos de contenido están en una escala que mide sin mucha rigidez el intento de engaño.

7 tipos de información errónea y desinformación

Conexión falsa


Cuando los encabezados, las ilustraciones o subtítulos no son compatibles con el contenido.

Contexto falso

Cuando contenido real se comparte con información contextual falsa.

Contenido manipulado

Cuando información o imágenes reales son manipuladas para engañar.

Sátira o Parodia

No hay intenciones de hacer daño, pero tiene potencial para engañar.

Contenido engañoso


Uso desorientador de la información para cercar un asunto o un individuo.

Contenido impostor

Cuando se suplantan las fuentes reales.

Contenido inventado


Nuevo contenido que es 100% falso y que ha sido diseñado para engañar y hacer daño.

¿Por qué se está generando este tipo de contenido?

Si realmente queremos dar soluciones a estos problemas, también necesitamos pensar en quién está creando estos distintos tipos de contenido y por qué lo está haciendo.

Vi a Eliot Higgins presentarse en París a comienzos de enero y él enumeró cuatro ‘Ps’ que ayudan a explicar las diferentes motivaciones. He estado pensando mucho en esto y utilizando la lista original de Eliot, he logrado identificar cuatro motivaciones adicionales para la creación de esta clase de contenido. Periodismo Pobre, Parodiar, Provocar o ‘Punk’, Pasión, Partidismo, sacar Provecho, influencias Políticas o Poder, y Propaganda.
Este trabajo está aún en desarrollo, pero una vez que empiezas a desglosar estas categorías y a esquematizarlas una con otra, comienzas a ver diferentes patrones en lo que respecta a los tipos de contenido creados para propósitos específicos.

Mecanismos de divulgación

Finalmente, necesitamos pensar en cómo este contenido se está esparciendo. Una parte de él está siendo compartido sin querer por los usuarios de las redes sociales, retuiteando sin revisar. También, se está magnificando por periodistas que ahora están bajo más presión que nunca, para intentar y ser coherentes a la hora de reportar sobre información en las redes sociales en tiempo real y con exactitud. Una parte de esta información está siendo empujada por grupos conectados sin mucha organización, que intentan deliberadamente influenciar a la opinión pública, mientras que otra parte se divulga en sofisticadas campañas de desinformación, a través de redes de bots y fábricas de trolls. (Como puede darse cuenta, necesito trabajar en una matriz 3D para mapear mi gráfico contra los diferentes mecanismos de divulgación.

Como este artículo de Buzzfeed destaca, un grupo de adolescentes estadounidenses que apoyan a Trump se han conectado a Internet para influenciar la elección de Francia en abril. Ellos han compartido carpetas de “plantillas de memes” compartibles, para que incluso aquellos que no hablan francés, puedan convertir ilustraciones en flujos de hashtags. Ahora es increíblemente fácil para los grupos conectados libremente poder movilizarse, utilizando herramientas gratis para coordinar mensajería privada.

Cuando la mensajería es coordinada y constante, puede engañar fácilmente nuestros cerebros, que ya están exhaustos y que dependen cada vez más de las heurísticas (simples atajos psicológicos) debido a la abrumadora cantidad de información que pasa por nuestros ojos cada día. Cuando vemos muchos mensajes acerca del mismo tema, nuestros cerebros utilizan eso como un atajo hacia la credibilidad. Decimos “debe ser verdad – he visto la misma afirmación muchas veces hoy”.

La noche de la investidura Presidencial los asistentes al Deploraball presumieron a This American Life que habían «creado memes» de Trump para llevarlo a la Casa Blanca. Escuche un extracto.
Ellos comprenden que es mucho menos probable que seamos críticos de lo visual. Es mucho menos probable que critiquemos la información que apoya nuestras creencias actuales. Y, como la sobrecarga de información nos cansa el cerebro, podemos ser influenciados mucho más fácilmente.

¿Qué podemos hacer?

Todos cumplimos un rol esencial en este ecosistema. Cada vez que aceptamos pasivamente la información, sin volver a comprobarla, o compartimos una publicación, una imagen o un video antes de que lo hayamos verificado, estamos haciendo el ruido y la confusión mucho peor. Actualmente, el ecosistema está tan contaminado, que tenemos que hacernos responsables de revisar por separado lo que vemos online.

En las semanas posteriores a la elección de los Estados Unidos, vimos periodistas rastreando creadores de falsas noticias. Un elemento que se repetía era que los creadores hablaban de intentar crear noticias que le tomarían el pelo a las personas de izquierda y cómo fallaron.  Como dijo el creador de falsas noticias, Jestin Coler, a NPR: «Hemos intentado hacer cosas parecidas a los liberales. Es sólo que nunca ha funcionado. Nunca nos ha salido. Te ridiculizan dentro de los primeros dos comentarios y luego es como si todo el asunto simplemente se apagara».

Pero la primacía del desprestigio liberal fue efímera. Desde la investidura de Trump, estamos viendo que ambos lados han caído y han compartido información falsa. Ya sea la pícara cuenta de Twitter que nadie ha podido verificar, el generador de memes de órdenes ejecutivas de Trump, los usuarios retuiteando una publicación de la cuenta que parodia a Jill Steins queriendo desesperadamente que sea real, o afirmando que el Vicepresidente Pence ha eliminado un tuit condenando la expulsión musulmana cuando el tuit seguía en su cuenta desde diciembre, la izquierda está mostrando ser tan humana como la derecha. Cuando los humanos están enojados y tienen miedo, sus capacidades de opinión crítica disminuyen.

Craig Silverman fue invitado al programa radial «On the Media» y habló acerca de la necesidad del escepticismo emocional. Yo no podría estar más de acuerdo con eso. Esto no se trata solamente de financiar más proyectos de alfabetización de noticias; esto se trata de enseñar a las personas a dudar de sus reacciones innatas. Si te encuentras increíblemente enojado con un contenido o te sientes excesivamente satisfecho (porque tu punto de vista ha sido reafirmado), dale otra mirada.

Al igual de cuando te dicen que esperes 20 minutos antes de tomar una segunda porción de comida, porque necesitas darle tiempo a tu cerebro para que asimile lo que comiste, lo mismo pasa con la información. Tal vez, no necesites esperar 20 minutos antes de darle al botón «compartir», pero 2 minutos probablemente sea prudente.

Este tiempo es decisivo, ya que si verdaderamente vamos a comprender la situación en la que nos encontramos, necesitamos entender la gravedad y también contra qué luchamos. Lanzar por el mundo el término noticias falsas, incluso haciendo el gesto de las comillas en el aire, no nos está llevando a ningún lado.

Si está interesado en este tema. Estoy desarrollando una lista de lectura complementaria.

Por David Romero Osses, traducción realizada como parte del proyecto Traduciendo América Latina. Fuente original: FirstDraft News.

Fuente: Periodismo Ciudadano

Imagen PortadaAi. Comput´In En Flickr bajo licencia CC

Noticias falsas. Un asunto complicado