viernes. 19.04.2024

María Luisa Suarez, una abogada valiente y pionera en la defensa de los trabajadores

Recordar a María Luisa Suarez Roldan, fallecida el pasado 4 de enero a los 98 años, es hablar de una mujer valiente y pionera en la defensa de los trabajadores y de los demócratas durante la dictadura franquista.

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María Luisa Suarez debe ser un motivo de orgullo para la democracia española, para las clases trabajadoras de nuestro país, para quienes lucharon contra la dictadura

Fue la única mujer en su promoción de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, en los primeros años de la posguerra. Una carrera clasista, machista, dominada por un profesorado fuertemente depurado por el régimen y vinculado ideológicamente al pensamiento mas reaccionario. Si todavía a mediados de los años 60 pervivían esas características en la Facultad Derecho, podemos imaginar lo que debía ser estudiar la carrera en 1941.

María Luisa fue una de las primeras mujeres que se afilió al Partido Comunista de España a mediados de los años 50, manteniendo su compromiso político durante más de 60 años.

María Luisa fue la primera mujer laboralista de España, la primera que empezó a defender trabajadores de las nacientes Comisiones Obreras y la primera mujer que empezó a defender represaliados políticos y muy en especial a los militantes comunistas. Y en esos años, finales de los 50 y principios de los 60, conllevaba, además de un absoluto sacrificio económico, una evidente identificación a cara descubierta con los enemigos de la dictadura.

María Luisa colaboró estrechamente en la defensa del dirigente comunista Julián Grimau, ejecutado por la dictadura, apoyando al defensor militar, Alejandro Rebollo, ya que en los Tribunales Militares no se admitía la presencia de abogados civiles.

María Luisa contribuyó al impulso del Grupo de Abogados Jóvenes del Colegio de Abogados de Madrid, origen de la potente oposición democrática en el mismo y germen de la colaboración de las fuerzas políticas democráticas al principio de la Transición.

María Luisa fue la primera mujer que creo un despacho laboralista en 1965, junto con otros tres abogados comunistas, José Jiménez de Parga, José Esteban y Antonio Montesinos, dedicándose exclusivamente a la defensa de los trabajadores y de procesados por los Tribunales Militares y después por el Tribunal de Orden Público.

Seguramente hoy no nos podemos hacer cabal idea de lo que en aquellos años de dura represión suponía que una mujer abogado se enfrentara a jueces franquistas en el Tribunal de Orden Publico o en la Magistraturas de Trabajo, que defendiera con tesón a los trabajadores frente a los abogados de la patronal o a los fiscales del TOP, o su frecuente presencia en cárceles y comisarias con funcionarios y policías, chulos y machistas, que odiaban y despreciaban a los presos de izquierdas

Su despacho en la Calle Cruz, constantemente vigilado por la policía, fue una escuela de laboralistas, entre ellas nuestra alcaldesa Manuela Carmena, Cristina Almeida o el magistrado Juanjo del Águila.

La firma de María Luisa era habitual en los escritos, manifiestos y peticiones públicas de intelectuales y profesionales democráticos de los años 60 y 70; leer su nombre era una garantía de que detrás y al lado de esa declaración estaban los comunistas. Por el contrario, su nombre siempre aparecía destacado en los panfletos que la extrema derecha abogacil nos mandaba a toda la profesión, denunciando a lo que ellos consideraban agitadores comunistas.

A pesar de su abierto y conocido compromiso político con el PCE, reforzado por su elección como miembro de su Comité Central en el VII Congreso, María Luisa era profundamente querida, valorada y respetada por abogados y otros profesionales de ideas democráticas, aunque alejadas de las posiciones comunistas.

María Luisa era cariñosa y afable, hasta un poco “clásica” a los ojos de las nuevas promociones de jóvenes laboralistas influidos ya por el Mayo francés y la California hippie.

El gobierno socialista reconoció su gran aportación a la defensa de clase obrera con la Medalla de Oro al Trabajo. Y recibió otros homenajes y reconocimientos, realizando un interesantísimo libro de Memorias.

María Luisa Suarez debe ser un motivo de orgullo para la democracia española, para las clases trabajadoras de nuestro país, para quienes lucharon contra la dictadura, un motivo de orgullo también para los abogados laboralistas y desde para los militantes comunistas. Descanse en paz.

María Luisa Suarez, una abogada valiente y pionera en la defensa de los trabajadores