viernes. 29.03.2024
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Discurso de Luis Cabo en el acto en Homenaje al centenario del nacimiento de Domingo Malagón celebrado el lunes 28 de noviembre. 


Gracias a la FUNDACIÓN DOMINGO MALAGÓN, a su directiva y a su Presidente, camarada Juan Ramón Sanz, por haberme invitado a este Acto.

Quiero igualmente saludar a los familiares de Domingo aquí presentes, a su hijo Rafael y su mujer Aida.

Nuestro entrañable camarada Armando López Salinas decía: “para ser comunista es bueno tener cabeza, pero es indispensable tener sensibilidad, tener corazón.

Al igual que otros muchos, abracé los ideales comunistas por el impecable ejemplo que nos ofrecieron mis padres y todos los que, como ellos, hicieron de España y del PCE una de las referencias de lucha más admiradas del mundo.

Ingresé junto con Pepe, mi hermano y compañero del alma, en la JSU en 1958 (Cuqui, nuestra  hermana, ya lo era), luego en la UJCE en el 60 y en el PCE en 1963, en el marco de la Promoción Julian Grimau que impulsó el Partido en homenaje al dirigente comunista asesinado por el franquismo. Recuerdo que lo hice junto a Justiniano Martínez, aquí presente. Justí, un camarada al que mi padre apodaba “el guerrillero” por su valiente actividad organizando el paso clandestino de los dirigentes del partido por los Pirineos. Sin embargo, más allá de esas fechas formales, siempre he sabido que el motor de nuestra identificación política se halla en la cuna en que nacimos, allá por el año 43.

Una cuna obrera, modesta y admirable. Somos hijos/as de una generación de luchadores comunistas tan irrepetible como lamentablemente olvidada. Y sin embargo, esa cuna de origen es sin duda lo mejor que nos ha pasado en la vida.

Una generación olvidada, dolorosamente olvidada, cuando uno constata que, incluso en nuestro Partido, se la ignora, se la menosprecia e invisibiliza, y sólo se la recuerda formalmente, y no siempre,  cuando uno de esos camaradas fallece.

Acabamos de perder a nuestro camarada Marcos Ana, al que parece haber querido  acompañar un gigante revolucionario, el Comandante Fidel Castro. Nuestros corazones lloran. Palpitan de dolor y tristeza con la misma intensidad con la que palpita el ejemplar legado que nos dejan. Con la misma determinación con la que el camarada Domingo Malagón afrontó su insustituible y callada labor clandestina contra la dictadura franquista,  y también al servicio de otros partidos hermanos que sufrían situaciones de clandestinidad. 

Por razones obvias, Domingo no se prodigaba en la vida del partido en el exilio, en sus reuniones, actos, fiestas y manifestaciones. Tuve ocasión de conocerle en París en 3 ocasiones: la primera, en casa. Yo regresaba de la imponente manifestación que se organizó en Paris al día siguiente del fusilamiento de Julián Grimau y al llegar a casa me encontré con que en ella estaban, además de mis padres, Santiago Carrillo, Domingo Malagón y Antonio Mije. La segunda, también en 1963, en la escuela de formación de cuadros que el PCE tenía en las afueras de Paris. Domingo acompañó a Fernando Claudín para darnos una charla sobre problemas de organización del partido en la clandestinidad. Y la tercera fue, años más tarde, al “escoltar” a mi padre para hacerle entrega del dinero de una colecta solidaria que los camaradas franceses habían organizado en solidaridad con nuestro  Partido.

Domingo, al igual que todos ellos/as, transmitía amor a la vida, amor a la Democracia, a la Republica, al Socialismo. Transmitían infinita generosidad, fidelidad a la causa obrera y a su partido, modestia, dignidad, desinterés y honestidad. Tal vez por ser objeto de una solidaridad sin igual por parte de los progresistas del mundo y, muy especialmente, de los camaradas franceses y su Partido, Domingo y los camaradas de aquella generación rebosaban solidaridad internacionalista. De hecho y sin pretenderlo, se transformaron en auténticas escuelas vivas de saber estar ante las adversidades de la vida. De saberse parte consciente de una clase social a la que no le queda más camino vital que la lucha. De saber que  sostener la lucha contra el fascismo y contra la explotación capitalista es, en sí mismo, una victoria.

Dolores Ibarruri, Matilde Landa, Rosario Sánchez (la dinamitera), las Trece Rosas, Juana Doña, Margarita Abril, Dulcinea Bellido, Tina Bayón, etc, etc, al igual que Girón, Mesón, Dieguez. Larrañaga, Domingo, Melque, Fabri, Marcos, Marcelino, Simón, Marín, Grimau, Armando, etc, etc, representan para mí y para todos nosotros, referencias imperecederas de esa generación que, si me permitís, yo denominaría “generación Mandela”. Sí, camaradas, la historia de nuestro partido está llena de callada heroicidad. Está llena de Nelson Mandelas.

Al igual que ese mítico revolucionario sur-africano, el ejemplo y lucha de Domingo y demás camaradas no resultó vana. Por dura que fue, no equivocaron su opción de vida comunista. Y todos/as nosotros, que seguimos sus pasos y prolongamos el hilo rojo de la historia, tampoco equivocamos. Por más que revisionistas de todo cuño, algunos desde el propio partido, pretendan reescribir y manipular nuestra historia, por más que se cuestione la viabilidad de la transformación anticapitalista de la sociedad, los valores e ideas del Comunismo son hoy, si cabe, más justos, vigentes y necesarios que nunca.

Amigos y camaradas: nuestra identidad de clase, nuestra identidad alternativa y comunista se nutre también de nuestra experiencia y recorrido militante colectivo. Se nutre de nuestra admirable historia de sacrificio y lucha.

Vale la pena luchar” nos dejó dicho nuestro querido Marcos Ana. Sin duda, vale  la pena seguir su camino, el camino de Domingo y el de tantos otros/as camaradas. Es “El único camino”, tal y como tituló sus Memorias nuestra querida Pasionaria.

Para aspirar a estar a la altura política y moral de Domingo Malagón y todos los camaradas de aquella irrepetible generación, este merecido homenaje no es sino la expresión de nuestra firme determinación por reconstruir en nuestro país el proyecto político, la influencia social y la organización comunista digna de ese nombre.

En eso estamos y a eso llamamos a participar activamente a todos/as los que sientan esa necesidad, especialmente a los jóvenes trabajadores y progresistas.  

Gracias por vuestra atención.   

Homenaje a Domingo Malagón