miércoles. 24.04.2024

 

Me atrevo a aconsejar la lectura del libro póstumo de Josep Fontana[1] y el último libro del activo historiador e hispanista Paul Preston[2]. Sólo hace falta aderezarlos con una básica ignorancia en política de un sector amplio de nuestro Quarto Stato[3], posiblemente favorecida por siglos de dominio autoritario, y la utilización masiva, actualmente, de medios y periodistas al servicio de una derecha poco dada a compartir el poder. Yo sólo me voy a dedicar en este artículo a emplatar o presentar,  como dicen los cocineros modernos. Por tanto, pueden terminar aquí su lectura aquellos que estén avisados y leídos de estos prolegómenos.

Ya lo decía el democratacristiano Andreotti: el poder desgasta sobre todo al que no lo tiene. Y lo demostró con un amplio abanico de acciones según el momento. Mafia, Brigadas Rojas, Craxi, OTAN, fueron sus instrumentos para mantenerlo. La derecha española lo ha tenido claro y se ha preocupado y ocupado de mantener el poder siempre, aunque fuera a sangre y fuego. Y nuestra Historia es una imagen fiel.

En este artículo nos vamos a limitar a las formas no violentas, siendo conscientes que, llegado el momento critico, se recurre a formas violentas puntualmente, a protoviolencia y a violencia armada[4].

Pero si bien las formas violentas están deslegitimadas ante la opinión pública en democracia, aunque no siempre[5], las suaves son aceptadas como parte del juego democrático.

En ese marco mi tesis es que los comunistas hemos sido derrotados sucesivamente, por diversos medios, pero el comunismo ha venido triunfando lentamente sin que ello haya supuesto la pérdida del poder por parte de la burguesía. Todo lo contrario. Ayer terrateniente, más adelante industrial, colonialista, imperialista, monopolista, financiero y hoy, global, su poder ha crecido enormemente y se ha expandido a nivel mundial.

Tesis contrapuesta a la que hoy se mantiene por los que defienden que un pretendido reformismo bienhechor ha extendido un manto protector sobre la clase obrera y sus demás colegas explotados. Seguramente ello tiene su origen en las interpretaciones sobre los socialistas utópicos y sus ingenuas propuestas. Y sus continuadores, algo menos ingenuos, León XIII y las asociaciones de la patronal católica. Y ahí estaban Bismarck, la OIT y luego Keynes y después Beveridge. En nuestro país el reformismo canovista ante “la cuestión social”, el ultracatolicismo del II Marqués de Comillas presidente durante años de Acción Católica Patronal, el armonicismo y el sindicalismo vertical franquista. Pero ante todo su concepción de la cuestión social como un problema de orden público.

Helio Korzhev | Levantando la bandera 1957/1960 | Museo Estatal de Arte Ruso San Petersburgo

Más por miedo que por convicción, la burguesía, con objeto de no perder el poder en momentos revolucionarios, soltó nylon para no romper, pero agarró con fuerza la caña y controló el carrete para cansar a la pieza

Los siglos XIX y XX, estuvieron plagados en Europa de grandes procesos revolucionarios dirigidos por la clase obrera; fueron reprimidos a sangre y fuego por la burguesía, en alianza con la Iglesia, el Ejército y la antigua nobleza, y a la vez se fueron introduciendo reformas que frenasen nuevos procesos revolucionarios.

Por todos los fracasos revolucionarios de los siglos XIX y XX hoy gozamos, cuando nos dejan, de 8 horas de jornada diaria, de condiciones de vida dignas, de vacaciones pagadas, de derecho al voto de hombres y mujeres, de seguridad social, de libertad de expresión y asociación, de derecho a la educación, a la salud, a la igualdad sin discriminación.

¿Qué reivindicaban y por qué murieron aquellos revolucionarios? Por eso mismo. Triunfó el comunismo y derrotaron a los comunistas.

La cratología querido, es la cratología.

 

[1] FONTANA, Josep. Capitalismo y Democracia. 1756-1848. Cómo empezó este engaño. Crítica. 2019.

[2] PRESTON, Paul. Un pueblo traicionado: España de 1876 a nuestros días: Corrupción, incompetencia política y división social. Debate. 2019

[3] Nuestra memoria fotográfica nos recuerda el famoso cuadro de da Volpedo, cuyas reproducciones gráficas en laminas han inundado las salas de la izquierda española durante años antes de pasarse al minimalismo abstracto y a la Performance.

[4] A lo largo de nuestro período democrático hemos vivido las tres fases y actualmente, una de las reseñadas, ante un Gobierno “Comunista”. 23F, terrorismo bilateral, amenazas públicas de muerte.

[5] Recordar que en  Mayo del 68 el General De Gaulle, presidente de un país democrático, ordenó la vuelta a Paris del cuerpo del Ejército francés destacado en Berlín.

Derrotas de los comunistas y victorias del comunismo