viernes. 29.03.2024
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Conques se encuentra situada en la ladera de una montaña. Presenta una sucesión de casas con entramados de madera y paredes parduzcas, coronadas con tejados de pizarra tintados de un verde que sólo puede imprimir el musgo. Humeantes chimeneas se funden con la humedad de las últimas lluvias esparciendo un aroma delicioso que incita a pensar en un hogar imaginario.

Conques es un lugar que ver en todo viaje al sur de Francia que se precie donde el objetivo principal sea disfrutar de un pueblo de cuento que nos lleve directamente a la Edad Media.

¿Me acompaña a descubrir Conques?


Conques es un pueblo medieval en pleno siglo XXI y donde podrán comprobar las obras maestras que conserva en este pequeño pueblo francés que está considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia

Considerada una de las iglesias abaciales más grandes del románico, conviene rodearla por completo antes incluso de entrar. Esta abadía fue fundada por el abad Dadon bajo la protección de Carlomagno.

Está considerada como una pieza maestra de la arquitectura románica del sur de Francia, siendo especialmente célebre por su tímpano y por su Tesoro, que incluye obras de arte únicas datadas en el período carolingio. El interior se presenta decorado con vitrales de Pierre Soulages. Si el día es soleado pueden verse en acción las vidrieras modernas que imprimen distintos colores en función de la luz que sea capaz de reflejar el Sol.

La iglesia abacial de Sainte-Foy forma parte de los Caminos de Santiago en Francia. Conques fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1998.

Fue fundada en el año 819 por el eremita Dado, que estableció una comunidad de monjes creando el monasterio de Conques, siendo el origen de la abadía. El mismo año que se fundó, se descubrieron los supuestos restos de Santiago de Compostela y la ruta de peregrinaje tuvo en el pueblo de Conques una de las paradas secundarias y como lugar del turismo de la época, por ello los monjes intentaron mejorar trayendo algunas reliquias para así atraer más peregrinos.

En el año 866, un monje fue al monasterio de Agen las reliquias de Santa Fe, virgen martirizada en el año 303 bajo el gobierno del emperador romano Diocleciano que era famosa por curar ciegos y liberar cautivos. Su relicario atrajo muchos peregrinos desviando a los peregrinos que antes iban a Agen y el monasterio prosperó; los peregrinos dejaban comida y joyas, los mejores herreros competían para crear ornamentos.

Debido a la afluencia de peregrinos se hizo necesario construir una iglesia en el siglo XI. Bajo la dirección del abad Odolrico (1031-1065) se empezó a construir la iglesia de la Santa Fe de Conques. Su cabecera fue finalizada antes del fallecimiento de éste en el año 1065. Posteriormente, los trabajos languidecieron un tanto y la nave no fue concluida hasta principios del siglo XII, siendo considerada la obra maestro del románico occitano.

Por otro lado, es posible que el monumento fuese modificado cuando ya se hallaban en curso los trabajos de construcción. Por su arquitectura, la iglesia abacial tiene un conjunto de características comunes a muchas de las iglesias existentes en el Camino de Santiago: planta con deambulatorio y capillas radiales, y transepto provisto de naves laterales para facilitar la circulación de los peregrinos.

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Estos rasgos comunes se extienden también a la elevación y al sistema de contrafuertes. Sainte-Foy ha sido una de las principales fuentes de inspiración para las iglesias románicas de Auvernia.

La decadencia empezó al inicio del siglo XII. El prestigio de la orden del Cister establecida en Roergue hizo decaer la importancia de los monasterios benedictinos. La peste Negra en el año 1348 y la Guerra de los Cien Años provocaron un decaimiento total, pero el Tesoro de la abadía se conservó intacto.

En el año 1514, François de Estaing, obispo de Rodés, acudió al monasterio para restablecer la disciplina pero los monjes no lo quisieron recibir, y finalmente en 1537 la comunidad fue disuelta por el Papa, creándose una colegiata regular.

Durante las guerras de religión, los hugonotes ocuparon Conques siendo saqueada la iglesia en el año 1571, aunque el tímpano y el tesoro escaparon de la destrucción. La iglesia se hundió en parte al caer los grandes pilares afectados por el fuego. Los daños fueron reparados en parte. Tras la revolución francesa del año 1789 fue secularizada. Los tesoros fueron salvados gracias a que muchos habitantes los escondieron en sus casas.

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La fachada occidental de la iglesia abacial de Sainte-Foy posee el tímpano del Juicio Final que es una de las obras fundamentales de la escultura románica en Francia por sus cualidades artísticas, su originalidad y por las propias dimensiones de la obra. Representa el Juicio Final según el Evangelio de San Mateo. Están representados un total de 124 personajes, estando dividido el mismo en tres niveles distintos, que narran el Juicio Final y son capaces de trasladarnos del cielo azul al infierno rojo bajo la mirada de un Cristo desproporcionado que levanta su mano.

En la parte superior, en los ángulos, podemos apreciar la presencia de dos ángeles tocando una trompa, mientras que en el centro de la composición destaca un Maiestas Domini o Cristo en Majestad, que nos presenta a los elegidos a su derecha, en el Paraíso y a los condenados a su izquierda, en el Infierno.

Tras de él, los ángeles portan la Cruz y el hierro de la lanza evocadores de la Pasión. A media altura, podemos contemplar el cortejo de los elegidos que está avanzando hacia Cristo. Se puede reconocer a la Virgen María y a San Pedro que aparecen con una aureola, siendo seguidos por algunos personajes de importancia en los primeros tiempos de la historia de la abadía de Sainte-Foy de Conques: el abad Dadon y el emperador Carlomagno.

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Debajo, contemplamos a Sainte-Foy bajo la mano de Dios, junto a unas cadenas de prisioneros a los que ella ha liberado. Al otro lado, unos ángeles-caballeros rechazan a los condenados que intentan escapar del Infierno. Pueden verse ente ellos a monjes indignos, o a un borracho colgado por los pies.

En el nivel más bajo, vemos el Paraíso, con la presencia de Abraham en el centro, teniendo a su derecha un ángel, que permite la entrada a los elegidos y, a su izquierda, un demonio que arroja a los condenados a las fauces del infierno.

El infierno presidido por Satanás que castiga los pecados capitales: la soberbia está representada en un caballo, la avaricia ahorcada con su propia bolsa de dinero, la envidia cuya lengua es arrancada por un demonio, la lujuria representada por una mujer con sus pechos desnudos, atada por el cuello con su amante. En el dintel puede leerse: “O PECCATORES TRANSMUTETIS NISI MORES JUDICIUM DURUM VOBIS SCITOTE FUTURUM”, que viene a significar “Pecadores, si no cambiáis vuestras costumbres, sabed que sufriréis un juicio temible”.

El Demonio, cuyo rostro grabado en piedra ha sido reproducido hasta la saciedad en libros de arte, parece ser consciente de que aquel tímpano era un apartado más en la Biblia de los iletrados durante la Edad Media. Los mismos que eran capaces de comprender los mensajes con tan sólo leer las esculturas. La fe y el miedo van de la mano en uno de los mejores pórticos románicos del sur de Francia.

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El interior de la iglesia abacial no es menos impresionante por sus dimensiones, la sobriedad de sus líneas y una altura que supera los veinte metros en la cúspide. Hay muchas iglesias levantadas a lo largo del Camino de Santiago, que disponen de una ancha nave central con corredores a los lados cuya finalidad es proporcionar espacio para acoger los peregrinos que acudían a orar ante la reliquia de Santa Fe, el centro del tesoro de Conques.

Su bóveda es muy alta pues alcanza los veintidós metros. El coro está rodeado por un deambulatorio que permite a los fieles desfilar por alrededor de las reliquias de la santa. El deambulatorio está provisto de unas espléndidas rejas construidas en el siglo XII. La sacristía posee frescos del siglo XV que muestran escenas del martirio de la santa. Al fondo del transepto izquierdo podemos contemplar un altorrelieve que representa la Anunciación.

f16Los vitrales de la iglesia abacial son obra de Pierre Soulages y le dan un aspecto contemporáneo y un ambiente de recogimiento e intimidad al templo. Los capiteles son un gran modelo del arte románico. El más antiguo de dichos capiteles parece ser el que nos presenta a San Pedro crucificado cabeza abajo. Igualmente, se hallan presentes capiteles entrelazados, los conocidos almocárabes. Destacan los temas iconográficos relativos a combates entre caballeros relacionados con las Cruzadas.

Hay que subir a las tribunas laterales y recorrer la iglesia desde una visión de altura, indispensable para acercarse a varios capiteles policromados y perseguir las historias narradas en la piedra con figuras grotescas tan propias del románico.

Al sur de la iglesia abacial, subsisten algunos vestigios del claustro, que fue arrasado el siglo XIX, entre ellos seis vanos geminados de la galería occidental. El lugar fue utilizado durante mucho tiempo como fuente de suministro de piedras para la construcción de las casas del pueblo de Conques.

La construcción del claustro por el abad Bégon III, a caballo entre los siglos XI-XII, implicó una auténtica explosión de los capiteles. Diecinueve de ellos siguen actualmente en la galería occidental, junto al antiguo refectorio. Otros se encuentran exhibidos en el museo de lápidas.

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Nos encontramos en el centro el estanque del claustro que tiene una serpentina verde. Montada de nuevo y restaurada, esta gran fuente de 2,72 m de diámetro, está desprovista de su pilón central. Bajo el f13brocal del pozo, entre las columnas decoradas de motivos vegetales, animales o fantásticos, que enmarcan el estanque, han sido esculpidos unos atlantes.

Descubrimos en las columnas del viejo claustro un capitel que los escultores que trabajaron en su construcción se habían retratado en piedra hace para inmortalizarse junto a la iglesia. Son muchos los detalles que uno puede hallar en las columnas de este claustro. En realidad, son auténticos libros petrificados que están todavía por descifrar y los capiteles de Conques son especialmente extraordinarios en este sentido.

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Algunos de ellos desaparecieron a raíz de la ruina y destrucción del claustro, hacia el año 1830. El camino hacia el claustro ha quedado restablecido, desde el año 1975, con un camino empedrado diseñado por Bernard Fonquernie.

EL TESORO DE CONQUES

Se encuentra expuesto en el antiguo refectorio de los monjes. La orfebrería religiosa de Conques es la más completa de todas las colecciones de orfebrería religiosa francesas y sus obras van desde el siglo IX al XVI. Debemos destacar los relicarios producidos por artistas locales datados en el siglo XI.

La pieza más importante del Tesoro es la estatua relicario de Santa Fe, la que está en el origen de la prosperidad de la abadía, y cuya reliquia fue robada en su día en la ciudad de Agen. Este relicario data del siglo X, está formada por placas de oro y plata sobre una base de madera. Con el transcurrir de los años se la han ido añadiendo numerosas joyas.

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Puede admirarse también la A de Carlomango que es de plata dorada que recubre toda la madera. Cuenta la tradición que el emperador habría dotado a cada abadía de una letra del alfabeto, atribuyendo a la de Conques la letra A, como símbolo de la excelencia de la misma.

En el Tesoro de Conques también destaca el relicario de Pipino, que es una pieza de oro, también decorado con esmaltes y con plata dorada. Otra obra importante es la Linterna de Begon o el brazo relicario de Saint Georges. Todos estos tesoros de la arquitectura y la orfebrería no hubiesen sobrevivido hasta nuestros días de no ser por la protección dispensada por el reconocido escritor Prosper Mérimée.

Debemos saber, que son muy raros los relicarios y objetos sagrados labrados en oro o plata que han logrado sobrevivir al transcurso del tiempo. Es un raro privilegio el de Conques, que ha sabido proteger no sólo su iglesia abacial románica, sino también su Tesoro milenario. No obstante, durante la Revolución francesa, el peligro se hizo bien presente para las riquezas del Tesoro de la abadía de Conques. El 15 de febrero de 1792, se produce un decreto del representante de la Convención donde reclamaba que: “Todos los bienes en oro, plata, cobre o bronce, que puedan ser convertidos en moneda, y que se encuentren en las iglesias, serán enviados de inmediato a la Casa de la Moneda de Toulouse”.

f10Relicario de Santa Fe

Terminada la Revolución francesa, el Tesoro salió de los lugares donde había sido ocultado para volver a ocupar su lugar en el coro de la iglesia de la abadía de Sainte-Foy.

El hecho de que todo el Tesoro fuese devuelto, constituye un hecho a destacar, y pone de manifiesto la honradez de todos quienes intervinieron; pero esta honradez estaba causada por la devoción popular hacia las reliquias de la Santa, entre los habitantes de Conques.

Hay otro museo sin salir de la Plaza de la iglesia, el Musée Joseph-Fau, con objetos, cuadros y tapices rescatados de la antigua abadía. También algunos capiteles más que no pudieron quedarse en pie. Este lugar está bien para profundizar en la Historia de Conques.

Podría decirse que la villa fortificada en un cuadrilátero irregular hay que ir a buscar el castillo de los Humières, encontrar los hornos donde la gente del pueblo iba a hacer pan y que siguen funcionando o que no nos perdamos la Porte du Barry y su bóveda de medio punto en la que todavía se conserva la casa del guardián.

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Las tabernas con señales de hierro forjado colgando sobre las puertas, la andadura de peregrinos a los que todavía les queda mucho camino por hacer y no son capaces de dibujar otro gesto en su rostro que no sea de ilusión. Eso es Conques. Un lugar que no podemos creernos se mantenga en pie con la forma que tenía hace más de setencientos años. Uno de los mayores tesoros escondidos de Francia, de esa Midi-Pyrénées ilimitada que se mide en leyendas de autoría anónima y te traslada del papel pergamino de los libros de caballerías.

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Como pueden comprobar Conques es un pueblo medieval en pleno siglo XXI y donde podrán comprobar las obras maestras que conserva en este pequeño pueblo francés que está considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia.

Conques, el regreso a la Edad Media