viernes. 29.03.2024
sisifo

En la mitología griega Sísifo era el rey de Éfira (actual Corinto). Era hijo de Eolo y de Enareta. Un día Sísifo se percató de que Zeus, trasformado en una impresionante águila, raptaba con sus garras a una hermosa ninfa llamada Egina. Zeus es advertido de que Sísifo conoce el hecho, preso de la furia, Zeus castiga a Sísifo a morir. Sísifo rey astuto, consigue burlar a la muerte, Tánatos, atándolo con grilletes. Zeus al conocer la treta de Sísifo enfureció de manera extrema y envío a Ares a liberar a Tánatos, capturar a Sísifo y llevarlo al inframundo. Antes de ser capturado, Zeus dio instrucciones a la esposa de Sísifo de que no hiciera ninguna celebración para el funeral de su esposo. Sísifo ya en el inframudo, pidió al dios Hades, dios del inframundo, que le dejara regresar para tomar venganza sobre su esposa por no haber celebrado su funeral. Con esta nueva treta volvió a engañar a los dioses. Por todo esto fue condenado a un castigo para toda la eternidad, debía de empujar una enorme piedra hasta la cima de una empinada montaña, la piedra volvería a rodar a la base de la montaña y Sísifo nuevamente volvería a empujarla hasta la cima.

En psicología se denomina síndrome de Sísifo, a un síndrome de repetición. Este síndrome de repetición fue descrito por la psicóloga de origen lituano, Bluma Zeigarnik, muy poco conocida, incluso en el mundo de la psicología clínica actual. Recordaremos aquí el efecto Zeigarnik. Bluma se interesó por este fenómeno de repetición al observar a un camarero era capaza de recordar una larga lista de pedidos sin necesidad de apuntarlo en su libreta, y por otra parte, difícilmente recordaba los platos que acababa de servir. En 1927, Zeigarnik publicó un estudio en que a un grupo de sujetos se les pedía que realizaran una serie de actividades. Cuando los interrumpía a mitad de la prueba, eran las tareas que les faltaba por cumplir, las que mejor recordaban. Es decir, dejaban más huella en la memoria las tareas por hacer que las que se hacían de forma rutinaria. Esto es lo que se conoce como efecto Zeigarnik.

Ya Freud en su obra Recordar, repetir y reelaborar (1914) habla de la repetición en la vida psíquica. Afirma Freud que se repite lo que se ha reprimido y no mediante una producción verbal sino  mediante una acción. Freud también estudia este fenómeno de la repetición en las neurosis traumáticas, lo que hoy llamamos estrés post traumático, cuadro clínico que cada vez vemos más los psiquiatras actualmente en nuestras consultas como secuela del COVID 19. Para Freud se produce una fijación en el trauma, reviviendo el paciente una y otra vez el acontecimiento de forma onírica, despertando del sueño con pánico. La repetición trueca el trauma acontecido intentando de esta manera dominarlo.

Si analizamos la conducta en si misma de la repetición, desde la psicología cognitivo conductual, este síndrome es una entrada en un bucle sin posibilidad de salir de él. Es decir, la conducta del sujeto entra en un sube y baja la roca, como Sísifo, sin poder evitarlo. Esto puede ocurrir en cualquier aspecto de la vida del sujeto, laboral, familiar o relacional. En cualquiera de estos ámbitos la persona puede tener el “castigo de Sísifo” y no encuentra por sí mismo la salida del bucle.

Este síndrome lo hemos visto en la última época de la política española, donde algunos de los dirigentes, conservadores y no tan conservadores de este país, claramente suben su roca hasta la cima de la montaña la dejan caer y la vuelven a subir. Cualquier conducta humana como la de Sísifo, consistente en la ya referida repetición sin finalidad, conduce a lo que Ortega y Gasset afirmó: “cualquier esfuerzo inútil conduce a la melancolía”.

Por último, esperemos no acabar siendo un pueblo, el español, melancólico con vuelta a nuestro pasado tormentoso. En palabras de Ángel González, poeta español de la generación del cincuenta: “La historia de España es como la morcilla de mi pueblo, se hace con sangre y se repite”.

Complejo de Sísifo