viernes. 19.04.2024
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Actualizado el 3 de agosto de 2022

Según recoge Scientific American (*): “Nuevos estudios advierten sobre súper tormentas solares cataclísmicas".

Nuevos datos sugieren que la tormenta solar del ferrocarril de Nueva York podría haber superado la intensidad del famoso Evento Carrington de 1859”.

carringtonNueva York pudo sobrepasar al propio Evento Carrington

Es decir, un nuevo estudio, del Dr. Love (investigador del US Geological Survey), apunta ahora de forma atendible a que el último Evento Carrington no fue hace 160 años (recién cumplidos el pasado 1 de septiembre) sino que, en realidad, la gran tormenta solar de Nueva York de mayo de 1921 (la que se dice que apagó las luces de Broadway y paralizó la gran Estación Central de Nueva York) también habría podido llegar a ser, -a sobrepasar incluso-, al propio Evento Carrington de 1859.

Con auroras que habrían alcanzado en realidad zonas no tan lejanas al ecuador como “Samoa” y con otras auroras confirmadas “en las proximidades de París” y basándose en nuevos datos que habrían sido recogidos en aquel momento en Australia, España y Brasil.

De hecho, en otro estudio muy reciente de esa misma tormenta solar, firmado por Michael Hapgood (del Laboratorio Rutherford Appleton, en el Reino Unido), se había identificado al menos tres incendios importantes que habían estallado el mismo día. Uno, provocado por fuertes corrientes de inducción en los cables de telégrafo en una estación de ferrocarril en Brewster, Nueva York, que ardió hasta los cimientos. El segundo fue un incendio que destruyó una central telefónica en Karlstad, Suecia, mientras que el tercero ocurrió en Ontario (Canadá).

Pero el hallazgo de Love, de ser avaladas definitivamente sus conclusiones por la comunidad científica, iría mucho más allá de la anécdota o la curiosidad.

Desde el Observatorio del Clima Espacial valoran que estos descubrimientos afectarán al propio dimensionamiento de este riesgo natural.

Porque si la gran tormenta solar de Nueva York -la mayor del siglo XX y no Quebec, como hemos explicado en muchas ocasiones- resulta derivar de un fenómeno tipo Carrington, y si, como también parece, lo fue la recientemente descubierta “tormenta solar de Kioto” (gracias a registros históricos escritos de la tradición japonesa) el resultado sería el de un fenómeno tipo Carrington en 1770, otro fenómeno tipo Carrington en 1859 y un tercer fenómeno tipo Carrington en 1921.

Un periodo de retorno de 90 y 62 años

Y eso no es un periodo de retorno de 150 o 200 años. No. Eso es un periodo de retorno de entre 90 y 62 años en los tres últimos fenómenos aparentemente identificados en sólo 250 años: un periodo de retorno medio de la mitad o menos de los 150-200 años habitualmente tomados como referencia.

Y el dato adquiere aún mayor interés -esto también debe ser conectado a lo anterior-, porque vendría a reforzar, además, otro estudio también reciente. En este otro caso de los profesores Elvidge y Angling (*) y que vino a situar el periodo de retorno de fenómenos extremos tipo Carrington (es decir de una magnitud inicial en torno al X45) cada 100 años, no cada 150 ni 200 y, como worst-case scenario de tiempo, rebajando incluso tal posibilidad de repetición a los “30 años”.

De hecho, desde el punto de vista de magnitud, cada 150 años situaban el desencadenamiento de fenómenos superiores tipo X60, no X45, lo que, en un worst case scenario de magnitud, podría llegar a doblar la fulguración solar asociada estimada en 1859: alcanzar un X90.

Es decir, este nuevo hallazgo del Dr. Love relativo a la (aparentemente) verdadera magnitud del fenómeno que dio lugar a la tormenta solar de Nueva York de 1921 como un nuevo Carrington, sumado al hallazgo del Carrington de Kioto de 1770, todo sumado, nos viene a indicar que en el periodo temporal (últimos 250 años) dónde creíamos que se había dado un único gran Carrington (ello junto a otros fenómenos de mucha menor peligrosidad), en realidad resultarían haberse dado tres fenómenos tipo Carrington.

Tres, no uno. Una frecuencia claramente superior a las estimaciones iniciales.

Antes creíamos tener un sólo fenómeno tipo Carrington en los últimos 250 años, y ahora existen indicios atendibles de que en realidad hemos tenido probablemente tres

Todos ellos, los tres, desencadenados, además, antes de disponer nuestras sociedades de satélites, vuelo comercial masivo (y dependiente de GPS), centrales nucleares, redes eléctricas continentales (la primera red eléctrica nacional de EEUU no se formaría hasta 1926, su primera fase de construcción fue terminada en 1934), etc., etc.

Evidentemente, señalado lo anterior y, partiendo de la base de que desconocemos demasiadas cosas todavía de los ciclos solares.

De que, por ejemplo, ese periodo de retorno de los últimos 250 años con esos tres Carrington desde 1770 hasta hoy podría haber sido justamente la excepción dentro de un ciclo más amplio de varios miles de años en el que, en realidad, los periodos de retorno fuesen muy superiores en cambio y mucho más favorecedores para nuestra seguridad.

Observatorio del Clima Espacial

Todo es posible ya que seguimos desconociendo demasiado y nos sigue faltando una perspectiva más amplia.

Desde el Observatorio del Clima Espacial aseguran que desde el punto de vista de protección civil que "mientras antes creíamos tener un sólo fenómeno tipo Carrington en los últimos 250 años, ahora existen indicios atendibles de que en realidad hemos tenido probablemente tres".

"Del mismo modo tampoco podemos proyectar de forma fiable cual será el periodo de retorno del próximo fenómeno solar extremo tipo Carrington que nos alcance.

No, no podemos. Pero sí sabemos que aparentemente en los dos últimos fenómenos, 1859 y 1921 (desconocemos todavía el anterior Carrington al Evento Kioto de 1770 que le serviría de referencia temporal) el periodo de retorno fue de 90 años en el primer caso (1770-1859) y de 62 en el segundo (1859-1921) con lo que tampoco podemos ignorar sin más la teorización de Elvidge y Angling apuntando a una repetición de Eventos Carrington en el umbral de en torno a los 100 años. Y menos cuando ese sería justo el umbral en el que nos encontramos respecto la gran tormenta solar de Nueva York de 1921 en este momento, a 98 años del mismo. Y no, evidentemente no nos referimos a que tenga que suceder nada en un año y medio, Elvidge y Angling no señalan “100 años” matemáticos sino que refieren un periodo de retorno cercano a esa cifra como pudiera ser igualmente 105 años por ejemplo.

Las implicaciones de todo lo anterior son de gran calado, como se puede ver.

Repentinamente somos conscientes de que el periodo de retorno medio con el riesgo natural del clima espacial podría verse reducido a la mitad (a la vista de sus últimas dos manifestaciones de los últimos 250 años), y de que, si esa pauta se mantuviese, podríamos hallarnos justo en el inesperado umbral de una cercana o muy cercana repetición, ello mientras acaso se tendía a barajar escenarios a más medio o largo plazo, a considerarlo como un riesgo “no tan prioritario” en la agenda institucional.

¿Puede todo este tema seguir envuelto en la actual indolencia y total falta de iniciativa de nuestros poderes públicos en España?

¿No es hora ya de explicar sin más dilaciones y con normalidad, de lo muy real de este riesgo para que, cuando menos, todo el mundo tenga la oportunidad de saber de su existencia y, sobre esa base, poder elegir bajo su propia responsabilidad lo que desean hacer o no en materia de autoprotección?".


(*) Scientific American
(*) Estudio de Elvidge y Angling 


Observatorio del Clima Espacial.

¿Podría ser 'inminente' un nuevo Evento Carrington y haberse subestimado esta amenaza?