viernes. 29.03.2024
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Observar la historia de los congresos de CCOO y comparar la composición de los órganos de dirección de sus estructuras, tanto territoriales como federales de ayer, con los actuales equipos que se están eligiendo en este proceso congresual, es evidenciar el avance, en número y poder, que está conquistando la mujer en el sindicalismo.

Ver la fotografía que nos hicimos en 1990 la Comisión Ejecutiva de la Federación Estatal de la Industria Química de CCOO y compararla con la imagen que se tomará el próximo día 10 de junio en el cierre del III Congreso de Industria de CCOO provoca sonrojo, y convierte aquella fotografía en arqueología al comprobar que de las veinticinco personas de aquel órgano de dirección sólo tres eran mujeres, precisamente en una Federación como la industria química, con sectores como el farmacéutico, cosmética y perfumería o el plástico, con importante presencia de trabajadoras. Y evidencia la negativa desproporción y la marginación histórica del papel de la mujer, no solo en el sindicato, también en la política, en las instituciones, en las empresas. En definitiva, en el conjunto de la sociedad y en todos los ámbitos de poder.

El avance, ancho y profundo, que ha vivido CCOO en estas décadas tiene mucho que ver con el trabajo que desde su primer Congreso Confederal han realizado las Secretarías de la Mujer, tan y tanto tiempo incomprendidas por tantos de nosotros. Ver hoy la imagen de los nuevos órganos de dirección paritarios y con mujeres asumiendo la máxima responsabilidad en las CCOO de Andalucía, de Madrid, de Galicia, de Euskadi, de Extremadura, …, es un reconocimiento al constante trabajo de aquellas compañeras que impulsaron y que han ido impulsando el trabajo y la función durante años de las Secretarías de la Mujer, definidas hoy como “Mujer e Igualdad”.

La próxima semana CCOO-Industria elegirá también, previsiblemente, a una mujer, Garbiñe Espejo, para la Secretaría General de esta organización que afilia y representa a los trabajadores y trabajadoras que trabajan en las industrias del metal, la química, el textil, la energía, la minería, la alimentación, el campo...  Es un buen tributo a mujeres como Nati Camacho, que fue Secretaria General del Textil-Confección-Piel, y a Ramona Parra, responsable de la Secretaría de la Mujer de FITEQA CCOO hasta la fusión con la Federación del Metal y la creación de la Federación de Industria de CCOO.

Tiene una especial trascendencia que una mujer asuma la máxima responsabilidad, precisamente en esta organización sindical que organiza y representa a tales sectores industriales, caracterizados por su especial tradición e historia como masculinos, por no decir sectores prácticamente blindados hasta hace poco al empleo de mujeres.

La elección de Garbiñe es un paso más que rompe con la realidad impuesta en el reparto de responsabilidades durante años en los que ha sido muy común que, más allá del número de mujeres en los órganos de dirección, la tendencia en las áreas más visibles y más valoradas era que fueran ocupadas por hombres. Por ello el cambio que se está viviendo es ancho y profundo. Demuestra que la lucha por la igualdad está presente en el sindicato, lo que constituye además una condición imprescindible para que también entre con fuerza en los centros de trabajo.

El mundo ha cambiado, los sindicatos también. Son nuevos tiempos que exigen nuevas formas de comunicación, de lucha y de relación, que deben revolucionar la gestión de las personas, de los equipos. Tiempos que tienen muy poco que ver con algunos viejos valores de las rígidas y piramidales jerarquías dadas al control y al individualismo. Son tiempos de equipos basados en escuchar y compartir. Tiempos de avanzar en renovar, de empoderar, de formar y habilitar a la militancia sindical para saber escuchar con intuición. Son tiempos de abrir de par en par las puertas de la innovación. De mimar la discrepancia para potenciar la participación. Y resulta que estas aptitudes son más propias del liderazgo femenino.

Así que adelante compañeras. Que se sienta el cambio.  

CCOO: mujeres al poder