jueves. 28.03.2024
MILITARES REPUBLICANOS

Carlos Masquelet Lacaci, republicano y un gran ingeniero de defensas militares

El militar ferrolano, con una larga e impecable trayectoria profesional en el Ejército, que le hizo merecedor de la Gran Cruz de la Real Orden de San Hermenegildo, no tiene ningún recuerdo en su ciudad natal
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Nació el catorce de julio del año 1871 en El Ferrol. Era hijo de Félix Masquelet y de Consolación Lacaci. Ingresó en la Academia General Militar de Toledo en el año 1896.

Debido a su interés y buena conducta, desempeño el cargo de sargento galonista y cursó sus estudios hasta alcanzar el grado de alférez de Ingenieros en julio del año 1889. Posteriormente, se trasladó a la Academia de Ingenieros de Guadalajara para terminar su carrera militar. Obtuvo el grado de primer teniente de Ingenieros a finales de julio del año 1889.

Su primer destino fue el Regimiento de Zapadores Minadores nº 1 donde sólo permaneció un mes. Posteriormente, fue destinado al Regimiento de Pontoneros de Zaragoza, donde permaneció un año.

Estando destinado en Ferrol, junto con el arquitecto municipal Rodolfo Ucha Donate, fue designado miembro de la Junta de asesoramiento de obras del Hospital General, entonces presidida por su Hermano Mayor, el General de Infantería de Marina, Montero Subiela.

Por su dedicado trabajo y desinteresado apoyo al citado Hospital, diseñando la construcción de nuevos pabellones y trabajando en la remodelación de los ya existentes, Carlos Masquelet fue nombrado Hermano de Honor del Hospital en el año 1909.

Consiguió el título para que pudiera ejercer libremente la profesión de Ingeniero en el año 1894. Volvió al Regimiento de Pontoneros de Zaragoza. Ascendió a capitán el diecinueve de octubre del año 1897 y tomó el mando de la Compañía de Telégrafos que se organizaba en Madrid con destino a la isla de Filipinas, pero esta unidad se disolvió antes de ir a Filipinas, volviendo nuevamente al Regimiento de Pontoneros de Zaragoza permaneciendo allí cuatro años.

Formó parte de la Comisión de reconocimiento de las cuencas de los ríos Gállego y Aragón en el año 1901. Posteriormente, pasó a la Comandancia de Ingenieros de Ferrol donde permaneció once años, recibiendo varias felicitaciones oficiales por la ejecución de las obras de fortificaciones de la zona.

Ascendió a comandante, el diecisiete de septiembre del año 1912, y fue destinado como profesor de la Academia de Ingenieros en agosto del año 1913. Regresó a la Comandancia de Ferrol en el año 1915, llevando a cabo los proyectos de municionamiento y organización de varias baterías de costa en las fortificaciones de Ferrol. En esa época contrajo matrimonio con Herminia Sisto.

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Llegó a participar en las campañas de Marruecos. Al ser ascendido fue destinado a Marruecos como teniente coronel en el año 1919, permaneciendo en la Comandancia de Ingenieros de Ceuta, siendo jefe del servicio Telegráfico y Telefónico y dirigió la construcción de fortificaciones.

Fue profesor en la Academia de Ingenieros durante la Dictadura del general Primo de Rivera. Posteriormente, fue destinado como profesor de la Escuela de Maquinistas de la Armada en Ferrol.

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Años más tarde, todavía en plena Dictadura del general Primo de Rivera, Masquelet Lacaci fue el autor del proyecto de ampliación y modernización de la nueva Base Naval de Ferrol, cuyas obras dirigió de forma personal en la década de los años 1920, utilizando un moderno diseño constructivo basado en la ingeniería y empleando para ello nuevos materiales como el hormigón.

Considerado como la primera autoridad en el tema de la fortificación militar, se le recuerda de forma especial por el relevante papel que jugó en el diseño de un frente defensivo de la ciudad de Madrid durante la Guerra Civil.

Militar de ideología republicano-liberal, tuvo una reconocida militancia dentro de la masonería española y mantuvo una sostenida relación de amistad con Manuel Azaña, presidente de la República.

Ascendido al empleo de General de Brigada en octubre del año 1930, al proclamarse la Segunda República, el Presidente Manuel Azaña le nombró Jefe del Estado Mayor Central en el año 1931.

Durante la insurrección minera de Asturias de octubre de 1934, Masquelet Lacaci, entonces Jefe del Estado Mayor, no jugó ningún papel dada la desconfianza que un progresista y republicano declarado como era el caso del militar ferrolano generaba en un gobierno radical conservador.

Por ello, el entonces ministro de la Guerra, Diego Hidalgo, encargó a otro militar, precisamente otro ferrolano, el general Francisco Franco Bahamonde, como responsable de sofocar la insurrección de los mineros asturianos. El uno de agosto del año 1935 es nombrado Comandante Militar de Baleares.

Con posterioridad, al ser nombrado Alejandro Lerroux para presidir el Gobierno de la Segunda República, Carlos Masquelet fue nombrado ministro de la Guerra, cargo que ejerció entre el tres de abril y el seis de mayo del año 1935.

Al ganar el Frente Popular las elecciones celebradas el siguiente año 1936, Masquelet Lacaci volvió a ser nombrado para ocupar la cartera ministerial de la Guerra, esta vez en el gobierno que estuvo presidido por Manuel Azaña, entre las fechas del diecinueve de febrero y el trece de mayo del año 1936.

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Una vez iniciada la Guerra Civil se mantuvo fiel a la República. Hasta entonces había sido jefe del Cuarto Militar del Presidente de la República. Tuvo una destacada participación en la fortificación de Madrid a través del diseño de un frente defensivo fundamentado en fortines, distribuidos en cuatro anillos, que se construyeron para la defensa de Madrid en noviembre del año 1936.

Al iniciarse la Guerra Civil española el dieciocho de julio de 1936, el general Masquelet Lacaci era el jefe del Cuarto Militar del Presidente, manteniéndose leal a la República en aquellos difíciles momentos.

Al haber sido encargado, en septiembre del año 1936, de la fortificación de Madrid, diseñó y llevó a cabo el plan general de un frente defensivo de la ciudad. A pesar del escaso tiempo que dispuso para realizarlo resultó muy efectivo en la defensa de Madrid.

Este Plan de Fortificación de Madrid fue objeto de opiniones controvertidas, siendo para unos un mero trabajo de propaganda del gobierno republicano y para otros, un plan ciertamente deslavazado pero que en vísperas de la llamada Batalla de Madrid, cuando las tropas nacionalistas se acercaban a la capital, fue dirigido y coordinado de forma intensiva por Carlos Masquelet.

La mayor parte de estos trabajos defensivos del perímetro de la capital se concentraron en las localidades de Aravaca, Pinto y Pozuelo de Alarcón, y en menor medida, en la Dehesa de la Villa y el Monte del Pardo.

Las obras fueron llevadas a cabo, en su mayor parte, por personal civil voluntario, motivado y dirigido por las fuerzas sindicales, trabajaron de forma intensiva, pero muchas veces sin control y con una evidente falta de conexión con los militares profesionales.

Tratando de adaptarse a la topografía del terreno, se construyeron numerosas trincheras y una serie de fortificaciones tipo bunker, algunas de hormigón armado y otras de buena cantería, con muros que llegaban a medir metro y medio de espesor.

f5Las construcciones eran de un amplio volumen, para permitir el manejo de ametralladoras y armas automáticas de buen tamaño, siendo sus cubiertas piramidales o de forma curva. Varias de estas fortificaciones todavía se conservan en relativo buen estado en los alrededores de la capital madrileña.

El historiador Martínez Bande en su libro “La marcha sobre Madrid” analiza algunos aspectos de las defensas construidas por el general Carlos Masquelet:

“Las obras defensivas gubernamentales surgieron siempre aisladas, preferentemente en los cruces de carreteras, siendo además frecuente encontrar los puentes volados o a punto de serlo. Pero en el momento de la marcha sobre Madrid puede hablarse, sin exageración, de un plan general de fortificaciones, obra del general Masquelet, que pretendía detener a las fuerzas de Varela ante una sucesión de obstáculos.

Las obras no eran continuas, bien por razones de criterio o por la imposibilidad de realizarlas, dada la velocidad del avance enemigo, defendían pueblos y cruces de caminos y se escalonaban en profundidad, según cuatro órdenes, aprovechando las diferentes carreteras que se extienden en sentido concéntrico en torno a Madrid”.

El general Vicente Rojo que era el Jefe del Estado Mayor de las fuerzas de defensa decía lo siguiente:

“El conjunto de tales obras estaba muy lejos de poderse considerar terminado cuando el enemigo se acercó a la Plaza, y prácticamente, en la confusión reinante, no se podía pretender su ocupación de una manera ordenada y dirigida.

Tal vez las obras más retrasadas, situadas en el propio lindero de la ciudad, pudieran guarnecerse en el último repliegue, y no se debía de perder la esperanza de que en ellas llegase a consolidarse la resistencia.

En cualquier caso. Parecía frustrada la previsión del Mando Supremo de fortificar la periferia de Madrid, contribuyendo a ello la falta de conexión entra la dirección de las obras defensivas a cargo de elementos civiles sin relación con el mando militar y los comandantes de las diversas columnas. Las tropas y sus jefes desconocían la localización de las obras avanzadas, que ya se habían terminado, y en su repliegue pasaron junto a ellas sin ocuparlas”.

El diecinueve de julio del año 1937, pasó a la situación de reserva, aunque después de la reestructuración del ejército republicano, en el mes de diciembre, fue nombrado jefe de la nueva Comisión de fortificaciones.

Al finalizar la contienda se exilió en Francia, aunque años después regresó a España, donde fallecería en el año 1948. Falleciendo en La Junquera, provincia de Gerona, el año 1948.

El militar ferrolano, con una larga e impecable trayectoria profesional en el Ejército, que le hizo merecedor de la Gran Cruz de la Real Orden de San Hermenegildo, no tiene ningún recuerdo en su ciudad natal, mientras que su vida y su obra tampoco ha sido estudiada como se merece por los historiadores de la urbe.


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BIBLOGRAFÍA

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Blanco Escolá, Carlos. “Franco. La pasión por el poder”. 2005. Planeta. Barcelona.
De Arce, Carlos. “Los generales de Franco”. 1998. Seuba Ediciones.
Fernández, Carlos. “La guerra civil en Galicia”. 1988. La Voz de Galicia.
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Zaragoza, Cristóbal. “Ejército Popular y militares de la República, 1936-1939”. 1983. Ed. Planeta. Barcelona.

Carlos Masquelet Lacaci, republicano y un gran ingeniero de defensas militares