viernes. 29.03.2024

En Madrid, la protesta partirá de la sede de la Unión Europea, al mismo tiempo que en muchas otras ciudades del mundo en el marco de una campaña global.

Más del 80% de la deuda española es privada. Proviene principalmente de la banca y las grandes empresas, que han obteniendo por el camino enormes beneficios. Esa deuda privada se está transformando en pública por medio de las ayudas del Estado a la banca: 215 mil millones de euros hasta junio de 2012, a los que hay que sumar los 100 mil millones del nuevo préstamo europeo. El pago se hará a costa de recortes en servicios públicos y en protección ambiental.

Se buscan además falsas soluciones a la crisis financiera, potenciando el extractivismo o la construcción de infraestructuras, con el deterioro de la naturaleza que ello conlleva. Esta crisis financiera se enmarca dentro de una crisis energética y ecológica a las que hay que poner remedio en menos de cinco años para evitar un deterioro irreversible.

Las políticas de reformas, recortes y privatizaciones que se aplican en España y otros países son previamente pactadas por los gobiernos en el marco de los tratados europeos (Pacto del Euro, Pacto Fiscal, etc.), que se firman a espaldas de la población, obviando las necesidades sociales y medioambientales. Son los propios gobiernos los que legitiman la imposición por parte de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) de programas de ajuste macroeconómico que ponen a la ciudadanía, los estados y a la naturaleza al servicio de la banca y las grandes empresas.

En estos tratados ya se recogía la modificación de la Constitución para dar carácter prioritario al pago de la deuda por delante de cualquier otro gasto público y cualquier protección medioambiental. El nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) impone la condicionalidad que tendremos que aceptar bajo el control directo de la troika por un “rescate” que se dedicará a pagar una deuda que no es nuestra.

Las políticas que se imponen hoy en Europa son las mismas que, bajo la denominación de “ajuste estructural”, se aplicaron hace más de treinta años en los países de la periferia, con nefastos resultados. Con la excusa de la deuda, se impulsaron recortes, privatizaciones, desregulaciones y liberalizaciones. Estas políticas fueron inmensamente dañinas para el medio ambiente. Propiciaban, por un lado, los monocultivos para la exportación, fuertemente dependientes de agrotóxicos y que provocaba talas indiscriminadas de bosques. Por otro, la extracción masiva de minerales también destinados a mercados exteriores. La deuda externa generó una importante crisis social y ecológica.

Resulta imprescindible emprender una profunda transformación social, política y económica hacia un modelo justo y sostenible frente a la imposición de una deuda ilegítima y odiosa. Por eso, Ecologistas en Acción impulsa la cacerolada masiva del 13 de octubre. ¡NO DEBEMOS, NO PAGAMOS!

Cacerolada global contra la deuda 'odiosa'