viernes. 03.05.2024

Mario Regidor | No es el primer artículo que escribo sobre el sistema de pensiones en España y, lamentablemente, seguro que no será el último.

Tengo 45 años y llevo cotizados más de 22 años. Cuando me quiera jubilar, no antes de los 70 años seguramente, tendré 47 años cotizados, si no median días de baja en lo que me resta de vida laboral.

Abordar el asunto de las pensiones, no sólo en España, sino en la mayor parte de países desarrollados, dista mucho de tener una única solución. Es en la combinación de muchas políticas, iniciativas y programas con los que debemos acercarnos a una resolución que, forzosamente, no contentará a todos los implicados. 

Y cuando digo todos los implicados, me refiero, no sólo a los que tienen mi edad, sino a todos los que están cobrando una pensión y a los que se les van a exigir una mayor contribución para, previsiblemente, cobrar menos en el futuro, así como a las empresas a las que tendremos que exigir, seguramente, una mayor carga en sus cotizaciones o la adopción de nuevos impuestos. 

El asunto de las pensiones, no sólo en España, sino en la mayor parte de países desarrollados, dista mucho de tener una única solución

Por todo lo anterior, creo que nos tenemos que felicitar de que, finalmente, el ministro Escriváhaya logrado sacar adelante una reforma de las pensiones (que ya aventuro que no será la última que veré ni mucho menos), no sólo porque fuera una de las condiciones que había impuesto Bruselas para liberar el tercer pago de los fondos europeos de los que somos el segundo país beneficiado en lo que se refiere a la cuantía económica, sólo por detrás de Italia, sino porque, después de la última reforma auspiciada por Zapatero en su segundo mandato, cuya principal novedad, también aprobada por los sindicatos como la actual, fuera el alargue progresivo de la edad legal de jubilación a los 67 años, quedaban otros aspectos en los que se podía incidir para cumplir el objetivo último, que no son los fondos europeos, sino asegurar un sistema público de pensiones como corresponde a un país europeo como España. Vamos a ver las novedades más destacadas, así como lo que podría faltar por hacer:

  • Para empezar, el acuerdo lo ha vuelto a conseguir, aunque sin la patronal, un gobierno de izquierdas con el PSOE al frente. Después de la última “reforma” del gobierno de Rajoy que consistió simplemente crear un factor de sostenibilidad, felizmente derogado por el gobierno de Pedro Sánchez y que limitaba la subida de las pensiones anualmente al 0,25%.
  • En lo que se refiere al contenido de la reforma, era obligatorio destopar las bases de cotización permitiendo mayores cotizaciones a aquellos que más salario ganan derivado de su trabajo por cuenta ajena. Era de justicia, en especial para el sistema que permitirá afluir a las arcas una mayor cantidad de dinero para sufragar las pensiones futuras.
  • El refuerzo de las pensiones mínimas era vital, para proteger a los que menos tienen, en consonancia con las constantes subidas de salario mínimo que se han producido con gobiernos progresistas en España. De tal manera, en el año 2027 la pensión contributiva mínima en España será de 1.200 euros brutos en 14 pagas.
  • Las reticencias de la patronal a firmar el acuerdo se basan, sobre todo, en el recargo de las cotizaciones que la negociación, en la que no han participado, les ha deparado. No obstante, dicho recargo supone, según cálculos elaborados por el propio ministerio, 0,39 céntimos por mes y trabajador lo que no supone, ni de lejos, un gran montante como recargo de cotizaciones para los empresarios que dicen amar España.

El acuerdo lo ha vuelto a conseguir, aunque sin la patronal, un gobierno de izquierdas con el PSOE al frente

Escrivá que, recordemos, no es un político, sino un técnico que sabe de lo que está hablando, se ha revelado como un hombre paciente, consecuente y hábil negociador para no incumplir los mandatos de la Unión Europea en tiempo y forma, consiguiendo, no un acuerdo definitivo, porque en el aseguramiento del sistema público de pensiones se hace camino al andar.

  • El único debe en la gestión del ministro, subsanable en el tiempo, es la necesaria negociación con los socios de gobierno. Recientemente, se ha publicado el Real Decreto ley objeto del acuerdo conseguido. Parece ser que podría ser convalidada, pero no hubiera estado de más, a pesar de la premura de tiempo y de la defección de la CEOE, que se hubiera intentado tramitarlo como proyecto de ley para enriquecerlo en el trámite parlamentario, pero aún así, se espera que se apruebe debido a lo que nos jugamos con los fondos europeos y la sostenibilidad del sistema público de pensiones.
  • Uno de los aspectos que más controversia han suscitado se encuentra la ampliación del período para el cálculo de la pensión. Parece ser que, a corto y medio plazo, el importe medio de la pensión podría bajar entre un 6% y un 8%, pero debemos tener en cuenta que hemos tenido 3 crisis económicas en 15 años y es posible que vayamos camino de la tercera… Ante este panorama, donde much@s trabajador@s han pasado por momentos de inactividad prolongada y donde la trayectoria laboral ha sufrido múltiples altibajos con períodos antiguos donde se cotizaba más que en los modernos, dichas bases de cotización para el cálculo de la pensión van a tender a ser más beneficiosas si ampliamos el período de cotización, siempre y cuando se opte por “rellenar” esos intervalos con una cotización media para el cómputo de las bases. En este sentido, el hecho de dejar que sea el cotizante el que elija si quiere los últimos 25 años o los mejores 27 de los últimos 29, desechando los dos peores, también significa una garantía de no perder poder retributivo.

El hecho de dejar que sea el cotizante el que elija los años de cómputo, también significa una garantía

  • Los críticos de la reforma, especialmente la patronal y el PP, se ceban en el hecho de que ya Escrivá, cuando era presidente de la AIREF, había dicho que teníamos los porcentajes de cotización 6 puntos más altos que el promedio de países de la UE, pero conviene no hacerse trampas al solitario, ya que también somos uno de los países con el salario medio más bajo de toda la zona Euro con lo que las cotizaciones se resienten notablemente. Aquí podríamos reflexionar acerca de la necesidad de diversificar el tejido productivo español, poner el foco más en el sector industrial y menos en el sector servicios que genera un incremento intensivo de la mano de obra cuando hay épocas de bonanza económica, pero destruye mucho empleo en la época de crisis y que adolece de bajos salarios. Pero este cambio de paradigma, si se llegara a implementar de forma progresiva y sostenible en el tiempo, tardaría un par de generacionesen tomar efecto, con lo que la opción del gobierno de ir subiendo el Salario Mínimo Interprofesional es la opción más acertada para acometer la subida de las cotizaciones a corto plazo.
  • Un aspecto muy importante por la justicia que depara a aquellas mujeres que se han visto relegadas a tener un salario más bajo por discriminación de género o simplemente por haber desempeñado puestos de trabajo de menor cualificación es el aumento anual del 10% del complemento especial para paliar la brecha de género.
  • Una de las críticas al sistema de pensiones se centraba en el papel de los jóvenes que se incorporaban al mercado de trabajo y no podrían asegurar el cobrar una pensión acorde al tiempo y el importe de sus cotizaciones. Con el Mecanismo de Equidad Intergeneracional, ya existente y ahora actualizado, se tiene en cuenta esta tesitura incrementando de forma temporal, hasta 2050 las cotizaciones por parte de empresarios y trabajadores con el fin de poder echar mano de dicha “hucha” temporal cuando la situación lo requiera. A esto se une el llamado Recargo de Solidaridad que, también de manera temporal, significará un aporte extra al Fondo de Reserva.

En resumidas cuentas, la reforma va por buen camino, pero marca un largo y proceloso camino para tratar de asentar y consolidar nuestro sistema público de pensiones que, no obstante, necesitará incidir más en otros aspectos no contemplados en la presente reforma. A saber:

  • Se ha incidido en reforzar los ingresos, más que incentivar los recortes, lo cual marca una diferencia brutal entre gobiernos de distinto signo ideológico. No obstante, el aumento de la inmigración y su correspondencia con los puestos de trabajo que quedan sin cubrir va a ser esencial en el presente y en el futuro. No podemos renunciar a ello, máxime cuando las cotizaciones futuras dependen de ello. Para ello, hay que aumentar, como se está haciendo ya, el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura.

Sería conveniente ir pensando en un nuevo impuesto que grave el trabajo de las máquinas y robots

  • Las innovaciones tecnológicas van a suponer una pérdida de empleos y el alumbramiento de nuevos como ahora no podemos siquiera imaginar, pero que seguramente vayan a suponer un incremento en el número de afiliados a la seguridad social. A pesar de todo, sería conveniente ir pensando en un nuevo impuesto que grave el trabajo de las máquinas y robots y que se destine a aumentar el depauperado fondo de reserva de las pensiones.
  • La necesaria diversificación en el tejido productivo, ya apuntada anteriormente, deviene en indispensable para apuntalar las cotizaciones y elevar los salarios desarrollando actividades que incidan en el deteriorado sector industrial apoyándonos en un sector como es el de las energías renovables en el que, ya antes de la crisis económica de 2008, España era un país puntero a escala mundial.
  • El tejido productivo español está trufado de microempresas y Pymes que engloba a un 85% de los trabajadores. Con esta división del trabajo es realmente difícil incentivar los planes de pensiones colectivos de empresa. Pero es vital hacerlo con el objetivo de afianzar la sostenibilidad del sistema público de pensiones. 
  • Se ha hecho hincapié en la temporalidad de la reforma, en que no es definitiva. Y efectivamente, creo que será así, pero las reformas subsiguientes no tienen por qué incidir en un aumento de la edad de jubilación progresiva o en un aumento de las cotizaciones o disminución del importe de las pensiones. Me explico, una vez pasado el período de jubilación de los llamados baby boomers y, siempre que la situación económica y la inmigración acompañen, el tensionamiento del sistema público de pensiones se aliviará y, es posible que las reformas puedan ir en otro sentido de menor agobio de las cotizaciones. Lo que no podemos permitir es perder una de las grandes conquistas sociales de la humanidad sin los necesarios ajustes cuando sea necesario.

Asegurando el Sistema Público de Pensiones