viernes. 29.03.2024
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En los huecos libres que deja el Brexit, se cuela estos días en los periódicos británicos una polémica al hilo de dónde muestra Google sus anuncios. Una investigación de los diarios The Times y The Guardian afirma que grandes marcas de las de toda la vida (entre las que brillan con luz propia entidades bancarias y fabricantes de coches) anuncian sus productos en páginas web de fanáticos islamistas, homófobos declarados y rabiosos miembros del Ku Klux Klan, entre otras compañías poco o nada recomendables. Sus spots aparecen en los canales de vídeo de radicales de todo tipo, mezclando la guerra santa con los planes de pensiones. Kia, Hyundai, O2HSBC, el Royal Bank of Scotland, Lloyds o Marks & Spencer son, entre otras, las marcas afectadas por el revuelto de churras y merinas.

Ante la evidencia de que en Youtube se juega, y que se juega a varias bandas, agencias de publicidad y centrales de compra como Havas han anunciado que se retiran de la mesa y que no piensan tentarnos al click si para ello tienen que compartir espacio virtual con cafres de todo el planeta. En respuesta, Google promete que revisará su política de anuncios y que hará cambios “en la próximas semanas, para dar a las marcas más control sobre dónde aparecen”.

Lo bueno de Google es que tiene buscador. Si lo usas para teclear, por ejemplo, “cómo elige google dónde muestra sus anuncios”, la respuesta es que mediante segmentación contextual los anunciantes pueden “establecer relaciones con el contenido de sitios web pertinentes”, además de “llegar a grupos de personas concretos” y “seleccionar aplicaciones y sitios web específicos”.

No queremos pensar que las agencias de publicidad engañan a sus clientes buscando el mayor número de impresiones en lugar de dirigirse a públicos concretos, o que no saben usar la herramienta de gestión de campañas. Por otro lado, sería paranoico deducir que la lógica binaria encuentra vínculos que nosotros no percibimos entre ISIS y la banca inglesa o entre las soflamas racistas y la industria del automóvil. Así que tendremos que convenir en que Google peca de atolondrado y avaricioso a la hora de sumar páginas vistas. O puede que, sencillamente, su algoritmo sea tonto.

El algoritmo tonto de Google