jueves. 25.04.2024
GRAF603. MADRID, 08/03/2021.- Mural feminista "La unión hace la fuerza" del barrio de Ciudad Lineal (Madrid) que este lunes, Día de la Mujer, ha amanecido vandalizado con pintura negra que cubre los rostros de las mujeres homenajeadas en sus paredes. EFE/ Fernando Villar
Mural feminista "La unión hace la fuerza" del barrio de Ciudad Lineal (Madrid) que este lunes, Día de la Mujer, ha amanecido vandalizado con pintura negra que cubre los rostros de las mujeres homenajeadas en sus paredes. EFE/ Fernando Villar

Hoy el mural feminista de Ciudad Lineal ha sido atacado, las mujeres que aparecían en él han amanecido con el rostro cubierto por un odio negro de machismo ancestral. Con acciones como esta, no hacen más que remarcar la importancia de las luchas de las mujeres y su fuerza transformadora. Luchas que son constructivas, sororas, paridoras de derechos y alumbradoras de bienestares. No pasarán, esta vez no les vamos a dejar pasar.

Ana, empleada de polideportivo; Alba, Lola, administrativas; Helena, Julia, enfermeras; Inés, empleada de márketing; Mara, ilustradora; Violeta, auxiliar de producción; paula, estudiante; Marisol, madre y activista en las colas del hambre; Carmen, auxiliar en una residencia de ancianos; Carol, Marina, profesoras de secundaria; Pepa, reponedora; Doina, limpiadora; Elena, bombera; Raquel, redactora; Rosaluz, jornalera; Sonia, concejala y expolicía; Lara, Paloma, trabajadoras sociales; Teresa, activista social; Alejandra, Aida, Gema, Isabel, periodistas; Marga, encargada de publicidad; Mercedes, Virginia, directivas de ventas; Luisa, Soledad, Josefina, jubiladas y activistas políticas; Rosa, conductora de autobús; Begoña, peluquera; Lourdes, empleada de supermercado; María, escritora… son las mujeres de ese mural, son las mismas, son sus herederas, aprendieron de Clara Campoamor, Rigoberta Menchú o Valentina Tereshkova, llevan cosidos a sus cuerpos de trabajadoras rebeldes todos los aprendizajes de las luchas de mujeres anteriores, históricas como las del mural o tan anónimas como mi madre, mi abuela o las mujeres que hoy me rodean en las luchas.

La lista de mujeres trabajadoras que conozco, que tienen en común ser además activistas feministas y políticas o sindicales, es interminable. Todas ellas han estado poniendo su cuerpo y sus ganas durante este año de pandemia, no solo en sus puestos de trabajo, también en las calles defendiendo lo común, lo de todas. En este artículo las rindo homenaje, sin mujeres trabajadoras, fuertes, alegres, rebeldes, combativas y empoderadas como ellas la sociedad no avanzaría. Todas juntas cambiamos la historia.

El 8 de marzo de 2021 la delegación del Gobierno de Madrid las ha prohibido manifestarse en su día del año para reclamar derechos que construyen una sociedad mejor, no solo para ellas, también para el conjunto de nuestra comunidad. El movimiento feminista del 8M que es el de todas, pidió todos los permisos con todas las medidas de seguridad anti-Covid especificadas y aseguradas. Querían salir a las calles en manifestaciones controladas y reducidas en número, descentralizadas en barrios y pueblos, a reclamar justo esos derechos que cuestionan los privilegios del patriarcado capitalista, que hoy más que nunca, ahogan a las mujeres.

Sin embargo, la delegación del Gobierno de Madrid, no se lo ha permitido.  

Es bárbaramente escandaloso que se permita que se manifiesten los que engendran y contagian el odio, y no se permita que nos manifestamos, con todas la precauciones, distancias y protocolos sanitarios anti-Covid –como estaba especificado-, las que parimos derechos y contagiamos cuidados y bienestar.

Repito, es bárbaramente escandaloso, justo este año, en el que las mujeres se están dejando la vida y están poniendo su cuerpo en tantas profesiones imprescindibles, de cuidados, para paliar la emergencia social, dentro y fuera de sus casas; mujeres que en demasiadas ocasiones trabajan en precario, en muy precario, con contratos basura en el comercio, en el campo, en el transporte, en la sanidad, en la educación, en la comunicación, en la cultura…, es muy escandaloso que se deniegue al movimiento feminista la posibilidad de manifestar en las calles sus justas reclamaciones en un año en el que se apuntan retrocesos en la consecución de la igualdad.

Las mujeres están sufriendo doblemente los ataques de la pandemia, de forma física porque mayoritariamente ocupan puestos de trabajo en el sector servicios donde están las esenciales y exponen el cuerpo cada día a poder ser contagiadas. Y de forma laboral, porque el empleo femenino ha sufrido más ERTES y más despidos que el masculino (según los últimos datos 7 de cada 10 nuevos desempleados son mujeres), la hostelería y el comercio por ejemplo, están llenos de mujeres precarias. Las mujeres siguen cargando con su empleo y con las cargas familiares, los cuidados siguen siendo para ellas (se estima que las mujeres invierten nueve horas más en los cuidados a la semana que los hombres). Y además, también se observa un aumento de los malos tratos y las violencias machistas. Según feminicidio.net son ya 12 las mujeres asesinadas en lo que va de año.

¿Se merecen las mujeres que les prohíban salir este 8M? No podemos permitir que la crisis derivada de la pandemia vuelva a recaer sobre los hombros de las mujeres como una nueva losa, que retrase otra vez el camino hacia la sociedad igualitaria que nos merecemos.

El lema para este año del movimiento feminista es ANTE LA EMERGENCIA SOCIAL, EL FEMINISMO ES ESENCIAL. ¡Que gran verdad!

Entre las acciones, que había programado el movimiento feminista, estaba la reclamación -barrio a barrio- de los servicios públicos de calidad, de más Estado social, que nos benefician a toda la sociedad por igual. Durante la pandemia se ha visto claro que sin Estado social que programe ERTES que sostengan los salarios, sin Estado social que articule buenos servicios de salud pública, sin Estado social que organice una buena educación pública, sin un Estado social que ponga recursos en los servicios públicos, la sociedad naufraga. El sálvese quién pueda neoliberal solo ofrece asideros a una pequeña elite que los pueda pagar. Y somos las mujeres las que estamos reclamando cada día que esos servicios públicos funcionen con calidad para todos y todas.

El movimiento feminista se está mostrando como el gran movimiento antifascista de nuestro tiempo. Es el único movimiento social que lucha contra todos los privilegios, sean de raza, de sexo o de clase. Por eso nos atacan los voceros del patriarcado capitalista. Por eso las mujeres feministas estamos en el punto de mira del fascismo. Por eso el ministerio de Igualdad -especialmente en la persona de la ministra Irene Montero que está siendo tan atacada, vilipendiada, vejada, insultada de una forma tan rastrera y desagradablemente machista, como nunca se había visto- está en el punto de mira de las derechas. Debemos seguir unidas de la mano y responder que si atacan a una, todas la defendemos, nos va el progreso social en igualdad en ello.

Afortunadamente somos muchas, somos millones, somos más de la mitad de la población, somos altaneras, creativas, libres y diversas, y vamos continuar dando la cara y a indicar de miles de formas nuestros malestares. Tal como por ejemplo hacen las mujeres de Territorio Doméstico que no se cansan de señalar, allí donde pueden y cuando pueden (como hicieron el 6 de marzo en un parque de Vallecas), que todas las mujeres tienen derecho a techo, derecho a papeles, derecho a trabajo digno, derecho a no sentir miedo, derecho a no ser discriminadas, derecho a ser como ellas quieran, diversas, trans, cis o no binarias, derecho a comer caliente cada día, derecho a salud, derecho a educación para sus hijas e hijos; todas las mujeres tienen esos derechos, sean blancas, negras, amarillas o marcianas, gordas y bajas o altas y delgadas como una modelo, analfabetas o catedráticas. Todas tienen derecho a una vida digna, plena y libre.

La prohibición de las manifestaciones del 8M en Madrid es un error de la delegación del Gobierno, en manos del socialista Franco, que da alas a las derechas ultras, fascistas y unidas que gobiernan en esta Comunidad y este Ayuntamiento, que se caracterizan por criminalizar al movimiento feminista –con vándalos resultados- , porque saben que somos nosotras con nuestras justas reivindicaciones las únicas que podemos derribar sus muros de odio y de frenar las desigualdades que provocan con sus políticas. Basta señalar el ejemplo de cómo el gobierno del PP y C’s en el Ayuntamiento de Madrid apoyado por Vox, que dirige Martínez Almeida –alias El Moderado- lo primero que hizo fue suprimir los presupuestos municipales con perspectiva de género y lo segundo terminar con la Dirección General de Igualdad; al igual que la presidenta de la Comunidad Díaz Ayuso, que no pierde la ocasión para criminalizar al movimiento feminista y para mermar las partidas sociales de las políticas de igualdad y de lucha contra las violencias machistas, sin darse cuanta que ella puede ser Presidenta de una Comunidad gracias a todas esas mujeres peleonas que en España han reclamado en las calles todos los derechos de los que disfrutamos, desde el voto hasta el simple derecho a alzar la voz en público o firmar escritos con nombre propio.

Las mujeres somos más de la mitad de la población. Cuando nos ponemos de pie y miramos la altura que tenemos, juntamos nuestras manos y caminamos todas a una somos capaces de mover el mundo. De eso tienen miedo. Por eso nos criminalizan y nos prohíben. No somos un colectivo, como predican para confundir los voceros del patriarcado, somos más de la mitad de la población reclamando derechos de igualdad, vidas dignas, una sociedad igualitaria y de cuidados, libertad afectivo sexual y el fin de las variadas formas de violencia que se ejercen contra nosotras por el mero hecho de ser mujeres. Violencias que tienen que ver con todos los aspectos de nuestra existencia.

En este 8M hay que visibilizar con fuerza al movimiento feminista, desde los balcones, en las calles caminando vestidas de morado, en los muros, en las redes y en los medios, convirtiendo cada uno de ellos en un mural feminista; hay que desmontar las falacias que vomitan las derechas, que pretende dar para atrás a la moviola del tiempo y meternos de nuevo a las mujeres en la casa nacional católica.

Este 8M debemos seguir caminando juntas, el feminismo es más necesario que nunca.

Juntas cambiamos la historia.


Carmen Barrios Corredera, escritora y fotoperiodista. Responsable de feminismos y LGTBI de Podemos Madrid.

Este 8M reivindicamos la fuerza transformadora del feminismo con murales en nuestras...