martes. 16.04.2024
san valentin

San Valentín fue un santo, o varios, de los que apenas si se conoce su vida, aunque sí sus milagros, como no podía ser de otra manera, que sin milagros no hay santos ni nada que se parezca

El día 14 se ha dado en llamar el Día de los Enamorados por celebrarse la fiesta de quien se supone es el patrono de los enamorados. Siempre hay algún listillo, que ha oído campanas, y dice que es un invento. Como va de progre y anticonsumista, esté o no esté enamorado, no acepta esta fiesta por ser invento de grandes almacenes para vender al por mayor y por menor, como puede ser el día de la madre, el día del abuelo, o el día del suegro, incluso el día del cuñado, que también podía ser. Siempre hay seres queridos a nuestro alrededor que de cuando en cuando pueden merecer un detalle. Y les presto la idea a los grandes comercios para que con rebajas y sin ellas, vendan más y más caro, y contenten a la gente con su día, su noche o su momento ideal. Así está la cosa, si no hay un día dedicado especialmente a... la gente se olvida. Por eso los autores y creadores estamos tan olvidados, porque no tenemos nuestro día... ni siquiera nuestros derechos. Y por eso ve uno reproducidos sus escritos de mil maneras por todo el mundo, sin recibir ni siquiera un recordatorio. Sugiero, pues, que además de los días susodichos, pongan el “día del autor”, como una nueva e importante iniciativa. A ver si, al menos ese día, alguien nos tiene en cuenta, y se pone en práctica la tan traída, olvidada, y llevada “propiedad intelectual”.

Pero no es esta la idea del presente artículo, sino el amor, el santo del amor, y los lobos. Que alguien se preguntará, y ¿los lobos, qué pintan aquí? Pues sí señor. El amor y los lobos van unidos, y todo bajo la advocación de un santo que nadie sabe quién es, aunque dicen que existir, existió, o por lo menos existieron varios “valientes valentines”, entre ellos, un médico, que es el que mayores posibilidades tiene de llevarse el lobo, digo, el gato al agua.

¿Es un invento san Valentín como patrono de los enamorados? ¿Un invento moderno, o muy antiguo? Para evitar que los “listillos anticonsumo”, con su perspicacia de no gastar por gastar, ni porque se lo digan, sigan aplicando el invento y la imposición de esta festividad a los comercios (buena tajada sacan de este día las tiendas de regalos, que hasta la lotería se ha sumado al cuento), les cuento:

San Valentín fue un santo, o varios, de los que apenas si se conoce su vida, aunque sí sus milagros, como no podía ser de otra manera, que sin milagros no hay santos ni nada que se parezca. Dos de ellos, obispos italianos, se pueden descartar como patronos de enamorados. El de mayores posibilidades puede ser un mártir al que emperador Claudio II, mandó decapitar. Se trata de un médico romano que se hizo sacerdote y se dedicaba a casar a los soldados (enamorados), algo que estaba prohibido por el emperador, por considerarlo incompatible con la carrera en el ejército y su valentía en la guerra. Por realizar tales casamientos prohibidos, el emperador ordenó, en el año 270, cortarle la cabeza, que tampoco era tan grave y sangriento como la cruz, el castigo romano más usual. Sobre el mismo en la Edad Media se forjaron leyendas en Francia, Irlanda e Inglaterra, asociándolo con el amor, por eso del casamiento. Cuando el emperador Constantino, cuya esposa era cristiana, institucionalizó el cristianismo como religión oficial, se vio obligada la iglesia a transformar las fiestas paganas en religiosas, v. gr. las del Nuevo Sol, por la Navidad... El Papa Gelasio I, aprovechó esta fiesta de San Valentín para declararla fiesta religiosa a finales del siglo V. Una fiesta que ha sufrido avatares hasta el extremo de suprimirla, o no reconocer a este santo como patrón, ante la confusión de tantos santos “Valentines”. La iglesia se planteó eliminarlo del santoral, como hizo con algunos otros de dudosa existencia, en tiempos del intelectual Benedicto XIV, el Papa y teólogo alemán, hoy emérito. Pero su sucesor, el Papa Francisco, en 2014, la recuperó para devolver su sentido religioso y contrarrestar la historia pagana y de consumo. Total, que la iglesia acabó institucionalizándola en el siglo V, y la aprovecharon y ensalzaron tornando al paganismo del consumo exacerbado los comerciantes, que hacen su agosto en invierno.

He apuntado la sacralización que llevó a cabo la iglesia oficial en el imperio de fiestas paganas acomodándolas a su ideología santoral. La de San Valentín era una de ella. Y para incrédulos y anticonsumistas, añadiré que eran festejos de varios días, cuya culminación llegaba a mediados de este mes. Se venían celebrando desde la fundación de Roma fiestas parecidas, conocidas como las fiestas de las Lupercales, palabra proveniente de lupus, que en cristiano significa lobo, y que tiene que ver con la loba que amamantara a los hermanos Rómulo y Remo, fundadores de la ciudad de las siete colinas, o sea, Roma. Cada año, por estas fechas, se elegía a una congregación especial de sacerdotes, los Lupercos o Luperci (Sodales Luperci, "amigos del lobo") para cantar los faustos de una ciudad que comenzaba a ser imperio. Los Lupercos tenían que haberse dedicado de adolescentes a demostrar sus cualidades para sobrevivir de la caza en el bosque. Durante las fechas de mediados de febrero se comportaban como lobos humanos hasta el punto de que se inmolaba una cabra que les servía como ofrenda a los dioses, y a ellos de festín junto al sabroso vino con miel que tomaban caliente. Era ya tiempo sagrado y festivo, motivado al pasar de la escasez del frío a la abundancia de la primavera, y a la vez, como piensan otros autores que dan por fundamento esta otra versión, era tiempo en que comenzaban a aparearse los animales. Así figura en un poema del escritor inglés Geoffrey Chaucer, titulado “El Parlamento de los pájaros”, del siglo XIV, donde aparece por primera vez una mención a esta festividad de San Valentín, asociándola al ciclo creativo de la naturaleza. Ergo... el amor anda entre medias. Unos años después, el rey Carlos VI de Francia creó la Corte del Amor, donde el Día de San Valentín, competían los cortesanos en juegos y devaneos para conseguir pareja entre las doncellas. Tales acontecimientos se hicieron famosos entre el pueblo, organizándose danzas, comida y bebida, a modo de nuestros guateques para buscar pareja. Hoy día “ravels” bajo un puente, con música insistente, que no sé si serán apropiadas para emparejarse, aunque sí para emborracharse.

Y como quería hablar del amor, y este recorrido histórico me ha ocupado casi todo el artículo, lo dejaré para la próxima semana, en que hablaré del amor, de lo que se entiende por amor, ayer y hoy, y de paso, de los celos, y del machismo que aumenta por entender mal el enamoramiento. Y, sobre todo, a propósito de esto, hablaré de las violaciones de jovencitas, a tenor de lo que sucede a menudo en este mundo, donde la mujer es considerada objeto, y acaba siendo víctima de la violencia de género. Lo prometo. Y les prometo que a partir de mi experiencia, indicaré una medida que ha dado sus frutos, y que nada tiene que ver, con el tema de debate actual, de si prisión permanente revisable, o no. Vale. 

14 febrero: ¿Es un invento el día de los enamorados?