jueves. 28.03.2024

"Yo soy racista y te voy a mandar a tu puto país, cabrón"

AGNESE MARRA
Esa frase le espetó un policía a un angoleño antes de darle varias patadas en el pecho y ponerle una camisa de fuerza, relatan los familiares de este inmigrante que vivía en el CIE de Aluche y al que le tocó ser deportado. Cuando el interno se negó a entrar al aeropuerto le respondieron así. Horas más tarde tenía que ser ingresado en un hospital.
> Huelga de hambre en el CIE de Aluche
NUEVATRIBUNA.ES - 11.03.2010

La huelga de hambre que se inició el miércoles en el CIE de Aluche no amedrentó a las autoridades policiales. La protesta comenzó por el tratamiento que le dieron a uno de sus internos. Un angoleño que llevaba 55 días en el CIE y al que le deportaban rumbo a su país.

Como ya adelantó ayer nuevatribuna.es , los malos tratos recibidos por parte de la Policía fueron la gota que colmó el vaso para los más de 150 ‘presos’ que viven en el centro de internamiento y que comenzaron a quemar plástico y papel higiénico como protesta.

“Yo soy racista y te voy a mandar a tu puto país, cabrón”, le espetó un policía al angoleño, cuando este se negó a bajar del furgón para entrar en el aeropuerto. Acto seguido le colocaron una camisa de fuerza, le golpearon varias veces en el pecho y le trasladaron de vuelta al CIE, relatan los familiares del angoleño. Según este testimonio, el interno llegó a Aluche en estado de semiinconsciencia, fuertes dolores en el pecho e incapacidad respiratoria.

“Pedimos que le atendiera un médico, que lo llevaran a un hospital, pero no nos hicieron caso”, cuentan desde la asociación Ferrocarril Clandestino que se ocupa de asesorar a los internos y a sus familiares. Hasta que intermedió Cruz Roja, la víctima no fue atendida. Pero la atención según uno de sus familiares dejó mucho que desear: “le dieron un ibuprofeno y ya está como si nada”, le cuenta a este diario.

El médico del CIE tomó esa decisión a sabiendas de que el interno padecía una grave enfermedad y de que su medicación ya había sido enviada a Angola, denuncian desde Ferrocarril Clandestino: “En ningún momento se preocuparon por buscarle nuevos medicamentos”, señalan desde la asociación.

Hasta que el angoleño mostró su total ausencia de fuerzas las autoridades del CIE no se ocuparon del asunto. El interno finalmente fue hospitalizado y en el centro médico le hicieron las pruebas pertinentes. Horas después salía del hospital y volvía al mismo centro.

Los familiares y Ferrocarril Clandestino no se han quedado con las manos cruzadas. Han presentado dos denuncias ante los juzgados de vigilancia: “El familiar tiene más posibilidades que nosotros porque él tiene los partes médicos”, nos explican desde la asociación. El primo del angoleño fue con la documentación a los juzgados de Plaza de Castilla y ya ha obtenido respuesta: “Van a citar a mi primo a declarar, estoy removiendo cielo y tierra por defender sus derechos”, nos cuenta.

Ahora esta víctima, ya con la medicación disponible le toca esperar a cumplir los 60 días (plazo máximo de internamiento) y ver cuál es su futuro, si regresar a su país o quedarse en España.

La situación de este subsahariano es muy parecida a la de sus compañeros de CIE. “La incertidumbre es la norma, no saben si tienen abogados o no, desconocen cuánto tiempo tienen que estar y lo que van a hacer con ellos. Además cuando los deportan ni siquiera informan a sus familiares”, dicen en Ferrocarril Clandestino.

La falta de asistencia médica también es uno de los principales problemas de estas cárceles encubiertas: “El médico va una vez a la semana y la atención se resuelve con un antiinflamatorio”.

Es necesario recordar que según la Ley de Extranjería internar a un inmigrante en un CIE es una medida excepcional, pero tal y como están las cosas, el ministerio de Interior lo ha impuesto como norma.

"Yo soy racista y te voy a mandar a tu puto país, cabrón"