jueves. 28.03.2024
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Si las actuaciones de la industria farmacéutica estuvieran inspiradas por los principios de la ética su objetivo principal sería la obtención de fármacos y remedios que permitieran curar o aliviar las dolencias de los humanos provocando el menor daño posible. Pero no siempre es así. En los últimos tiempos hubo casos en que se vulneraron ampliamente los límites de la ética y de la legalidad.

El objetivo principal de ciertas empresas es el lucro y este es un próspero negocio que produce enormes beneficios. Utilizan todas las estrategias posibles para aumentar el consumo de fármacos. La "invención" de patologías (alopecia, fobia social, disfunción eréctil, embarazo, menopausia), la medicalización de los malestares propios de la vida, convertir los factores de riesgo en enfermedades o la fijación de límites cada vez más estrictos en los parámetros analíticos: todo vale con tal de convertirnos  en "comedores" de pastillas. En los países avanzados los medicamentos suponen entre el 15 y el 33% del gasto sanitario. Los fármacos son cada vez más caros; la industria lo justifica con la supuesta inversión en investigación para desarrollar nuevos productos, pero la realidad es que dedican el doble a la promoción que a I+D. Además, muchos de los fármacos no son tan nuevos: la mayoría son versiones modificadas de otros ya existentes y más baratos.

Estas empresas poseen una poderosa maquinaria de promoción, llegan a ocultar información sobre efectos secundarios e incluso, en algunos casos, a vulnerar la legalidad, con tal de proteger sus ganancias. La doctora Marcia Angell (que fue directora del New England Journal of Medicine) ha denunciado la nociva influencia que ejercen sobre los médicos prescriptores y cuestiona la objetividad de la investigación médica patrocinada por las compañías. Hay tres casos de los últimos tiempos que son muy demostrativos de la forma de proceder de estas empresas:

-Talidomida: Este fármaco fue comercializado por la compañía alemana Grünenthal entre los años 1958 y 1963 como sedante y calmante de las náuseas del embarazo. Tuvo éxito y lo vendieron en muchos países hasta que se supo que era teratógeno y provocaba graves anomalías congénitas, en algunos casos incompatibles con la vida. La demostracion de la relacion causal no fue fácil: los doctores Widukind Lenz y Claus Knapp tuvieron que hacer una investigacion detectivesca para dar con el origen de las malformacions. Miles de niños nacieron en todo el mundo con severas malformaciones irreversibles que provocan minusvalías de diverso grado: es la que llaman "catástrofe de la talidomida". Una vez comprobada la relación causal lo prohibieron en todo el mundo. En 1971 el laboratorio acordó indemnizar a los afectados alemans. Pero en España el fármaco continuó en las farmacias cuando ya estaba retirado en todo el mundo y hay cerca de 200 afectados que reclaman indemnizacion. El pasado mes se celebró en Madrid un juicio, después de una demanda interpuesta por la Asociacion de Víctimas da Talidomida (AVITE), que ya está listo para sentencia. Los afectados demandan una justa reparación del enorme daño causado, pero la compañía argumenta que el caso ya está prescrito. Grünenthal es hoy una compañía muy potente, con implantación en todo el mundo y especializada en productos analgésicos. El gran escándalo de la Talidomida no lastró su trayectoria.

-Lipobay (Cerivastatina): Hay empresas farmacéuticas que tienen un pasado oscuro. Es el caso de Bayer (fabricante de la Aspirina) que, en la II Guerra Mundial, elaboró el Zyklon B, pesticida a base de cianuro, utilizado por el nazismo para asesinar a miles de personas en las cámaras de gas. Más reciente es el caso del fármaco Lipobay, usado para bajar los niveles de colesterol. Lo presentaron en todo el mundo a finales de los años 90 como el remedio definitivo para la prevención cardiovascular. Tuvieron que retirarlo poco después, en 2001, por la aparición de efectos secundarios graves ya que, en cierto casos, provocaba daño muscular severo e incluso la muerte. La Fiscalía de Colonia investigó a este grupo farmacéutico por sospechar que conocía los efectos secundarios de este preparado sin que los hubiera notificado. Después de provocar cientos de muertes y miles de afectados Bayer retiró el fármaco, tuvo que hacer frente a indemnizaciones millonarias y bajó un 30% su cotización en Bolsa. Ya nadie recuerda aquel escándalo y Bayer sigue siendo una de las empresas más potentes de Europa.

-Vioxx (Rofecoxib): Este medicamento lo presentó la compañía norteamericana Merck, en mayo de 1999, como una gran innovación. Supuestamente carecía de toxicidad gastrointestinal y prometía ser más seguro y efectivo que los antiinflamatorios ya existentes. Pocos meses después del lanzamiento aparecieron datos concluyentes que indicaban un incremento en el riesgo de sufrir infarto de miocardio. Todo apunta a que la empresa conocía los riesgos del fármaco y que manipuló el diseño y los datos de los estudios para minimizar los efectos adversos.En el año 2000 había ya una fundamentada certeza sobre este asunto. Pero la compañía negó las evidencias, no lo retiró e incluso persiguió judicialmente a los investigadores que se atrevieron a advertir sobre los riesgos de este medicamento. Ese fue el caso del farmacólogo catalán Joan Ramón Laporte, que tuvo que afrontar una demanda penal de esta compañía. Seis años después de su comercialización más de cien mil personas, sólo en los EE.UU., habían padecido ataques cardíacos e ictus provocados por su consumo. En septiembre de 2004 Merck se ve en la obligación de retirar el fármaco, sus acciones bajaron un 27% y también tuvo que hacer frente a indemnizaciones millonarias. Años después, y pasado el chaparrón, esta compañía sigue siendo una de las más potentes de EE.UU. y del mundo. Laporte considera que "se trata de la mayor tragedia atribuible a un medicamento". Es un perfecto ejemplo de lo que puede ocorrir cuando el afán de lucro prevalece sobre el derecho de las personas.

Postdata: Estos y otros temas similares se van a abordar en las Jornadas de Debate "Los conflictos de interés en la salud", que se celebrarán en el Palacio de Cultura de Pontevedra los días 22 y 23 de noviembre, promovidas por la Plataforma Nogracias, en las que participarán expertos de todo el Estado.

La avaricia de la industria farmacéutica