jueves. 28.03.2024
marea blanca

Existiendo consenso en que la paralización por parte del Gobierno de la Comunidad de Madrid de la privatización total de los 6 hospitales semiprivados y de los centros de salud, acompañada de la dimisión del Sr Lasquetty como consejero de Sanidad, se debe fundamentalmente a las movilizaciones de la conocida como “Marea Blanca”, y que la situación se encuentra en un momento de retroceso, aunque sea parcial, de las iniciativas privatizadoras, no solo en Madrid sino en la mayoría del país (Castilla la Mancha, Aragón y Extremadura han renunciado a algunas de sus propuestas privatizadoras), conviene hacer algunas reflexiones sobre el porque del éxito.

La primera tiene que ver con el tiempo político. Es obvio que la cercanía de las elecciones ha sido un factor fundamental a la hora del abandono  de la Comunidad de Madrid, porque ni éste , ni ningún otro gobierno, quiere afrontar un proceso electoral con uno de los servicios públicos básicos movilizado, y menos aún con el cuestionamiento de su política sanitaria y la opinión mayoritaria de que está  deteriorando de manera intencionada el sistema sanitario público y por lo tanto interviniendo contra los intereses de la mayoría de la población. No puede olvidarse que, para que este factor entrara en juego, ha intervenido de manera significativa la tenacidad de profesionales y ciudadanos en las movilizaciones, porque la propuesta del gobierno madrileño del PP se produjo en octubre de 2011, y la actual retirada a finales de enero de 2014, es decir tras mas de 15 meses de movilizaciones; en este caso si que se ha cumplido aquello de “resistir es vencer”. Por otro lado también es evidente que los recursos judiciales han jugado un papel de gran importancia y que la veintena de ellos presentados han conseguido favorecer esta “ganancia de tiempo” que ha sido la clave del éxito.

La segunda es el carácter unitario de las movilizaciones. Se han conseguido movilizaciones con amplia participación de profesionales de todas las categorías y ciudadanos, de toda la red sanitaria (centros de salud, hospitales, etc) y con el apoyo de todas las organizaciones, profesionales, sociales, sindicatos y colegios (aunque el colegio de enfermería tuvo una actitud reticente al principio que cambio después de la ocupación del mismo por enfermeros/as en lucha) e incluso científicas. Un apoyo tan unánime no se había dado nunca y por eso la movilización fue tan numerosa y se mantuvo tanto tiempo; bien es cierto que partir del primer momento la movilización profesional quedo mas disminuida y el conflicto en los centros sanitarios se mantuvo sobre todo a base del apoyo ciudadano y de grupos de trabajadores mas concienciados. El carácter unitario no quiere decir unidad, porque otra característica interesante de la movilización es su tipología de dispersión de los centros de iniciativa y decisión, es decir que  hubo muchas y muy variadas iniciativas partiendo desde sitios muy distintos, de manera frecuentemente espontánea e inconexa, y pronto se comprendió por parte de todos que lo importante era mantener la movilización independientemente de quien la propusiera y en la práctica funcionó un pacto implícito de no interferencia y de apoyo a las iniciativas de los demás. En este sentido conviene resaltar el papel de los sindicatos que supieron aceptar la situación, cediendo protagonismo a las demás entidades, y apoyando sus iniciativas, a pesar de que en los primeros momentos el movimiento tuvo un cierto carácter antisindical. El papel de los partidos políticos de la oposición también se desarrollo en la misma línea. Por supuesto no todo fue idílico y se produjeron muchas tensiones entre las entidades, organizaciones y otros organismos presentes, pero al final se impuso el sentido común y estos enfrentamientos se lograron mantener en un perfil bajo y no se trasladaron a las movilizaciones ni a la opinión pública.

Conviene no olvidar que se ha hecho un gran trabajo de concienciación de la ciudadanía desde hace 13 años (desde que la Comunidad de Madrid asumió las transferencias), que aunque hasta ahora pasó desapercibido a la opinión pública, ha sido muy tenaz y amplio y que ya habían existido varias movilizaciones parciales contra las medidas privatizadoras llevadas a cabo anteriormente.

La tercera, en parte consecuencia de la anterior, es la tremenda espontaneidad y diversidad de las movilizaciones. La pluralidad de centros de decisión generó una gran diversidad de formas de movilización que han ido desde las tradicionales huelgas y manifestaciones, los encierros en los centros de trabajo (hospitales y centros de salud, uno de los cuales, el del hospital del Henares llego a 131 días de duración), las recogidas de firmas, la realización de un referéndum ciudadano, recitales de música y poesía, “flashmob”, dramatizaciones, exposiciones fotográficas y una inacabable  variedad de actuaciones, imposibles de especificar en detalle, muchas de ellas impregnadas de un derroche de creatividad y de ámbito diverso, en muchos casos en localidades y/o barrios. Aunque a partir de enero de 2013 la movilización se centralizo en las “mareas” cada tercer domingo de mes, es evidente que la actividad ha ido teniendo diferentes dinámicas según los centros y los territorios, así la movilización ha sido mayor y mas mantenida en los 6 hospitales a privatizar que en el resto y en algunas zonas, como el Henares donde la movilización ciudadana ha tenido una mayor potencia. A pesar de lo que en un primer momento se pudo temer, que la dispersión de las actividades provocara una pérdida de fuerza, y un cansancio más fácil, la realidad es que sirvió como un incentivo para retroalimentar la continuidad de las movilizaciones.

La cuarta es el impacto mediático. Desde el principio de las movilizaciones se consiguió una gran repercusión en los medios de comunicación, por supuesto en unos mas que en otros, pero en todo caso se superó la barrera del silencio con la que habitualmente se rodeaban los conflictos, y también muy pronto se consiguió el apoyo de la opinión pública y de la publicada, lo que fue muy importante para el mantenimiento del conflicto. Como suele ser habitual, sobre todo en la primera parte de las movilizaciones los medios de comunicación se centraron demasiado en el protagonismo de los médicos cuando la realidad es que todos los trabajadores de la Sanidad Pública, de todas las categorías estaban implicados. Según fue avanzando el tiempo cada vez más se fue equilibrando la información en la medida en que la marca “Marea Blanca” fue imponiéndose. Por supuesto conviene recordar el papel de las redes sociales en la difusión y explicación del conflicto y en la convocatoria de las actividades.

El profundo trabajo de documentación y reflexión sobre los resultados de las propuestas privatizadoras ha sido también un esfuerzo muy importante y efectivo. Porque se logró demostrar de manera fehaciente que las propuestas privatizadoras no ofrecían mejoras en cuanto a la atención sanitaria, sino que mas bien tenia visos de empeorarla y sobre todo que pese a la argumentación central de la Consejería de Sanidad (el ahorro económico), que tenia unos importantes sobrecostes, llevaba aparejada unos importantes recortes en los centros públicos de gestión tradicional e hipotecaba al sistema sanitario y a la Comunidad de Madrid durante periodos muy dilatados de tiempo. Posteriormente el descubrimiento de las relaciones económicas de los 2 anteriores consejeros de Sanidad con las empresas favorecidas por las privatizaciones que ellos realizaron y las numerosas irregularidades de los contratos para privatizar totalmente los 6 hospitales PFI (iniciativa de financiación privada) fueron los argumentos definitivos. Obviamente las movilizaciones son las que permitieron la gran cobertura de los medios de todas estas informaciones, que sin ellas hubiesen pasado más desapercibidas.

En el transfondo de la gran repercusión de la Marea Blanca está el papel de la Sanidad y de los médicos en la sociedad. La Sanidad es uno de los servicios públicos básicos que afecta de manera directa a toda la población, lo mas frecuente es “nacer y morir” en un centro sanitario, y durante toda la vida se acude a los centros sanitarios por múltiples motivos (enfermedades agudas o crónicas, actividades de prevención, acompañamiento, etc) y prácticamente todo el mundo tiene una vivencia de la Sanidad de manera permanente (bien como usuario, como acompañante o a través de algún familiar cercano), por eso es un tema transversal de continuo interés y en el que todo el mundo se siente concernido. Por otro lado muchas personas tienen aún la experiencia del antiguo y desastroso sistema sanitario que pervivió hasta los años 70 del siglo pasado, y por eso aprecian el sistema actual, y además las personas mas jóvenes que viajan mucho mas al extranjero han podido comparar las ventajas de nuestro sistema publico sanitario con los problemas de los sistemas más privatizados, y por supuesto hay una amplia bibliografía internacional que compara los sistemas sanitarios donde siempre el sistema sanitario español sale muy bien parado (la última de la agencia Bloomberg en 2013 nos sitúa como el 5º mas eficiente del mundo y el 1º de Europa).

El papel de los médicos en las movilizaciones ha sido una gran sorpresa y las ha favorecido de una manera especial, y ello por varios motivos:

Los profesionales médicos en general son un grupo social poco organizado y generalmente muy difícil de movilizar porque, aunque sea equivocadamente, se ven como una elite social y sanitaria, si bien llevan muchos años sufriendo las mismas condiciones del resto de los trabajadores, es decir empleos mal retribuidos, contratos precarios, inestabilidad laboral, etc, a lo que se suma la incompetencia de los gestores designados por su adscripción política y con escasa cualificación. Esto ha creado una caldo de cultivo de descontento crónico que favorecido el estallido en un momento concreto.

Los médicos siguen siendo vistos ante la sociedad como un grupo de gran prestigio profesional, rodeado de un halo de poderes casi taumatúrgicos. Aunque la relación entre los médicos y sus pacientes ha mejorado mucho en tanto en cuanto se ha producido una evolución hacia una mayor autonomía de estos últimos, la realidad es que sigue existiendo una relación de gran dependencia en muchos casos, y por eso las posiciones de los médicos sobre el sistema sanitario, como ha sido este caso, tienen una gran influencia sobre la ciudadanía.

Por otro lado los médicos pertenecen generalmente a la clase media o media – alta, y que estos grupos sociales se enfrenten de manera tan contundente a un gobierno del PP no es nada habitual y le da a la movilización un plus añadido de legitimidad, recuérdese que muchos decían “yo he votado todas mi vida al PP”, de manera que escenificaban la frustración que las políticas de recortes indiscriminados y de privatizaciones estaba generando entre sus electores.

Finalmente hay que decir que la actitud del gobierno de la Comunidad de Madrid, especialmente de su Consejero de Sanidad, ha favorecido claramente las movilizaciones, porque ha sido prepotente, ha despreciado cualquier tipo de dialogo y ha sido incapaz de explicar de manera coherente las supuestas ventajas de sus planes, porque su única respuesta, la repetición de consignas y la negación de la evidencia han fracasado  estrepitosamente, y ni siquiera han logrado convencer a los suyos.

No hay que ser ilusos, el proceso de privatización va a continuar siendo impulsado por las administraciones sanitarias del PP, porque es su objetivo desde hace mucho tiempo, lo que sucede es que probablemente se pasará a unas actuaciones menos importantes, en cantidad y calidad, y que pasen mas desapercibidas, al menos hasta las próximas elecciones generales. La gran victoria de la Marea Blanca no ha sido solo la paralización de las privatizaciones en los hospitales y centros de salud, sino sobre todo que se ha logrado la hegemonía ideológica contra la privatización, o lo que es lo mismo, la inmensa mayoría de la población y de los profesionales de la comunidad de Madrid están ahora convencidos de que las privatizaciones no están justificadas y son negativas para el buen funcionamiento de la Sanidad Pública.

La gran pregunta es ¿pueden las experiencias de la Marea Blanca generalizarse a otros ámbitos? Por supuesto a la Sanidad de otras CCAA parece claro que sí, pero si nos referimos a otros sectores la respuesta es complicada porque como ya se ha dicho el sistema sanitario tiene unas características muy especiales que hacen que la experiencia no sea fácilmente reproducible en otros espacios. Con estas limitaciones habría que señalar 4 aspectos que parecen haber jugado un papel determinante:

El primero es el lograr movilizaciones unitarias, porque en una situación como la actual es primordial lograr una respuesta masiva que solo es posible si se logra evitar los enfrentamientos internos, lógicamente para ello hay que respetar tanto la correlación de fuerzas como la pluralidad de agentes en cada caso concreto.

El segundo es la sostenibilidad de las movilizaciones y la flexibilidad de las mismas. Es fundamental mantener la tensión y eso no solo se logra con los medios mas tradicionales (huelgas y manifestaciones) sino también echando mano de la imaginación.

El tercero es la importancia de la repercusión mediática y de conseguir la simpatía de estos hacia los motivos de las movilizaciones, que está muy influida por la capacidad para argumentar de manera fundamentada las propias posiciones, de desenmascarar las falacias del contrario, y por la búsqueda de actuaciones de impacto.

Y el cuarto y fundamental es conseguir la adhesión y complicidad de la ciudadanía, lo que por supuesto se ve favorecido si se trata de una causa que afecte a la mayoría. Este aspecto clave no se puede conseguir de la noche a la mañana y precisa de un serio y tenaz trabajo previo que logre concienciar  al sector mas activo de la misma. 

Como conseguir una victoria, aunque sea parcial, no es nada frecuente, conviene disfrutarla, pero no tanto para que nos olvidemos que el problema de fondo, la política del PP de deterioro y privatización de la Sanidad Pública sigue presente y que solo desaparecerá cuando se les desaloje del gobierno central y de las CCAA.

Algunas reflexiones sobre el éxito de la 'marea blanca'