jueves. 28.03.2024

El epicentro de la vida de los habitantes de Nungwi (Zanzíbar, Tanzania) es el mar, pero la mayoría de las niñas no sabe nadar. Se estima que el 98% de la población de esta zona es musulmana. La cultura islámica y la ausencia de trajes de baño ha impedido que las niñas pudiesen zambullirse en el Índico, como los niños. Ni siquiera tener los mínimos conocimientos para sobrevivir en caso de naufragio. Hasta que se puso en marcha The Panje Project.

The Panje Project ("panje" es una palabra swahili que significa "pez grande") es una ONG de Zanzíbar que trabaja con la comunidad local de Nungwi para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Inició su actividad en 2011, cuando comprobaron que la población local no disponía de los conocimientos y habilidades suficientes para emplearse en el creciente sector turístico de esta isla de Tanzania. Nungwi, en la isla de Unguja, ha sido desde siempre un pueblo de pescadores al que ha llegado el turismo, los cafés-internet y las casas de huéspedes. Proporcionar mejor educación general y mejor manejo del inglés a los jóvenes fueron los primeros objetivos.

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(Fotos: Facebook de The Panje Project)

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Durante los últimos años su trabajo se ha centrado en que las mujeres y niñas locales entren en el agua, enseñándoles habilidades de natación, sino también seguridad acuática y técnicas de prevención de ahogamiento. Se les han proporcionado burkinis para que puedan entrar en el agua sin comprometer sus creencias culturales y religiosas. Les enseñan a flotar usando garrafas de plástico, luego a nadar, realizan simulacros de rescates... Las estudiantes de primaria cantan canciones mientras realizan la formación. 

En esta reseña de National Geographic tienes más datos, y espléndidas fotos de Anna Boyiazis. En su foto favorita, un grupo de chicas sujeta garrafas de plástico en el pecho para lograr mayor flotabilidad. Con caras relajadas y ojos cerrados, las jóvenes transmiten sensación de libertad, mientras el agua las mece tranquilamente.

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En este artículo en "The Guardian", Siti Hai Simai, que aprendió a nadar y ahora es instructora de otras niñas explica lo que siente. "Me sentí libre y con fuerza. Deseo que otras chicas se sientan igual", manifiesta esta mujer que aprendió a nadar con veinticuatro años y que considera injusto que los chicos sepan nadar pero las chicas no. 

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En Zanzíbar, el burkini está salvando vidas. Porque la tasa de ahogamiento en el continente africano es la más alta del mundo. Las clases se han ido extendiendo a otras comunidades y a otros segmentos de población.

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Las clases de natación también desafían un sistema patriarcal que desalienta a las mujeres de perseguir otras ocupaciones, otros sueños, que no sean las tareas domésticas. Además de mayor seguridad, les proporciona un conocimiento extra que puede servirles de cara a futuras oportunidades de trabajo en el futuro.

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El programa de voluntariado de The Panje Project a largo plazo ofrece a los voluntarios la oportunidad única de experimentar Zanzíbar de una manera auténtica, aprendiendo más sobre la cultura y su gente, aportando su experiencia y su bagaje cultural a la comunidad.

Burkinis que salvan vidas: El derecho a saber nadar de las niñas musulmanas de Zanzíbar