viernes. 29.03.2024
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La alcaldesa de Madrid y el portavoz socialista Antonio Miguel Carmona.

Pequeña historia para sordos, ciegos y mudos (1)

En el ABC del 2 de julio Ignacio S. Calleja publica el resumen de unas declaraciones de Antonio Miguel Carmona, portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Madrid, referidas a la Operación Chamartín.

El titular de la noticia ya es suficientemente claro y alarmante, al reproducir, entrecomilladas, unas palabras de Carmona en las que afirma que “no puede dejar escapar 5.000 millones de euros”, para insistir más adelante que se encargará de “no perder un euro” para una ciudad que considera “la mejor para invertir”.

Más grave –y aún más falsario si cabe –es el titular de La Razón del día siguiente. “Carmona da el «sí» del Gobierno de Carmena a la operación Chamartín”.

Carmona en ABC no solo se erige en abanderado de la batalla para la conquista de cualquier euro que sobrevuele el cielo madrileño, cueste lo que cueste, sino que a tenor del titular del rotativo hermano aparenta, además, estar actuando como si ya fuese alcalde, cuando en realidad de hecho lo está haciendo más bien como un impúdico lobbysta.

Transformemos la ciudad en un espacio abierto al gran negocio financiero e inmobiliario. Insuflemos hidrógeno político desde las instituciones a un nuevo globo financiero inmobiliario ahora que ya nadie parece temer la recreación de una nueva burbuja. Pongamos la ciudad a su disposición y recibamos con halagos y genuflexiones al portador de cualquier euro traído de no se sabe qué fondos y dejemos que sean estos fantásticos y benéficos inversores los que decidan en qué lugar de Madrid quieren aposentarse, de qué lugar de Madrid quieren apropiarse. En suma, no ceguemos los canalones por donde debe fluir esta milagrosa benéfica rain of money.

Toda una manifestación de cómo entiende el portavoz socialista la política urbanística a desarrollar en esta ciudad.

Para qué hacerse preguntas incómodas y, al parecer, innecesarias.

¿De dónde procede el dinero?

¿Qué contenidos, qué actividades pretenden implantar en Madrid estos generosos inversores?

¿En qué plazos, con qué garantías se comprometen a hacer realidad sus nuevos desarrollos inmobiliarios empantanados en este mismo lugar desde hace casi un cuarto de siglo, incluidos los tiempos de la demanda inagotable y la Gran Burbuja?

¿A quiénes benefician estas fantásticas inversiones, aparte de a los que se hicieron con un suelo que en su origen era principalmente público?

¿Para qué y sobre todo para quién se necesitan en Madrid 17.000 nuevas viviendas, concentradas en un solo lugar que hay que desurbanizar para a continuación urbanizar, cuando el número de viviendas vacías al día de hoy seguramente supera en más de 15 veces esa cantidad?

¿Qué capacidad, en número de nuevas viviendas, tiene el suelo ya hoy urbanizado o semiurbanizado que sigue sin visos de edificarse en Madrid?

Cuestiones básicas para poder valorar la bondad, la oportunidad de cualquier intervención en la ciudad, sobre todo si se trata de operaciones urbanas de tan importante dimensión, intensidad y movilización de recursos públicos como es el caso de la Operación Chamartín.

Las declaraciones de Carmona no son opiniones repentinas al hilo de una rueda de prensa con la presencia de Antonio Béjar (presidente del proyecto Distrito Castellana), convocada al alimón.

Más bien parecen haber anidado en una prolongada y reposada reflexión que habría precedido, enmarcándolas, a “las negociaciones sobre la denominada Operación Chamartín”.

Declaraciones que tienen la voluntad de convertirse en consignas, en criterios guía para la comisión de trabajo que va a constituirse bajo su auspicio y tutela para “ir desatascando” el proyecto.

Una comisión formada por Mercedes González, responsable de Urbanismo y Vivienda del grupo socialista, y los técnicos que estime Béjar para el caso (así la define el periodista).

Todo un proceso diseñado para colmar las aspiraciones de Francisco González, presidente del BBVA, garante financiero de este nuevo distrito.

Con todo respeto, incluso cariño al grupo socialista, debemos confesar que nos resulta extraño, cuando no rechazable, que su portavoz protagonice esta aventura sin haber planteado, como primer paso, la posible constitución de una Comisión con el ejecutivo municipal y su alcaldesa a la cabeza para analizar asunto tan importante para la ciudad de Madrid, cuando sea oportuno y pertinente.

Ese debería ser a nuestro juicio un paso previo, exigible a un grupo que no tiene responsabilidades de gobierno -¿o está en la oposición?-, antes de aliarse con los promotores privados de este dudoso desarrollo nefasto, según nuestra opinión política y profesional.

Y añadimos para terminar una alarma más, provocada por las palabras de A.M. Carmona: las que hacen referencia a repetidas y ocultas reuniones con otros inversores foráneos -como el grupo Wanda-, que pretenden promover intervenciones urbanas (Plaza de España o Campamento) que afectan al presente de Madrid e hipotecan su futuro.

Un saludable apaciguamiento en el ardor de Antonio Miguel Carmona en su empeño por redimir Madrid sería más adecuado a su papel en el Ayuntamiento, y facilitaría futuras actuaciones conjuntas con el grupo que –con su apoyo- ha asumido el gobierno de Madrid, todo ello con el objetivo de sostener una nueva política urbana beneficiosa para el conjunto de los ciudadanos madrileños.

Eduardo Mangada y Jesús Gago | Arquitectos | Socios del Club de Debates Urbanos 


(1) Carmona según La Razón aseguró en su comparecencia en rueda de prensa "No puedo ser sordo a 5.000 millones de euros de inversión, no puedo ser ciego a una operación que puede implicar beneficio para Madrid y no puedo ser mudo para unas inversiones totales de 6.000 millones".

Pongamos que habla de Madrid…