viernes. 29.03.2024

En el anterior artículo -Recalling Reikiavik”- tras dejar constancia de los dispares resultados obtenidos en tres recientes Encuestas electorales en Madrid (Comunidad y Ayuntamiento) y cuestionar la calidad y validez metodológica de dos de ellas, se analizaron los resultados de la que en principio parecía más consistente, promovida al parecer por la Cámara de Comercio y reseñada en las páginas interiores de El País (sección Madrid).

Dicho análisis del que este artículo es continuación se centró exclusivamente en la doble perspectiva de los cambios registrados por un lado en el anterior sistema de turnos bipartidista, y por otro en las nuevas relaciones de poder electoral a lo largo del eje izquierda –derecha.

En el presente se examinan otros aspectos estrechamente vinculados a ambas perspectivas

I. Estrategias de formación de mayorías. Poder real y teoría de juegos

El fracaso real - que no el éxito - de la gestión económica por los actuales detentadores del poder absoluto, con su urdimbre de redes mafiosas de corrupción y extracción parasitaria de rentas, es la corriente de fondo que ha impulsado a la “bi-partitocracia” hacia el crepúsculo, propiciando al tiempo el surgimiento de dos nuevas formaciones políticas  (Podemos primero y C´s a continuación).

Ante esta dinámica disgregadora del poder de la derecha, las fuerzas situadas en el otro extremo del eje no deberían a mi juicio adoptar estrategias que llevadas por la halagüeña perspectiva que ahora dibuja el sondeo que estamos comentando precipiten en alianzas de recomposición de aquella.

Los escenarios abiertos al declinar el bipartidismo y su sistema de turnos (tan funcional , e incluso tan esencial para el Régimen de la Restauración Dinástica) son extraordinariamente más complejos y dibujan un panorama de formidables distorsiones entre el poder electoral (el peso relativo de cada formación ) y su poder “real”, en un contexto de pactos y alianzas más o menos circunstanciales. Aunque caiga por entero fuera de los propósitos de estas notas apresuradas, no se puede dejar de recordar y subrayar la necesidad de recurrir tanto en este aspecto como en el relativo a las migraciones del voto a análisis más sofisticados que el puramente descriptivo de los resultados que los  sondeos expresan.

II. Similitudes y diferencias en Comunidad  y Ayuntamiento

La comparación de resultados entre ambas instituciones si bien desvela de por sí aspectos que no dejan de tener interés, no permite en cambio destacar de modo inmediato las más acusadas diferencias que existen entre esos dos grandes agregados territoriales, el municipio de Madrid por una parte y el resto de municipios de la Comunidad por otra .En efecto, al estar englobados los resultados del primero , con su peso determinante ( prácticamente el 50%) en los registrados en el conjunto de la Comunidad, la lectura de las diferencias internas resulta limitada e incluso distorsionada.

No obstante sí merecen ser destacadas algunas diferencias entre las preferencias de los votantes en lo referente a las elecciones autonómicas de un lado y a las municipales de otro.

Por lo que respecta al PSOE son sensiblemente mejores sus resultados en la  Comunidad (21,5% del voto estimado)  de cuanto lo son en el Ayuntamiento de la capital (19,2%, es decir 2 puntos menos). A la inversa y de modo aún más acusado es lo que le sucede a su antiguo oponente en el viejo sistema de turnos, ya que el PP en la Comunidad se queda ahora en menos del 30% (29,4%) en la estimación de voto, a más de cinco puntos de distancia, y por debajo, de los que consigue en el Ayuntamiento (34,8).

Examinados estos últimos resultados en su dinámica cobran aún mayor sentido ya que esa desventaja en la Comunidad respecto al Ayuntamiento es ahora de signo inverso a cuanto lo fue en las anteriores elecciones de 2011, en las que el PP en la Comunidad (51,7%) superaba en 3 puntos en los votos obtenidos en la capital.

Similar comportamiento registra el PSOE, solo que aquí la diferencia en los resultados del Ayuntamiento con respecto a los de la Comunidad, se ha intensificado, cambiando incluso de signo en el cortísimo plazo. En efecto, comparados los resultados de ahora con los de hace 3 meses (cuando los candidatos aún no estaban nombrados), mientras que en la Comunidad el PSOE consigue mejorar sus resultados en 2 puntos , retrocede más de otro tanto (-2,8%) en el Ayuntamiento , profundizando así la diferencia en 5 puntos .

Finalmente son también muy marcadas las diferencias entre ambos ámbitos institucionales (y territoriales) para una de las nuevas formaciones (Podemos). En efecto, la “marca” no solo  alcanza en la Comunidad resultados más modestos (20%) que los obtenidos por la candidatura (Ahora Madrid) a la que apoya en el Ayuntamiento (23,4%), sino que además su dinámica en el cortísimo plazo (antes y después del nombramiento de candidatos) ha sido aún más espectacular: si en enero de este año Podemos tenía en la Comunidad un apoyo estimado de casi de la cuarta parte ( 25,4%)de los hipotéticos votantes ( es decir  más de 5 puntos sobre los que se le atribuyen ahora), en el Ayuntamiento de Madrid la dinámica ha sido llamativamente la contraria, ya que Ahora Madrid consigue en estos momentos (10 de abril) casi 5 puntos más de lo que se atribuía a PODEMOS en el sondeo de enero de este año.

III. El liderazgo y la marca como condicionantes o vectores de los resultados

La dinámica que se acaba de analizar parece revelar, tanto en el largo como en el corto plazo, el consistente peso del liderazgo en la conformación de resultados, aparentemente mucho más determinante en las variaciones en el corto plazo de cuanto lo sea cualquiera de los demás recursos manejables por las diferentes marcas en la recta final (campaña propiamente dicha). Si ello como parece es así, tal y como cabe deducir de los sondeos en su evolución temporal, los índices de visibilización de candidatos y sobre todo sus diferentes márgenes en la mejora de los mismos adquieren en mi opinión una importancia que puede llegar a ser decisiva.

24-M: Elecciones madrileñas (II)