jueves. 25.04.2024

Zapatero no quiere hablar sobre su trabajo con un genocida imputado por la Justicia

Naciones Unidas le ha ofrecido un duro encargo al presidente del gobierno: dirigir una comisión que trabaja para luchar contra la pobreza. El problema viene cuando el subdirector es el presidente de Ruanda, Paul Kagame. Un genocida imputado por la Audiencia Nacional por asesinar a misioneros españoles. Zapatero ha hecho oídos sordos a las críticas y mañana le recibirá en La Moncloa.
NUEVATRIBUNA.ES / A.M - 15.07.2010

Desde que la ONU anunció el pasado mes de junio la formación de un grupo especial para combatir la pobreza, dentro de una Comisión de los Objetivos del Milenio, y se eligió como director a Zapatero y como segundo al presidente ruandés, Paul Kagame, diversas ONG y partidos políticos han puesto el grito en el cielo.

Hasta ahora Zapatero ha preferido no hablar sobre cómo será su trabajo con un asesino como Kagame, al que el presidente del Gobierno recibirá mañana, después de ignorar las peticiones que le han hecho desde varios foros.

El premio Nóbel de la paz, Adolfo Pérez Esquivel, ha enviado una carta a Rodríguez Zapatero pidiendo que reconsidere su aceptación para ser presentado junto a un “genocida que actúa con total impunidad”.

El senador autonómico por Baleares, Pere Sampol, instó al presidente a que decline la invitación del secretario general de la ONU, para presidir este grupo junto a Kagame “Acusado por la Audiencia Nacional Española y el Tribunal de Grande Instance de Francia, de delitos de genocidio, lesa humanidad, delitos contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado, integración en organización terrorista, actos terroristas, pillaje de recursos naturales…y el asesinato de nueve ciudadanos españoles”.

Partidos como Izquierda Unida también han planteado preguntas similares a la de Sampol en las instancias del gobierno. Organizaciones de defensa de derechos humanos y activistas por los derechos en la región africana de los Grandes Lagos han remitido cartas al presidente y al defensor del pueblo para protestar por esta designación y pedir a Zapatero que rechace trabajar junto a Kagame.

Los últimos en reclamar que no se cite con el ruandés han sido los familiares españolas de algunas de las víctimas directas del presidente ruandés. Son los casos del misionero español Joaquim Vallmajó y de los cooperantes de Médicos del Mundo Flors Sirera, Manuel Madrazo y Luis Valtueña, testigos de los asesinatos del EPR (mayoritariamente tutsi) posteriores al genocidio que esa etnia sufrió por parte de los hutus -800.000 muertos- y que fueron asesinados presuntamente por el líder ruandés. El Tribunal Penal Internacional para Ruanda, con sede en Tanzania es responsable de investigar estos crímenes.

Resulta curioso que el presidente del Gobierno haya dado la callada por respuesta y a pesar del currículo de Kagame se reúna mañana con él. Y es que Zapatero trabajará junto a la persona que el juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, imputa por delitos de genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y atentado terrorista.

No es menos sorprendente que el Secretario de la ONU haya designado al presidente ruandés para copresidir la cumbre y presentarlo como modelo de “buena gobernanza”. Diversos informes, incluso de las Naciones Unidas, señalan al régimen ruandés como el gran desestabilizador de la zona de los Grandes Lagos africanos. Ruanda, que apenas dispone en su subsuelo de recursos mineros, se ha convertido paradójicamente en exportador y plataforma de un comercio internacional del pillaje del Congo, llegando a causar la muerte de hasta cinco millones de congoleños.

Diversos economistas reconocen que Ruanda se encuentra en un momento de estabilidad con un “crecimiento económico casi asiático”. Pero no se habla de las consecuencias de ello. Asesinatos, desapariciones, encarcelamientos o exilio. Los ruandeses viven una pesadilla, pero su presidente goza de inmunidad, por lo tanto puede convertirse a ojos de la ONU en un gran defensor de los pobres dejando un reguero de sangre allá por donde pisa.

Zapatero no quiere hablar sobre su trabajo con un genocida imputado por la Justicia