martes. 16.04.2024
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El 15 de agosto de 1971, acuciado por la Guerra de Vietnam y la política monetaria francesa, el entonces presidente estadounidense Richard Milhaus Nixon quitó la convertibilidad en oro a la moneda de su país y con ello puso fin a los acuerdos de Bretton Woods de 1944 lo cual, a lo largo de 46 años provocó una devaluación real de la misma de unas 36,5 veces, algo que produce nostalgia al actual presidente Donald John Trump mientras los gobiernos de China y Rusia se dedican a acumular toneladas de ese metal precioso.

Durante su campaña electoral Trump hizo saber de su propensión a dar respaldo metálico al papel billete cuando afirmó que “Volver al patrón oro sería algo muy difícil de hacer, pero vaya, sería maravilloso. Tendríamos un estándar sobre el cual basar nuestro dinero”, a lo que en otra ocasión agregó: “Solíamos tener un país muy, muy sólido, porque estaba basado en un patrón oro”.

No casualmente tras su elección, poco antes de asumir la presidencia, Trump mantuvo conversaciones con John Allison, un economista conservador, partidario de la eliminación de la Reserva Federal (FED), el banco central de los Estados Unidos de América controlado por las grandes entidades financieras privadas, y simpatizante del patrón oro, aunque en estos últimos días postulara a Jerome Powell, un partidario de la suba de las tasas de interés, para presidir la FED.

A partir de la llegada de Trump a la presidencia se interrumpió la caída de la cotización del oro, que llevaba ya tres años, para trepar, en lo que va de 2017 un 14,2 por ciento, situándose en alrededor de 1.278,20 dólares estadounidenses la onza troy (31,1034768 gramos), lo que equivale a unos u$s 41.098,14 el kilogramo.

Esa subida, en una importante medida, se vincula con las grandes compras de ese metal precioso por parte de los gobiernos de China y Rusia que si bien por ahora están muy lejos de poseer las reservas de los EUA que llegaban a fines de 2016 a las 8.133,46 toneladas, según el Consejo Mundial del Oro, ya se sitúan en las 1.843 y 1.742 toneladas, respectivamente, y mientras éstas se encuentran en alza aquella va en declinación.

En tanto en el mercado financiero mundial se ha desarrollado una tendencia a liberalizarse del dólar estadounidense a través de monedas virtuales como el bitcoin las autoridades chinas y rusas están apostando a hacerlo fortaleciendo sus reservas auríferas según coinciden diversos analistas internacionales que ven que por esa vía se profundizará una devaluación, en términos reales, de la actual moneda de reserva como ya ayudara a provocarlo medio siglo atrás la política en la materia del entonces presidente francés Charles André Joseph Marie de Gaulle.

China, el mayor productor actual de oro, se ha convertido, además, en un importante importador, con lo cual refuerza su propia moneda, el renmimbi, la que el 30 de septiembre de 2016 fue incorporada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) al cesto unidades monetarias que conforman el cálculo de los Derechos Especiales de Giro (DEG), siendo las restantes el dólar estadounidense, el yen japonés, el euro y la libra esterlina británica cuyo abandono de la convertibilidad en 1947 causó un importante perjuicio para la Argentina.

La acumulación de oro por parte de China y Rusia ha hecho que ya hayan superado a casi todos los tradicionales poseedores de las mayores reservas de momento y que actualmente sólo estén superados por los EUA, Alemania, Francia e Italia, además del propio FMI

Durante los primeros nueve meses de este año Rusia adquirió 4,2 millones de onzas troy (unas 130 toneladas) por más de u$s 5.000 millones, un 15% más que en igual período de 2016, algo que fue impulsado por las sanciones económicas antirrusas implementadas por el ex presidente estadounidense Barack Hussein Obama a raíz de la presunta intervención de ese país euroasiático en la campaña electoral que llevara a Trump a la primera magistratura.

Cabe consignar que el ex congresista republicano texano Ron Paul, firme partidario del patrón oro, ha venido cuestionando las cifras oficiales sobre las reservas en Forth Knox ya que considera que son muy superiores a las reales por lo que ha pedido una auditoría de las mismas, cosa hasta el presente no concretada.

Tanto los EUA como el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte liquidaron buena parte de sus reservas auríferas al desatarse la crisis financiera de 2008, sobre todo en el segundo caso a raíz de la política implementada por el entonces primer ministro laborista Gordon Brown, mientras China avanza en una dirección similar a la emprendida en 1848 por el gobierno estadounidense con el oro de California tras arrebatar a México ese territorio.

La política china en la materia, que en 2016 importó más de 1.300 toneladas contra una producción propia de 453, también está comprendida en la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda (OBOR), cuya finalización está prevista para 2049, que atravesará países con un total de reservas actuales por 23.600 toneladas, el 42% del total mundial, mientras producen unas 1.150 toneladas anuales, el 35%; una nueva ruta que va mucho más allá de la histórica que llevó la seda china al mundo y fuera creada en el Siglo I Antes de Nuestra Era (ANE).

Además de su producción y sus importaciones China, por medio de su empresa minera Zijin ya lleva invertidos u$s 2.000 millones para la extracción aurífera en Tajikistán, Kirguistán, República Democrática del Congo, Australia, Papúa Nueva Guinea y Perú y participa en operaciones conjuntas en Rusia y Suráfrica, como parte de una estrategia según la cual en menos de una década será la poseedora de la mayor reserva mundial y terminará de fortalecer su condición de primera economía planetaria.

Fernando Del Corro es periodista, historiador, docente en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

Articulo publicado en Alainet

Para Trump “sería maravilloso” volver al patrón oro mientras China y Rusia acumulan...