jueves. 18.04.2024
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Ver a Obama, Presidente de Estados Unidos, leer un día sí y otro también que un policía ha matado a un ciudadano negro, casi siempre por error o por culpa de la víctima, da una pena infinita. Quisiera equivocarme, pero si se tienen en cuenta las estructuras sociales y la experiencia histórica de EE.UU., la llegada de ese hombre a la presidencia se debió a unas circunstancias y un contexto excepcionales.

Justo cuando Obama da un paso en el sentido de las aspiraciones de los pueblos latinoamericanos, o por lo menos de gran parte de ellos, reaparece Felipe González, esta vez acompañado de nuestro inefable Aznar, además de otros dignatarios o ex-dignatarios.

Lo que realmente ha sido un prodigio es el acercamiento entre Cuba y EE.UU. Nunca pensé que podría ver tal cosa, pero al final lo inesperado ocurre con cierta frecuencia a pesar de los pesares y de los agoreros. 

Justo cuando Obama da un paso en el sentido de las aspiraciones de los pueblos latinoamericanos, o por lo menos de gran parte de ellos, reaparece Felipe González, esta vez acompañado de nuestro inefable Aznar, además de otros dignatarios o ex-dignatarios. Todos juntos y revueltos pidiendo, o mejor dicho, exigiendo democracia en Venezuela.  No entiendo tanta fijación, porque si realmente se trata de la democracia que nuestros personajes defienden, la de votar cada cierto tiempo, el partido en el poder en Venezuela ha ganado todas las elecciones habidas en el último año y medio, cuatro en total, y ello sin que ningún estamento internacional (y ha habido muchos) encontrara el más mínimo fallo en los procesos electorales. Porqué no se fijan en los entornos más inmediatos o en sus alrededores.

Volveremos en otra ocasión sobre Venezuela no vaya a ser que las políticas que intentan beneficiar a los sectores más desfavorecidos, rescatando para ello los bienes del país (Venezuela posee las reservas de petróleo más importantes del mundo, hoy mayoritariamente en manos públicas), sea lo que realmente molesta a los prohombres de las ideologías neoliberales.

¿Alguna vez han pensado en suscitar una reflexión seria sobre lo que parece la inevitable quiebra del bipartidismo y  la erosión del estado de derecho en España?  Lo mismo se cree que aquí no es necesario, que con mantener el estatus quo es suficiente para  salvaguardar el poder. Aunque para ello se recurra a la fórmula “alianza a la alemana” tantas veces desmentida por el PP y el PSOE, pero tan  a menudo practicada. Andalucía puede ser el próximo ensayo de esa fórmula, el anterior, pero no el único ni el primero, lo protagonizaron Aznar y González a costa de Venezuela.

Esta semana estuve siguiendo un programa de debate en la Sexta dirigido por Antonio García Ferreras, dos de los temas  estrellas fueron la muerte de los espeleólogos españoles en Marruecos y la imputación del juez Ruth a once altos cargos de la administración marroquí.  Valoro  el interés mediático de ambos temas, pero volver a cargar las tintas después de  toda una semana hablando de lo mismo, en los mismos términos, sin hechos ni fuentes nuevas, ni ofrecer otras alternativas, otros puntos de vista, convierte el asunto en un monólogo donde la carga de la culpa es machaconamente unidireccional.

Con Marruecos esto pasa a menudo, es decir casi siempre.  Es preciso corregir esta estrecha manera de abordar los problemas entre España y Marruecos, vecinos de siempre y, a menos de un cataclismo, para siempre. No hace falta  ir hasta Marruecos para encontrar interlocutores válidos. Existe en España un colectivo marroquí heterogéneo, mayor de edad, interesado y conocedor de lo que ocurre en su país de origen, que puede opinar sobre casi cualquier tema, que puede aportar y orientar útilmente, contribuyendo con ello a paliar la  invisibilidad social, mediática y política a la que sistemáticamente estamos sometidos.

Lamento profundamente lo sucedido al equipo de espeleólogos, pero desde mi ignorancia e intentando aplicar el sentido común, creo que ir sin avisar a una de las zonas más escabrosas y peligrosas del país, en condiciones climatológicas extremas sin guías expertos y sin un GPS de localización, me parece de una cierta irresponsabilidad.

El accidente ocurrió el 29 y no tenían previsto juntarse los dos grupos participantes hasta el martes 31. Y como no llegaron a la cita, los compañeros decidieron dar un día más de margen para lanzar el SOS. O sea han estado accidentados, incomunicados y  en la intemperie tres días,  uno de ellos por decisión de los compañeros. Eso puede comportar o no un cierto grado de responsabilidad o de negligencia, el hecho es que los tertulianos apenas hicieron mención de ello.  

En cuanto al juez Ruth, no tengo nada que objetar sobre la imputación de altos cargos marroquíes, pero la manera, las formas de hacerlo se asemejan a las de aquel que entra en un vagón de metro, lanza una bomba fétida para hacer la gracia y sale corriendo.

 Afortunadamente las relaciones hispano marroquíes están cada vez más a prueba de malos olores. Las autoridades de Marruecos van  aprendiendo las reglas del juego y  actúan en consecuencia. La respuesta del ministro de exteriores fue inteligente y diplomática. 

Volviendo a lo de la invisibilidad sistemática, en eso consiste el inicio del apartheid social, económico y político de los inmigrantes y de los descendientes de los inmigrantes del que nos habló el primer ministro francés, Manuel Valls, después de la matanza terrorista de Charlie Hebdo. Esa forma de apartheid todos o casi todos lo han practicado y, desgraciadamente, lo siguen practicando.

En época electoral, da coraje ver las listas electorales de los ayuntamientos y de las CC.AA. incluso de los partidos que se dicen progresistas o de izquierdas y en las que no figura ningún inmigrante, ni siquiera en los puesto llamados de relleno. Da coraje ver como en las tertulias y en los debates donde se tratan asuntos que nos conciernen todos hablan de nosotros, sobre nosotros pero sin nosotros. Están enzarzados en “si-lle-ta-zos”, hay que entenderlo tal como lo denuncia Forges en su  viñeta del 14 de abril.

Pinceladas no abstractas