jueves. 28.03.2024
gaza

Palestina es un pueblo sitiado. Cuando en 1948 se creó el Estado de Israel, a los palestinos se les arrebató gran parte de sus tierras y aún así, el gobierno sionista de Israel sigue dictando las normas y condenando al pueblo palestino a una cruel agonía. Los continuos ataques y matanzas de palestinos, la negación al retorno de los refugiados de la diáspora palestina y el impedimento a la reagrupación familiar, es una violación constante de los más elementales Derecho Humanos. Y si a esa violación sistemática se suma la disminución de la ayuda económica internacional, podemos hablar de un genocidio consentido. Las palabras pueden tergiversarse, pero los hechos hablan; son ellos los que nos dicen que el único objetivo de los sucesivos gobiernos de Israel es que la población  palestina desaparezca de las tierras que han habitado desde tiempo inmemorial.

En Cisjordania, las zonas de paso están controladas por el ejército hebreo, el vergonzoso muro que Israel ha construido, a pesar de la condena del Tribunal Internacional, sigue estando ahí. La muralla separa zonas de viviendas de escuelas, de hospitales, de centros de trabajo, de familiares; ¿cabe mayor crueldad para un pueblo agotado y desabastecido? Con la diabólica técnica del antiguo régimen racista de Sudáfrica a la población palestina se la aísla y disgrega. Tampoco importa que la línea divisoria que impone el muro no respete las fronteras que se establecieron en la ONU, al terminar la guerra de 1967, que se apropie del 20% de los territorios de Cisjordania; al gobierno de Israel le está permitido todo.

Los ataques que sufrió la franja de Gaza a finales del año 2008, en la Operación Hierro Fundido, dejó un reguero de muertos y de sufrimiento en la población civil, en la que la infancia llevó la peor parte. Un informe del Centro Palestino para los Derechos Humanos (C.P.D.H.), publicado en mayo de 2009, puso de manifiesto la trágica situación que vive dicha zona. Los ataques que el ejército de Israel dejaron 1414 civiles muertos y la destrucción de multitud de infraestructuras y de viviendas. EL ataque duró 23 días y está considerado como el mayor que ha sufrido Palestina desde la ocupación; se destruyeron, total o parcialmente, 20.000 viviendas y 57 edificios del Organismo de Obras Publicas del Socorro Internacional de Naciones Unidas. También se destruyeron 356 escuelas; 5 de ellas servían de refugio temporal para familias afectadas por la destrucción de sus viviendas; una de las escuelas fue atacada por un obús de artillería con fósforo blanco. En el momento del ataque, aproximadamente 1600 palestinos se encontraban refugiados en las diferentes escuelas y en organismos de Socorro de Naciones Unidas. El C.P.D.H. estimó que el 83% de las víctimas eran civiles. El terrible ataque sobre la franja de Gaza dejó enfermedades crónicas que no han podido recibir la necesaria atención médica por el asedio continuo que sufre la zona.  

El informe no se limita a dar las cifras de la masacre, sino que recoge los nombres y la edad de la infancia asesinada y la situación en la que quedaron algunas familiar. Además de los 313 niños y niñas asesinados, 1606 resultaron afectados por mutilaciones, por afecciones crónicas o graves lesiones que les impedirá llevar una vida normalizada. La situación de precariedad que vive la zona ha impedido a muchos heridos recibir la atención necesaria para recuperarse, por lo que muchas víctimas han quedado inválidas o con secuelas de por vida.

El ataque contra civiles está prohibido por El derecho Intencional Humanitario, además de ser un crimen de guerra, según la Corte Penal Internacional. Por si ello no fuese suficiente, están las leyes de protección del niño redactadas en la IV Conferencia de Ginebra, y en los Convenios de Derechos Humanos.

Los ataques indiscriminados son considerados crímenes de guerra por el estatuto de la Corte Penal Intencional y son los siguientes:

1) Los que no están dirigidos contra un objetivo militar.

2) Los que utilizan métodos de combate que no pueden dirigirse contra un objetivo militar concreto.

3) Los métodos o medios de combate que no pueden limitarse, como exige el Comité Internacional de la Cruz roja, Derecho Internacional Humanitario año 2005 en su regla 12.

Todas esas normas han sido vulneradas por los sucesivos gobiernos de Israel, el cual goza de una impunidad infinita. La retirada de los colonos israelitas de la franja de Gaza que el gobierno hebreo realizó hace años, de forma unilateral, no pretendía dejar tranquilos a los palestinos, sino aislar la zona para convertirla en una cárcel a cielo abierto y consumar el genocidio con ataques permanentes e indiscriminados, negación de auxilio propio e impedir que otros lo hagan, además de ejercer un fuerte influjo sobre países limítrofe. Palestina está sitiado por tierra mar y aire,  Y una vez más, el paisaje se tiñe de sangre.

La muerte de tres jóvenes israelíes ha sido el argumento del Gobierno de Israel para continuar bombardeando la franja de Gaza, como si el continuo acoso a la población palestina fuera algo novedoso. Desde el 1 de julio, los  civiles palestinos suman más de 90 y los heridos superan los 600, a pesar de estar condenado por las leyes internacionales. Israel impone las reglas porque  goza de impunidad infinita. Las resoluciones de la ONU que dictaminan la retirada del territorio palestino ocupado, sobre todo la resolución 242, son incumplidas por los sucesivos gobiernos de Israel.

Palestina: la masacre continúa en Gaza