sábado. 20.04.2024
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Istantanea tomada en territorio del Daesh

El uso de los menores responde a una lógica ideológica, justificando la crianza, uso y adoctrinamiento de los mismos en su propaganda

Uno de los crímenes más execrables cometidos por el engendro califal de Estado Islámico es el uso que ha estado haciendo de los menores para la consecución de sus objetivos. El problema, no solo incluye a aquellos menores sirios e iraquíes que viven o han vivido recientemente en territorio califal si no que debe sumársele el de aquellos menores miembros de las familias que desde Europa, han viajado a territorio de Estado Islámico. Por suerte, el Estado Islámico ya ha perdido la mayoría de su territorio, y con ello, su pernicioso influjo en miles y miles de menores. Los llamados cachorros de Estado Islámico son una parte esencial del imaginario del grupo. Su adoctrinamiento, desde una edad muy temprana y en todos los ámbitos de la vida del menor ha incluido en algunos casos la participación y la exposición a actos de extrema violencia. Siendo así, es necesario conocer el grado de adoctrinamiento, exposición a la violencia y condiciones de los menores, pues a la caída del califato ha de seguir el establecimiento de diversos planes para poder revertir el proceso de adoctrinamiento de los menores residentes en Siria e Irak y de aquellos que habrán de volver a sus países de origen. No debe de olvidarse, que el adoctrinamiento de los menores supone una amenaza para la seguridad, que al margen de sensacionalismos, debe de evaluarse tanto por los propios menores como por la sociedad en la que habrán de llegar a su edad adulta. El año pasado la Coordinadora Nacional de Seguridad y Contraterrorismo y el Servicio General de Inteligencia y Seguridad Holandés publico un documento de interés sobre el proceso de adoctrinamiento de los menores en territorio de Estado Islámico.

Desde la caída del engendro califal muchos de los que realizaron su “hegira” particular, ya han vuelto. Al margen de cualquier consideración relativa a la seguridad, desde la perspectiva de los derechos del menor, estos deben ser considerados como víctimas en la mayoría de los casos tanto de sus propios padres como por supuesto de Estado Islámico.

El uso de los menores responde a una lógica ideológica, justificando la crianza, uso y adoctrinamiento de los mismos en su propaganda. Es natural, pues su aspiración califal contemplaba el establecimiento de un estado islámico basado en la sharía que no se agota con la generación constituyente. Para ello, contaba con un ministerio de educación, el Diwan al-Ta'aleem.

Desde un primer momento, Estado Islámico siempre quiso mostrarse como la única alternativa posible para aquellos que desean vivir como auténticos musulmanes. Que decir que no es ni el primero ni será el último grupo que toma como reclamo el ser la única alternativa para una vivencia autentica del Islam. El extremismo revestido de pureza tiende siempre a la exclusividad.

El uso que de los niños hace Estado Islámico y grupo afines supera cualquier enfoque tradicional dispuesto a influir sobre propios y extraños

Los menores y las familias han sido un componente crucial de este sistema totalitario pues, siempre desde la perspectiva de Estado Islámico, la existencia continuada, y el futuro del califato está en gran medida en manos de la próxima generación. Esta generación estaría deliberadamente preparada, ideológica y físicamente, para convertirse en los luchadores del mañana. Una suerte de “versión mejorada” de actual yihadista. Estado Islámico animaba a tener tantos niños como sea posible. El enemigo puede superarse en número de esta manera. En enero de 2017, la revista de propaganda “Rumiyah” informó que los países occidentales tienen restricciones legales con respecto a casarse a una edad temprana. Según la revista casarse con jóvenes es honorable. Ya el profeta Mahoma se caso Aisha cuando ella tenía seis años y el matrimonio se consumó cuando ella tenía nueve años. El mismo artículo describe además la anticoncepción como una "enfermedad" introducida en la comunidad musulmana por el enemigo.

Nada nuevo se puede aportar en cuanto a la importancia que el engendro da a la propaganda que disemina por Internet. El uso que de los niños hace Estado Islámico y grupo afines supera cualquier enfoque tradicional dispuesto a influir sobre propios y extraños. Los niños son representados o bien como victimas de los ataques de la coalición o bien como la futura hornada de combatientes, libres, felices y contentos cachorros de la yihad futura. La propaganda revela mucho sobre el papel que el yihadismo asigna a los niños y cómo el grupo ha hecho uso de ellos a fin de captar adeptos. Las imágenes de niños asesinados son usadas sin ningún tipo de censura a fin de despertar la indignación entre sus partidarios y legitimar así sus constantes llamadas a la comisión de atentados terroristas o justificar su abominable existencia. Las imágenes de niños deseosos de entrar en combate pretenden generar estupor al haber trascendido las barreras clásicas en el uso de los menores en la propaganda, donde ha podido verse a menores degollando sin piedad a prisioneros del grupo No queda duda del peligro que supone para un menor vivir bajo en territorio del califato. No obstante, dependiendo del grado de adoctrinamiento al que hayan sido sometidos, estos mismos menores pueden suponer una amenaza al regresar a su país de origen.. Además de la influencia del Estado Islámico o de cualquier otro grupo yihadista habrá de sumársele la de sus progenitores que son los que han decidido realizar tan particular migración a excepción de aquellos menores que han decidido viajar al territorio califal por su propia voluntad.

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Imágen de la cámara de un aeropuerto de Londres grabando a una mujer y sus hijos camino a Siria

Estos menores han sufrido un programa de des-sensibilización. Como resultado, estos menores pueden estar más dispuestos a participar de actos terroristas o actos violentos de carácter no terrorista, Obviamente, esta cuestión no debe de desdibujar el hecho de que los menores bajo el adoctrinamiento del EI, han de ser consideradas como victimas, pero es necesario abrir el debate en torno a su futuro una vez hayan llegado a la vida adulta.

La vida en una zona de conflicto como era el territorio controlado por el Estado Islámico supone la exposición continua a la violencia y la muerte, lo cual conlleva al desarrollo de todo tipo de traumas. La investigación de Save the Children sobre el impacto de la guerra Siria en los niños muestra que los menores de la zona de conflicto muestran graves formas de estrés y trauma. Esto puede manifestarse de varias maneras, como es la pérdida repentina del habla, agresividad, temores intensos y signos de trastorno de estrés postraumático. La experiencia de vivir en una zona de conflicto puede afectar el desarrollo del niño tanto mental como físicamente durante mucho tiempo. La actitud adoptada por los padres al regresar influye significativamente en cómo el menor se reintegra a la sociedad. Además, los niños pueden haber sido radicalizados independientemente de que sus padres puedan haberse desilusionado precisamente porque la imagen idealizada del califato no correspondía a la realidad.

El acceso a Internet en Europa hace que sea fácil para los menores entrar en contacto con la propaganda del grupo en una edad cada vez más joven

Los menores que han pasado tiempo en el califato no son los únicos que pueden ser influenciados por Estado Islámico. El acceso a Internet en Europa hace que sea fácil para los menores entrar en contacto con la propaganda del grupo en una edad cada vez más joven. En consecuencia es motivo alarma la propaganda yihadista esté proporcionando instrucciones cada vez más específicas sobre el modo de cometer un ataque terrorista. Por ejemplo, un niño alemán-iraquí de 12 años trató de detonar una bomba de clavos en un mercado navideño en Alemania a finales de diciembre de 2016. Posteriormente este reveló que había estado en contacto con los reclutadores de ISIS a través de Telegram.

A principios de diciembre de 2016, dos adolescentes de 15 y 17 años que habían estado planeando un ataque fueron detenidos en Mannheim. Ninguno de había estado nunca en territorio EI. También se conocen casos de niñas menores de edad que estaban en contacto con miembros del EI. Una niña alemana de 16 años atacó a un agente de policía en Hannover en febrero de 2016. Supuestamente, sus actos fueron motivados por la combinación de su frustración por un viaje fallido a Siria y el contacto vía Internet con combatientes del EI

En Francia, cuatro niñas de 14 a 18 años fueron detenidas a finales de febrero de 2017 por haber estado en contacto con miembros de una red terrorista. Presumiblemente, utilizaron la aplicación Telegram para comunicarse con el francés Rachid Kassim, un conocido combatiente que muy probablemente actuó como un "entrenador" para combatientes del EI o simpatizantes en el extranjero hasta su posible fallecimiento en febrero de 2017. Anteriormente, fue detenida en Francia en agosto de 2016 por haber publicado su intención de llevar a cabo un acto terrorista en nombre de EI.

La manera en que el Estado Islámico intenta radicalizar, adoctrinar y utilizar activamente a los menores para la agenda del grupo es preocupante y exige vigilar y actuar en el caso de que estos niños regresen o se reestablezcan en Europa. Debe tenerse en cuenta que los menores son principalmente víctimas del EI, sin ignorar los riesgos potenciales para la sociedad. A su regreso los menores deben de ser evaluados individualmente para determinar el cuidado apropiado, las medidas de seguridad y las intervenciones necesarias. Al igual que con los adultos, el tratamiento ha de ser individualizado. Antes o después, estos menores llegaran a la edad adulta.

Los menores retornados del Daesh