jueves. 28.03.2024
MSF

Un sujeto con un casco que lo identifica como militar está al teléfono esperando que, al otro lado de la línea, alguien conteste. Cuando obtiene respuesta, dispara lo siguiente: “¿está el enemigo?, que se ponga”

En una simple frase está condensada toda la estupidez de las guerras, el sinsentido de matarse que en los seres humanos parece ser una adicción.

Un genio como Gila intentaba enseñarnos con humor la poca racionalidad que tiene ese animal al que llaman “racional”. El humorista español, que vivió y padeció la guerra y que fue encarcelado por ser del otro bando, sabía cómo decir las cosas.

Una muestra más de esa sandez in-humana es el ataque perpetrado en Afganistán contra un hospital de la ONG Médicos Sin Fronteras. Pero si el ataque es injustificable, por lo que supone el atentar contra quienes luchan por salvar vidas mientras ejercen su labor, más vergonzosa es la respuesta dada por el ejército de los EE.UU. Que el crimen fue perpetrado por orden del propio gobierno afgano. ¿Y?

No sabía yo que los militares estadounidenses eran tan obedientes a las peticiones de extranjeros. Hoy he revisitado una maravillosa adaptación que hizo Estudio 1 de la obra de Reginald Rose, Doce hombres sin piedad. El papel del jurado número ocho, José María Rodero, me ha recordado que no tenemos porqué seguir los dictados de nadie, aunque sean mayoría. Solo ante el peligro de intentar convencer a otros once ciudadanos de que el joven acusado del asesinato de su padre merecía más de cinco minutos de debate antes de enviarle a la cámara de gas.

En el ataque a Médicos Sin Fronteras, la disculpa dada para intentar salvar la cara ante tamaño atentado contra la humanidad, sí, como suena, contra la humanidad, enrojece más si cabe que los propios hechos. ¿Se creen que con eso lo arreglan? Creo que la Cruz Roja se creó para intentar recuperar del campo de batalla a aquellos que habían caído en combate. Su símbolo, una cruz roja, les “protegía” de los ataques porque no estaban para matar sino para salvar.

El personal de la ONG en Afganistán también estaba intentando salvar vidas. Ni ellos ni sus pacientes han tenido opción alguna. Su condición de médicos y personal sanitario y de enfermos bajo sus cuidados no les ha servido de escudo. Parece que más bien al contrario. El resultado es que les han asesinado. Ahora vendrán más y mas excusas que intentarán demostrar que en ese hospital había terroristas o que ocultaban armas de destrucción masiva.

No necesitamos más destrucción, ellos ya la ponen toda.

Estoy por agarrar el teléfono y pedir que me pongan con Obama, que no sé si será realmente el enemigo pero se lo va ganando a pulso. Cuando me conteste, que lo hará, porque si te llama el enemigo uno, educadamente, responde, le voy a pedir varios favores.

A ver si puede hacer algo contra esos “sagrados” israelíes que después de lo sufrido con el bajito del bigote parece que tienen carta blanca para lo que sea. Sobre todo le pediré que paren el exterminio de la población palestina. Sí, el exterminio, que parecía una palabra reservada en exclusiva a la persecución contra los judíos.

También le solicitaré que utilice sus influencias, que creo que las tiene, para devolverles sus tierras a las y los saharauis. No voy a decir que les devuelvan su dignidad porque esa nunca la han perdido, pero sí su territorio y sus derechos.

Otra cosa que le diré es que gire su mirada hacia África, continente que existe para mucho más que para que los estudios de su Hollywood rueden las películas o para que sus amigos monarcas se vayan de cacería. Es la tierra que vio nacer al ser humano, creo que se merecen mucho más que la compasión cuando algunos de sus habitantes pierden la vida intentando alcanzar aquello que les vendemos pero no les dejamos tocar.

Tendría muchas más solicitudes para el jefe de los indios de Norteamérica, entre otras podría decirle que mire un poco dentro de su país y le ponga freno a ese afán por disparar en instituciones educativas. Pero, por esta vez, me daría con un canto en los dientes si atendiera las tres cuestiones que le planteo y esta última: que haga algo frente a este hecho vergonzoso y vergonzante. Que dé la cara y que haga pagar a los responsables, sean quienes sean: gobiernos forasteros o militares nacionales. No vamos a recuperar las vidas perdidas, pero al menos que nos muestren que la impunidad no campa a sus anchas en un planeta tan absurdo.

¿Está el enemigo?, que se ponga. ¿Pueden parar la guerra un momento?

¿Está el enemigo?, que se ponga