jueves. 28.03.2024

“Golpes de Estado, nunca más”“Golpes de Estado, nunca más”, fue lo primero que dijo Zelaya frente a la multitud de estudiantes, campesinos, obreros, movimientos de mujeres e indígenas que se movilizaron desde todo el país, aglutinados en el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP). No obstante, según CNN-México, varias estaciones de noticias del país se negaron a cubrir su llegada.

La necesidad de reintegrar al país a la comunidad internacional propició que el presidente de Honduras aceptara firmar un Acuerdo en Cartagena de Indias, propiciado por Colombia y Venezuela, por el cual el presidente Lobo se comprometió a garantizar el regreso de Zelaya, que no sea perseguido judicialmente y que pueda actuar políticamente a través del FNRP. El Acuerdo prevé también que la OEA readmita a Honduras, suspendida a raíz del golpe contra Zelaya.

“Reconozco que sin la firma del presidente Lobo esto no hubiera sido posible. Lobo ha tenido un gesto y eso hay que reconocerlo”El ex mandatario llegó acompañado por el canciller venezolano, Nicolás Maduro, el ex presidente panameño Martín Torrijos, la ex senadora colombiana Piedad Córdoba, el asesor de Brasil, Marco Aurelio García y representante de los presidentes de Bolivia, Ecuador y República Dominicana.

En sus primeras intervenciones señaló que su retorno “no se hubiera podido suscribir sin el apoyo internacional”, destacando la labor del presidente venezolano; Hugo Chávez, y su canciller, Nicolás Maduro; así como la del presidente colombiano, Juan Manuel Santos y la ministra de Exteriores de ese país, María Ángela Holguín. Extendió el agradecimiento a los presidentes de Brasil, Argentina, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Cuba y la República Dominicana. Y recalcó el papel del presidente hondureño: “Reconozco que sin la firma del presidente Lobo esto no hubiera sido posible. Lobo ha tenido un gesto y eso hay que reconocerlo”.

Honduras es la tercera nación más pobre de América, después de Haití y Nicaragua. De los 8 millones de habitantes, el 7 por ciento vive en condiciones de pobreza, en el marco de una fuerte inequidad en la distribución de la riqueza.

Durante su gobierno, Zelaya radicalizó su discurso y vinculó a Honduras a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), una plataforma de integración regional impulsada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, e integrada además por Ecuador, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda. Si estas y otras iniciativas pusieron nervioso al establishment, el detonante del golpe de estado fue la convocatoria a una consulta nacional que avalara la celebración de un referéndum para cambiar la Constitución. La oposición consideró que lo que buscaba Zelaya era permitir su reelección (prohibida constitucionalmente) y la consulta fue declara inconstitucional por el Congreso y la Corte Suprema, propiciando el golpe con el apoyo del Ejército, que lo detuvo y expulsó a Costa Rica.

Zelaya intentó dos veces regresar y finalmente consiguió entrar clandestinamente a Honduras, refugiándose el 21 de septiembre de 2009 en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde permaneció hasta el 27 de enero de 2010, día en que culminaba su mandato constitucional y asumía Porfirio Lobo.

Aunque se habían pronunciado en contra del golpe militar el presidente de la ONU, Ban Ki-moon, el ALBA, el MERCOSUR, la OEA, la Unión Europea, los Estados Unidos y todas las naciones latinoamericanas, el nuevo presidente electo fue reconocido por Estados Unidos, la Unión Europea y países centroamericanos, mientras la mayoría de los países de América Latina, con especial protagonismo de Brasil, lo rechazaron por su origen en elecciones tuteladas militarmente y promovieron la suspensión de Honduras en organismos multilaterales como la OEA, el ALBA, Petrocaribe.

Con el regreso de Zelaya al país, la OEA se reunirá en breve para tratar la reincorporación de Honduras para la que existe consenso regional, con la excepción de Ecuador, cuyo gobierno sostiene que no se ha castigado a los responsables del golpe de estado y que persisten violaciones de los derechos humanos.

Zelaya afirmó que no piensa ser candidato a presidente en las elecciones del 2013 pero que trabajará para lograr la reforma constitucional, propiciando la creación de un frente amplio, similar al uruguayo.

El regreso de Zelaya a Honduras