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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 10.12.2009

Amnistía Internacional (AI) ha calificado hoy de "intolerable" que China no acepte a uno de sus ciudadanos, un activista pro derechos humanos que lleva más de un mes refugiado en una terminal del aeropuerto de Narita-Tokio.

El caso del ciudadano chino Feng Zhenghu tiene similitudes con el de la activista saharahui Aminatu Haidar. El secretario general de AI Japón, Makoto Teranaka, ha exigido que el Gobierno chino permita la entrada a Feng Zhenghu, de 55 años, ya que tiene todos sus documentos en regla pero se le ha negado ocho veces la entrada a China.

Zhenghu lleva desde el 4 de noviembre viviendo en los pasillos del principal aeropuerto de Japón, el de Narita-Tokio, gracias a las aportaciones de los viajeros y la ayuda de los empleados de las instalaciones.

"A pesar de que tiene pasaporte chino, las autoridades de su país no le permiten la entrada y no dan ninguna razón para su rechazo", dijo Teranaka.

Feng, de 55 años, lleva un diario pormenorizado de su rutina entre las puertas de llegada y los mostradores de control de pasaportes de la terminal 1 del aeropuerto de Narita, donde ha acampado para denunciar su situación.

A principios de noviembre, este activista y economista, sentenciado a tres años de prisión por sus críticas al Gobierno chino, llegó a Shanghai procedente de Japón, pero la policía lo forzó a abordar un avión de vuelta a Tokio, según relata en internet.

Feng denunció que el Gobierno chino amenazó a la aerolínea nipona ANA para que lo aceptasen en el vuelo de vuelta a Tokio y no le permitan volver, así como la connivencia de las autoridades de Japón.

Según Teranaka, "el Gobierno japonés no tiene mucha capacidad de maniobra en el caso, ya que Feng tiene el visado en regla y se le anima a entrar en Japón, pero no puede obligar su entrada a China".

No obstante, el responsable de AI reconoció que el disidente chino está intentando presionar a ambos Gobiernos para conseguir desbloquear su situación.

Feng tiene visado vigente hasta junio de 2010, pero la policía ha decidido no desalojarlo de su nuevo hogar, donde se ha ganado la simpatía de los empleados del aeropuerto internacional.

El responsable denunció "la represión de China sobre sus propios ciudadanos, que no pueden regresar a su país por asuntos políticos y se ven obligados a exiliarse en el extranjero".

En su página de twitter Feng relata sus cuitas para poder asearse en los baños de la terminal, sus intentos de protesta a través de mensajes en camisetas y en su maleta y la aportación de compatriotas en tránsito que le han provisto de comida.

Hasta el momento, Feng no ha encontrado solución alternativa a su limbo aduanero y se mantiene en contacto por el mundo a través de internet.

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